La vida le sonríe. De futbolista mediano en Segunda B a indiscutible en Primera en menos de tres años. Con su fuerza y tesón, Raúl López ha terminado por aburrir a su competencia, todo un campeón de Europa que no ganó en el campo la titularidad que ostentaba desde el principio (por cierto, sigue sin hablar con la prensa). El jerezano, que ha marcado su brazo con la fecha de nacimiento de su primer hijo, no entrenó ayer con el grupo y entre hoy y mañana se sabrá si podrá estar en Zaragoza con su equipo. Él es optimista.