El Pentágono acusa a Rusia de agresión espacial por lanzar unos satélites espías
«Es inquietante», comentó el general John Raymond, el jefe de la Fuerza Espacial
Fue creada el pasado 20 de diciembre y ya tiene su primera gran crisis espacial entre manos. La Fuerza Espacial , un proyecto impulsado por Donald Trump , ha denunciado que Rusia ha puesto en órbita unos misteriosos satélites que han estado espiando a otros satélites estadounidenses , llegando a estar tan cerca de estos que sus acciones podrían considerarse toda una declaración de guerra.
Las operaciones de los satélites rusos han sido condenadas por el comandante de esta nueva Fuerza Aérea, general John Raymond , quien aseguró en un comunicado: «Nuestro compromiso es que el espacio sea un dominio libre de conflictos, pero otras naciones han optado por convertirlo en un teatro de guerra . Rusia está desarrollando una serie de capacidades en órbita para interferir en la dependencia de EE.UU. de sistemas espaciales". Añade el general que "acciones similares en otros escenarios se considerarían, con toda probabilidad, amenazas directas».
El 26 de noviembre, Rusia lanzó un misil a órbita con un cohete tipo Soyuz. Dos semanas después, ese satélite, bautizado como Kosmos 2542, expulsó un segundo satélite más pequeño, que a su vez recibió el nombre Kosmos 2543. En enero, ambos comenzaron a orbitar sospechosamente cerca de un satélite norteamericano, bautizado como USA 245, propiedad del Departamento Nacional de Reconocimiento del Pentágono. Aunque EE.UU. no revela información relativa a sus satélites militares, los analistas creen que USA 245 es el nombre en código de un vehículo espacial de espionaje modelo KH-11 con una capacidad de toma de imágenes de precisión extrema.
Un satélite de espionaje
Pocas imágenes hay que no estén clasificadas tomadas por las potentes cámaras de este satélite. Una de ellas la compartió el presidente Trump en agosto para mostrar en la red social Twitter que el lanzamiento de un cohete en unas instalaciones militares de Irán había resultado un fracaso, ya que había explotado. La imagen era tan detallada que se podía leer algunos lemas en persa de las fuerzas armadas iraníes en la lanzadera: "Productos nacionales, poder nacional".
Lo curioso es que el primero en detectar la cercanía de los satélites rusos al otro satélite estadounidense fue un aficionado a la astronomía que compartió sus descubrimientos en las redes sociales. Las apreciaciones de ese aficionado, Michael Thompson , permitieron comprobar que en realidad los vehículos que Rusia tiene en órbita llegaron a estar a unos 160 kilómetros del satélite de espionaje norteamericano. «Hay indicios de que un satélite ruso está espiando a otro satélite estadounidense», dijo Thompson después.
Detectar y combatir este tipo de operaciones es precisamente el cometido de la nueva Fuerza Espacial de Trump. En realidad esa división de las fuerzas armadas ha existido desde 1982 , pero sólo ahora tiene una entidad propia, con su presupuesto y recursos, aunque formalmente está integrada dentro de la Fuerza Aérea. El Pentágono sospecha desde 2017 que el Kremlin está probando una nueva tecnología que califica de "muñecas rusas", según la cual unos satélites pueden lanzar a su vez otros satélites más pequeños. Según el general Raymond, este es el momento de «que haya un debate a nivel de naciones soberanas sobre las reglas de conducta en el espacio».
Caducidad de tratados
Precisamente en un año vence el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas Start III, que permite a EE.UU. y Rusia operar libremente satélites de reconocimiento, como el USA 245, para verificar el control del arsenal armamentístico de la contraparte. Según un estudio del 15 de enero del Centro para la Política y la Estrategia del Espacio, un «think tank» norteamericano, la no renovación de Start III «va a plantear nuevos riesgos para la estabilidad del escenario espacial». Ya el año pasado el presidente Trump decidió sacar a EE.UU. del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, que ya ha expirado.
El Kremlin, ante las acusaciones procedentes de EE.UU., se ha limitado a responder que sus satélites simplemente están realizando experimentos en órbita y que no tiene en pie ninguna trama de espionaje espacial. El año pasado, tras el lanzamiento de Kosmos 2542, el ministerio de Defensa ruso dijo, según recoge la agencia Tass, que «el propósito de esos experimentos es evaluar por medios técnicos el estado del inventario de satélites propios».
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