Los vecinos de la barriada de San Sebastián, más concretamente los que residen en el bloque 10, se llevaron un gran susto en la mañana de ayer tras originarse en el piso 2º A de ese edificio un gran incendio que arrasó parte de esta vivienda y que originó el desalojo de todos los que en ese momento se encontraban en sus casas.
Un cortocircuito en la lavadora, situada en la misma cocina, provocó un fuego que rápidamente se propagó por toda esa zona, destruyendo muebles y electrodomésticos, tales como la propia lavadora, el frigorífico o los fogones.
Ayuda de los vecinos
María Jesús, propietaria de la vivienda, que en ese instante se encontraba sola, avisó rápidamente a varias vecinas, quienes intentaron sofocar las llamas, aunque no lo consiguieron, por lo que decidieron llamar rápidamente al Parque de Bomberos de Chiclana. Cinco efectivos de este cuerpo se personaron en pocos minutos en el lugar de los hechos con dos vehículos equipados para sofocar el incendio, una autobomba urbana ligera y una rural pesada, y procedieron a las labores de extinción del mismo.
Minutos antes, la Policía Local, que también acudió a la zona, había decidido evacuar a todos los residentes del edificio por la evolución que estaba teniendo el incendio, que no sólo afectó a la vivienda donde se inició, sino a otras contiguas. Éstas sufrieron también las altas temperaturas que generó el fuego y el denso humo.
Los bomberos estuvieron trabajando durante algo más de hora y media para sofocar las llamas del inmueble, y necesitaron hasta 1.000 litros de agua para llevar a cabo esta labor de extinción.
Graves daños
Una vez finalizados estos trabajos, la propietaria hizo recuento de los daños ocasionados por el fuego, que han sido muchos. Ha quedado totalmente destruido el mobiliario de la cocina, además de cortinas, persianas, revestimientos y techos del salón. Debido a los daños registrados, los bomberos solicitaron la presencia del técnico de Urbanismo que se personó en el lugar para proceder a una inspección.
Pocos minutos después, todos los residentes volvían a sus viviendas, y María Jesús comenzaba a recoger entre los escombros lo poco que no había quedado inservible de la cocina.