El Gobierno socialista portugués rechaza el referéndum para salir de Europa propuesto por sus socios radicales
El Bloco de Esquerda plantea la consulta si Bruselas sanciona a Portugal por disparar el déficit al 4,4% y los comunistas reclaman abandonar el euro
Portugal, tradicional aliado del Reino Unido, teme que el Brexit deje al país más aislado frente al poder central europeo, en vista de que el eje atlántico se ha resquebrajado para virar hacia un mayor control de Bruselas, París y Berlín.
Las aguas bajan turbulentas entre los dos socios radicales del Gobierno socialista de António Costa. Ninguno de los dos se ha quedado mudo después de consumarse la desconexión británica, con declaraciones que preocupan en la presidencia de la República.
El Bloco de Esquerda lleva varios días alzando su voz contra la Comisión Europea por su intención de llegar a sancionar a Portugal para castigar su exceso de déficit público (4,4%, en lugar del 3% al que se había comprometido el anterior primer ministro, Pedro Passos Coelho). Y ahora estos aliados de Unidos Podemos y Syriza dan un salto más planteando un referéndum al otro lado de la frontera para abandonar la UE en caso de que se materialice la advertencia comunitaria.
Su líder, Catarina Martins, valora una eventual imposición de sanciones como «una declaración de guerra». Así, declaró: «Portugal sólo puede contestar rechazando las sanciones y anunciando que está dispuesto a colocar dentro del orden del día un referéndum para tomar posición contra el chantaje».
Su diatriba fue aún más lejos: «Dejamos un aviso claro: la UE no nos va a continuar pisando». Unas palabras previas al Consejo Europeo de julio, donde se tratará sobre el hipotético castigo aplicable tanto a Porugal como a España.
Vieja reivindicación comunista
Por su parte, los comunistas vuelven a reclamar que Portugal salga del euro, una vieja reivindicación ahora reciclada al calor de los nuevos tiempos. Siempre formó parte de su programa semejante medida, que sólo se avinieron a aparcar en aras de la viabilidad del Ejecutivo, no articulado como una coalición sino como un pacto con acuerdos puntuales.
Esta doble tensión interna pone en un compromiso a António Costa, quien debe hacer equilibrismo con ambos socios cada vez que surge un asunto espinoso, especialmente en el ámbito internacional. Su respuesta no ha tardado en llegar: «No es el momento de ningún referéndum en Portugal». Desde la socialdemocracia de Passos Coelho, se ve inaceptable que el país tenga que ser rehén de unos brotes contestatarios como los ahora manifestados.
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