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Las otras elecciones más reñidas: la sorpresa de Reino Unido en 1992
El candidato de los conservadores, John Major, obtuvo la victoria con mayoría absoluta en unos tensos comicios
La portada del diario ABC recogió la sorpresa el 10 de abril de 1992: contra todo pronóstico y a pesar de las encuestas, el candidato conservador John Major había obtenido la mayoría absoluta para los «tories». Muchos aprecian similitudes entre esta reñida campaña y la lucha electoral de hoy en Reino Unido, donde los sondeos recogen las incertidumbres sobre el resultado.
John Major se enfrentaba a un reto difícil. Nombrado primer ministro en 1990, era el sucesor de Margaret Thatcher. Para consolidar su liderazgo, el presidente debía afianzar la hegemonía conservadora heredada de «la Dama de Hierro» y obtener el cuarto mandato consecutivo para los «tories». Tarea histórica. El último político conservador en lograrlo había sido Lord Liverpool en 1822.
Las cosas, desde luego, no eran fáciles. En aquellos años, Reino Unido sufría los estragos de la recesión económica y los laboristas, hundidos después de la derrota electoral de 1983, renacían de sus cenizas. Todo gracias a su candidato, Neil Kinnock, un político con verbo afilado y responsable de la renovación del partido, al que alejó de los sindicatos y empujó a Europa.
Por no hablar de Paddy Ashdown, el líder de los liberaldemócratas. Para los medios de comunicación poseía las llaves que abrían las puertas del número 10 de Downing Street, residencia de los primeros ministros de Reino Unido en Londres. Como también ocurría en Alemania, este partido era clave para formar gobierno. Un escenario muy distinto del actual, donde los sondeos apuntan a su caída frente a los eurófobos del UKIP, liderados por Nigel Farage.
A pesar de las encuestas y de las predicciones, John Major obtuvo el triunfo. Con 336 escaños en la Cámara de los Comunes —diez más de los 326 que requiere la mayoría absoluta—, los «tories» dejaron muy atrás a los laboristas, que solo cosecharon 271. El primer ministro había logrado su objetivo: obtener una cómoda victoria y gobernar sin necesitar de grupos minoritarios.
Las elecciones de hoy perfilan un futuro muy distinto para David Cameron y para el candidato laborista, Ed Miliband. Con toda probabilidad, tendrán que establecer pactos con pequeños partidos si quieren dirigir las riendas de Reino Unido los próximos años.
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