Pedro Rodríguez - DE LEJOS

Georgia on my mind

El fiasco de primaria sureña alimenta el temor a una pesadilla en las presidenciales del 3 de noviembre

Cola de gente esperando para votar en las primarias de Georgia REUTERS

Pedro Rodríguez

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Georgia ha sido el último experimento sobre el grave impacto que puede llegar a tener la pandemia de Covid-19 en la salud política de una democracia como la americana. El polarizado Estado sureño ha protagonizado este martes un fiasco de primarias con colas interminables de votantes desde primera hora de la mañana. El acceso a las mesas de votación, sobre todo en la zona de Atlanta, se ha visto entorpecido por fallos en las máquinas electrónicas utilizadas por primera vez en Georgia para agilizar y garantizar el derecho al voto.

Este fiasco ha alimentado los temores a que las presidenciales convocadas para el 3 de noviembre puedan degenerar en una pesadilla. Como preludio, tanto Trump como el Partido Republicano han cerrado filas en contra de expandir el voto por correo, llegando a cuestionar la financiación del propio Servicio Postal. Su argumento es un mayor riesgo de fraude electoral. Aunque la realidad mucho más interesada indica que los mayores índices de participación tienden a favorecer al Partido Demócrata.

Ante la redefinición de las reglas del juego de la política americana por parte de Trump, tanto demócratas como algunos republicanos han empezado a desarrollar una serie de escenarios apocalípticos sobre supresión del voto antes, durante y después de las elecciones de noviembre. Uno de los más repetidos contempla que, aprovechando un rebrote de coronavirus en el otoño, el presidente ordene un selectivo estado de emergencia en las principales ciudades de los Estados más disputados, como Milwaukee y Detroit, lo que impediría el normal desarrollo de los comicios.

Ante la creciente politización del Departamento de Justicia, otro escenario para perder el sueño es que el fiscal general William Barr anuncie justo antes de la cita con las urnas una investigación criminal contra el candidato demócrata Joseph Biden. Aunque con diferencia, la opción más temida por el propio historial de Trump es que con un más que probable estrecho resultado, el presidente no reconozca la victoria de Biden y se niegue a abandonar la Casa Blanca. Quién nos iba a decir que «House of Cards» era un documental.

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