Biden alerta de que la democracia «está fallando» a cada vez más ciudadanos

El presidente de EE.UU. celebra la Cumbre para la Democracia, una reunión virtual con líderes de más de 100 países en el mundo

Joe Biden, ante los invitados a la Cumbre para la Democracia Reuters

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Joe Biden ha dado este jueves la voz de alarma ante el repliegue de la democracia en todo el mundo y advirtió de que cada vez más ciudadanos sienten que los gobiernos democráticos «les están fallando» en la satisfacción de sus necesidades. Lo hizo en el discurso de apertura de su Cumbre para la Democracia , una reunión virtual con un centenar de mandatarios con la que busca reforzar el peso de EE.UU. como líder del mundo democrático y apuntalar su influencia ante la creciente presencia de China y amenazas autoritarias como la de Rusia en el este de Europa.

«La democracia no ocurre por accidente», dijo Biden. «Debemos renovarla con cada generación, y es un asunto urgente desde todos los puntos de vista», añadió antes de recordar que, según datos de Freedom House, 2020 fue el 15º año consecutivo en el que la libertad global da pasos atrás. También mencionó el informe del Instituto Internacional de Democracia y Asistencia Electoral, que asegura que más de la mitad de las democracias han sufrido un declive en al menos un aspecto del sistema democrático en la última década.

EE.UU. no está exento de ese declive. La polarización y la división cada vez son más extremas y a su sistema democrático se le abren grietas: un Congreso disfuncional, atascado en bloqueos mutuos entre partidos, con cada vez menos capacidad de llegar a entendimientos para beneficiar a los ciudadanos; un debate feroz sobre el acceso al voto, con iniciativas crecientes para restringirlo; una financiación electoral privada ilimitada, que dispara la influencia de donantes y corporaciones; los excesos del ‘gerrymandering’, el rediseño interesado de distritos electorales por republicanos y demócratas, y todo rematado con la revuelta de Donald Trump frente a los resultados electorales de 2020, que culminó con el asalto al Capitolio para evitar la certificación de Biden como presidente.

Biden no ocultó estos problemas, que son un empuje para que otros gobiernos autoritarios se muestren como alternativa. Sin citar a ningún país en concreto, pero en referencia evidente a China , aludió a «la presión externa de los autócratas, que buscan ampliar su propio poder, exportando su influencia en todo el mundo y justificando las políticas y prácticas represivas como una forma más eficiente de enfrentase a los desafíos de hoy en día». «¿Permitiremos que el retroceso de los derechos y de la democracia continúe? ¿O tendremos juntos la visión y el coraje para volver a liderar la marcha del progreso humano y de la libertad?», preguntó a los cientos de asistentes por videoconferencia, entre quienes estaban gobiernos con sistemas democráticos muy cuestionables, como Pakistán o Filipinas, y faltaban otros como Hungría, algo sobre lo que ha protestado con fuerza su presidente, Viktor Orbán .

«La democracia no ocurre por accidente, debemos renovarla con cada generación», afirma el mandatario norteamericano en la apertura del foro

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez , estaba invitado, pero ningún representante español participó en las numerosas ponencias de la cumbre, que acaba hoy. Ocurre lo mismo con los principales socios de la UE, como Francia, Alemania o Italia.

Biden, como hace de forma habitual, aseguró que EE.UU. «liderará con el ejemplo» y anunció diversas medidas sobre derecho de voto o anticorrupción –cuya realización es muy complicada ante la división en el Congreso– y una Iniciativa Presidencial para la Renovación Democrática que dedicará 224 millones de dólares a esfuerzos diplomáticos para «reforzar la resiliencia democrática y los derechos humanos», en todo el mundo. Una cantidad modesta, si se compara con otros compromisos presupuestarios de la primera potencia mundial: esta semana el Congreso ultima aprobar un gasto en defensa de 768.000 millones de dólares.

En busca de resultados

La cumbre responde a la intención mostrada por Biden en febrero de este año, poco después de jurar el cargo, de devolver a EE.UU. el liderazgo internacional que, en su opinión, había abandonado durante los cuatro años de Trump. El expresidente buscó establecer relaciones de interés mutuo con líderes autoritarios, al tiempo que reducía la presencia de EE.UU. en organizaciones como la ONU o la OMS.

La cita creada por Biden, sin embargo, debe aún demostrar su efectividad. El presidente de EE.UU. dijo que acabará este viernes con compromisos concretos de los participantes hacia la democratización y que se evaluarán en otra cumbre a finales del año que viene. Pero no existe ningún mecanismo que supervise el cumplimiento de los compromisos, como han criticado organizaciones como Human Rights Watch.

Otros piden que la cumbre sea un primer paso hacia una nueva organización internacional democrática. Así lo defendieron el político venezolano Leopoldo López y Uriel Ephstein , director ejecutivo de Renew Democracy Initiative. En una tribuna conjunta publicada por la CNN, apostaron por que las democracias se reúnan en un nuevo organismo que vaya más allá de la ONU, que ha demostrado que «no es el mejor organismo para promocionar las ideas democráticas». El ejemplo más evidente es la presencia habitual de dictaduras y gobiernos opresores –como el de la Venezuela de Nicolás Maduro – en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

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