Italia va a lo suyo y la equiparación de cargos entre hombres y mujeres en un país a menudo acusado de machista sigue siendo una utopía. El propio primer ministro dio la razón ayer a quienes criticaban la escasa presencia de mujeres en su Ejecutivo: sólo seis de 25 ministros y de ellas, sólo una con cartera. «Se podía hacer más...», admitió Prodi, sabedor de que prometió ocho. Al menos han subido desde las dos mujeres del equipo de Berlusconi. A pesar de sus buenos propósitos, Prodi ha tenido que encajar los nombres propuestos por cada partido, en quienes reside la culpa final.
La UE aconseja una cuota del 33% de mujeres, pero Italia está lejos (un 24% en el Gobierno) y ayer ahondó aún más la distancia con el resto de nombramientos del organigrama: hay 97 personas entre ministros, viceministros y subsecretarios, y las mujeres son sólo 21. Es decir, un 21,6% de todo el Ejecutivo. «Tendremos que hacer normas rígidas para forzar la representación femenina en las instituciones, si no no ocurrirá nunca», dijo ayer Prodi con realismo.