«Pelotazo» inmobiliario del Podemos portugués de más de 4 millones de euros
Las acusaciones de hipocresía política no se han hecho esperar, especialmente porque se trata de una formación populista que suele agitar la bandera contra la especulación
El Bloco de Esquerda , partido equivalente a Podemos aunque lleva 18 años en el horizonte político, vive la mayor crisis de su trayectoria por culpa del ‘pelotazo’ inmobiliario protagonizado por Ricardo Robles, concejal en el Ayuntamiento de Lisboa.
Resulta que el representante municipal había comprado en 2014 un edificio en el barrio histórico de la Alfama por 350.000 euros en una subasta convocada por el Ministerio de Salud. En plena explosión inmobiliaria, especialmente impulsada desde que Madonna se instaló en la capital portuguesa, hoy su valor se ha multiplicado y lo ha vendido por cinco millones de euros. Es decir, ha logrado una plusvalía de 4,650 millones de euros .
Las acusaciones de hipocresía política no se han hecho esperar, especialmente porque se trata de una formación populista que suele agitar la bandera contra la especulación.
Obviamente, Robles se ha enriquecido en poco tiempo y saca tajada después de haber invertido 600.000 euros para rehabilitar el edificio , que es precisamente el gran negocio en Lisboa, donde abundan los bloques abandonados que hoy exhiben una gran rentabilidad en vista de que se ha convertido en la ciudad europea de moda.
La subsiguiente polémica generada le ha estallado en las manos al concejal, quien pasó de negarse a dimitir a renunciar a todos sus cargos ya que su situación era insostenible.
Pero es que, además, ahora sale a la luz que la secetaria general del Bloco de Esquerda, Catarina Martins, también se halla implicada en la red inmobiliaria, pues ejerce como socia de una empresa de turismo rural en Guarda.
Contradicciones de la «geringonça»
El Partido Socialista, que necesita del BE tanto a nivel nacional como local , se ha quedado estupefacto ante la situación, pero mantiene una actitud pública prudente, mientras que los conservadores del PSD y del CDS-PP claman contra el doble juego del partido bisagra.
Inicialmente, Ricardo Robles intentó defenderse argumentando que mantenía a inquilinos de renta baja y que en ningún momento había pensado en ejecutar alguna forma de desahucio porque no entraba dentro de sus planes.
Pero, finalmente, no le ha quedado más remedio que apartarse del camino, incluso aunque se pueda llevar por delante la función del BE a nivel nacional, porque se ha afianzado en el papel de garantizar el contrapeso izquierdista de cara a un socialismo que se reinventa tras el escándalo de corrupción del ex primer ministro José Sócrates.
Catarina Martins trató de acabar con la controversia terciando en el asunto, pero al revelarse su negocio no ha conseguido más que debilitar más su ya maltrecha credibilidad.
Son las contradicciones de la ‘geringonça’ (palabra en la lengua de Camoes que designa la fórmula de Gobierno por la que han optado, en absoluto una verdadera coalición), tan alabada en los últimos meses por Pedro Sánchez.
Se da la circunstancia de que el caso de Pablo Iglesias y su vivienda de lujo tuvo un amplio eco en Portugal. Ahora sus correligionarios caen en las mismas prácticas.
Les llueven las críticas, especialmente desde el lado del Partido Comunista, el otro socio gubernamental que sustenta a los socialistas pero que raramente se alinea con sus posturas. Ahora el escepticismo de Jerónimo de Sousa crece mientras comprueba que el doble discurso se ha apoderado del Bloco de Esquerda, tal como demuestran las circunstancias.
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