Ucrania desafía a Rusia y reconquista un enclave vital para el suministro de Kiev

La capital vive el toque de queda bajo la amenaza del despliegue de baterías rusas a 25 kilómetros y el temor a la infiltración de colaboradores del Kremlin que cometan sabotajes

Zelenski se mostró ayer por primera vez dispuesto a hablar con Putin sobre el futuro de Crimea y del Donbass

Un grupo de militares rusos retiran el cuerpo de otro caído en Kiev AFP/ Vídeo: Día 28 de la invasión sin avances en las conversaciones de paz entre Ucrania y Rusia - ATLAS

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Kiev volvió a congelarse con un toque de queda de 35 horas que vació sus ya casi desiertas calles. Soldados y voluntarios de las unidades de la Defensa Territorial, la milicia encargada de los puestos de control, eran los únicos que podían moverse. Fue el segundo toque de queda en las últimas dos semanas , el tercero desde que el 24 de febrero Rusia lanzara su ataque. Los ciudadanos respetaron las órdenes con marcialidad y volvieron a quedarse en sus casas , cerca de los búnkeres, en una jornada marcada por el tono grave de las explosiones en el norte de la ciudad y las detonaciones puntuales que sacudieron barrios cercanos al centro, como el de Obolon, donde un vecino perdió la vida.

Los medios locales informaron de una contraofensiva ucraniana para alejar a los rusos del frente norte, lo que explicaba el rugido constante del cielo en esa parte de la ciudad . Estas fuentes aseguraron que las tropas enemigas situadas en Irpín, Bucha y Hostomel habrían quedado aisladas por el ataque ucraniano y con las vías de suministro cortadas. El furor causado por este supuesto golpe a los rusos se calmó cuando se difundieron imágenes captadas por satélite, en las que se podía ver toda una batería de artillería que Rusia ha desplegado en Irpín, un movimiento que puede ser clave para lanzar una guerra desgaste contra Kiev. Pero el Gobierno de Zelenski había dado ayer un golpe de efecto al apoderarse y hacer ondear su bandera en Makarov, una pequeña localidad a las afueras de Kiev y en una ruta clave para hacer llegar avituallamiento a la capital.

Guerra de desgaste

La guerra, que al comienzo parecía que podía ser relámpago, se estanca, y Rusia apuesta por una estrategia: castigar ciudad por ciudad y desgastar la defensa rival . Mariúpol, al sur del país, es el punto estratégico que tienen en el primer lugar en su agenda, pero Kiev es la victoria simbólica que persigue Vladímir Putin, sobre todo porque supondría un golpe directo a la supervivencia del Gobierno de Volodímir Zelensky. El líder ucraniano pidió una vez más en público un encuentro directo con su homólogo ruso para intentar llegar a un acuerdo e incluso se mostró abierto a debatir el futuro de Crimea, Donetsk y Lugansk, primera vez que lo hace. El Kremlin respondió a cañonazos.

Con Mariúpol cercada, Jersón conquistada y Odesa en el punto de mira, Kiev es el tesoro más codiciado. Quizás Putin soñó con una operación rápida al estilo de la de Estados Unidos con Badgdad en 2003, pero, según informó la Inteligencia británica, los rusos se mantienen a 25 kilómetros de Kiev, una distancia desde la que pueden someter a la ciudad a un severo castigo de artillería como paso previo a la entrada calle por calle. En declaraciones a 'Financial Times', un oficial de Inteligencia de la OTAN aseguró que «Kiev es el gran objetivo de las dos partes, para Rusia un paso clave para acabar con el actual Gobierno, por lo que los ucranianos deben defender la capital cueste lo que cueste».

Con Mariúpol cercada, Jersón conquistada y Odesa en el punto de mira, Kiev es el tesoro más codiciado

El presidente de la Kiev School of Economics, Tymofiy Mylovanov, recurrió a las redes sociales para mostrar su ira por el «análisis colonial de la situación por parte de expertos y académicos occidentales . Después de tres semanas de guerra ha quedado claro que la cuestión no es cuánto tiempo aguantará Kiev, la pregunta es cuántas tropas perderá Rusia antes de tener que renunciar al asalto de Kiev».

A la caza de colaboradores

Las tropas rusas no han logrado poner un pie en los barrios de Kiev, pero existe un fuerte temor a la llegada de agentes al servicio de ruso que se infiltren en la ciudad para cometer actos de sabotaje. Este motivo fue uno de los argumentos más repetidos por los analistas en los medios locales para explicar el motivo del tercer toque de queda en la capital desde el estallido de la guerra. Día a día crece el nerviosismo en los puestos de control más sensibles de Kiev, donde se revisa la documentación de todos los pasajeros a la caza de posibles colaboradores.

El toque de queda en un hotel donde todos los huéspedes son periodistas de varias generaciones, la mayoría con experiencia en varios conflictos, algunos veteranos de Grozni y Balcanes, se convierte en una oportunidad para recordar batallas, comparar escenarios, hacer planes de salida por si las cosas se ponen mal y, sobre todo, formular preguntas a quienes más saben sobre qué pasará con esta guerra . No hay una respuesta porque la última palabra la tiene un líder impredecible como Putin. Lo que nadie duda es que Kiev es la clave. Si cae Kiev, todo cambia.

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