Los líderes de la UE desbloquean el fondo de recuperación tras el acuerdo con Hungría y Polonia
Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete dan luz verde al pacto con Budapest y Varsovia
Finalmente, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE acordaron poner fin a los obstáculos que impedían la aprobación del próximo programa financiero para el periodo 2021-2027 que a su vez permite la creación del fondo de recuperación para estimular la economía europea después del periodo de congelación debido a la lucha contra la pandemia. La solución encontrada por la presidencia alemana ha permitido desbloquear sin traumas el bloqueo que mantenían Polonia y Hungría porque no aceptaban la condicionalidad establecida para beneficiarse de esos fondos a través de un mecanismo que fiscalizará si los países que lo reciben incumplen las reglas básicas del estado de derecho y los principios democráticos. El mecanismo se mantiene, como exigían tanto los países que contribuyen con más fuerza a ese fondo, parte del cual serán subvenciones a fondo perdido, como quería el Parlamento Europeo, que ha presionado con mucha intensidad para que se apruebe esta fórmula que impida el deslizamiento de algunos gobiernos hacia posiciones autoritarias o «ademocráticas».
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El acuerdo supone el desbloqueo del presupuesto europeo para los próximos siete años, que asciende a 1,1 billones de euros , así como el del año que viene (2021) que ya estaba aprobado. Ello contiene los anclajes jurídicos para que la Comisión pueda empezar a tramitar las emisiones de deuda necesarias para constituir el fondo de recuperación, que asciende a 750.000 millones de euros, lo antes posible. Para hacer realidad los términos pactados hará falta acelerar los procedimientos burocráticos y recuperar el tiempo perdido durante este paréntesis. Se espera que el sábado se convoque una reunión del Coreper (el órgano que agrupa a los embajadores de los países miembros) para que aprueben formalmente el protocolo explicativo que ha propuesto la presidencia alemana una vez que los líderes dieron ayer su conformidad, de modo que pueda entrar en el orden del día del Parlamento Europeo de la semana que viene y pueda ser aprobado totalmente a tiempo para que el 1 de enero todos los programas europeos tengan su correspondiente financiación.
Un regalo para Orban
La cuestión cronológica es muy importante en este caso, precisamente porque el arreglo propuesto para contentar a Polonia y Hungría prevé que antes de que ese mecanismo de control del Estado de Derecho pueda entrar en vigor, cualquier país tiene derecho a pedir al Tribunal Europeo de Luxemburgo que se pronuncie sobre su legalidad y mientras se establece el compromiso de que no se aplicará. Algunos creen que se trata de un regalo para el primer ministro húngaro Viktor Orban , que podría esperar optar a una nueva reelección en 2022, si el Tribunal tarda lo que suele en este tipo de sentencias, es decir, entre un año y medio o dos años. Otros creen que ni Orban ni su colega polaco Mateusz Morawiecki se atreverán a llevar este caso ante los jueces de Luxemburgo, porque el servicio jurídico del Consejo ha garantizado la solidez de este mecanismo de condicionalidad.
El polaco tenía razón el miércoles cuando decía que el problema para llegar al acuerdo podían ser los países llamados «frugales» especialmente Holanda, al que se han sumado Bélgica y Luxemburgo , que tenían dudas de que esta interpretación no invalidase el objeto del mecanismo de condicionalidad, pero la discusión no llegó muy lejos y las últimas reticencias desaparecieron ante la evidencia de la importancia de lo que estaba en juego, más de 1,8 billones de euros. Algunos eurodiputados han mostrado también reservas temiendo que ese protocolo explicativo contenga algún resquicio jurídico que pueda ser utilizado por Hungría y Polonia, pero se consideraba como prácticamente seguro que este añadido será aprobado sin problemas en el pleno y que podrá entrar en vigor a tiempo. Hasta la portavoz de los Verdes, la alemana Ska Keller , ha declarado que está satisfecha con el pacto en el Consejo. Fuentes francesas celebraron que el resultado «ha sido un compromiso en el que no hemos cedido nada ni sobre el plan de reconstrucción ni sobre el mecanismo de condicionalidad» fruto de «seis meses de coordinación entre Francia y Alemania». Diplomáticos españoles que acompañan a Pedro Sánchez dijeron que creían «probable» que el presidente del Gobierno hubiera intervenido, aunque describieron la discusión en el seno del Consejo como una confrontación entre Polonia y Hungría de un lado y los países «frugales» (Holanda, Suecia, Dinamarca, Finlandia y Austria) del otro.