«Cuando he visto las primeras imágenes del barco de Shackleton en el fondo del mar, casi rompo a llorar»

Javier Cacho, el único biógrafo español del célebre explorador inglés, analiza para ABC la mítica expedición del Endurance de 1915 y el valor de su hallazgo un siglo después de su hundimiento en el mar de Weddell

Retrato de Shackleton, en un montaje junto a dos imágenes delñ barco Endurance poco antes de hundirse ABC
Israel Viana

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Javier Cacho lleva toda la vida obsesionado con la hazaña de Ernest Shackleton. Es el único español que ha publicado una biografía sobre el explorador británico que sacrificó su sueño de ser el primer hombre en atravesar la Antártida, con el objetivo de salvar a todos los miembros de su expedición. Su buque, el Endurance , se había hundido el 21 de noviembre de 1915 en el intento por lograr aquella gesta. Desde entonces se encontraba en paradero desconocido. No eran pocas las expediciones que se habían lanzado a la búsqueda de la célebre embarcación, pero sin éxito.

Shackleton, en 1915 ABC

Esta semana, por fin, ha sido hallado a 3.008 metros de profundidad en el mar de Weddell por el SA Agulhas II. Este barco había salido de Ciudad del Cabo el 5 de febrero, pero la búsqueda con un minisubmarino empezó el día 17 de enero. En el tramo final de la expedición, cuando estaban a punto de abandonar las tareas, los trabajos han concluido con éxito… más de un siglo después de su hundimiento.

Cacho, convertido hoy en uno de los principales expertos sobre esta hazaña y pérdida acaecida entre 1914 y 1915, y autor de la única biografía del explorador británico escrita por un español –‘ Shackleton, el indomable ’ (Fórcola, 2013)–, se encontraba en su casa cuando se ha enterado de una noticia que pensaba que ya nunca se iba a producir. «Me he enterado por la BBC y, a continuación, ha sido una locura, porque me han empezado a llegar infinidad de mensajes de amigos y colegas».

—¿Qué es lo primero que ha sentido al enterarse del descubrimiento?

—Cuando he visto las primeras imágenes del Endurance, casi rompo a llorar. Estaba muy emocionado. Lo he visto tan erguido en el fondo del mar que me han dado ganas de subirme al barco y navegar en él como si fuera Shackleton en una de sus expediciones...con sinceridad, no creía que lo pudiesen encontrar. De hecho, lo han hecho en el último momento.

—¿Cómo de difícil ha sido localizarlo, teniendo en cuenta que llevaba desaparecido desde hace un siglo?

—Claro, ten en cuenta que Shackleton no llevaba GPS en 1915 para fijar el punto exacto del hundimiento. Lo han buscado en una zona de 250 kilómetros cuadrados. ¡Eso es una barbaridad! Y a esa profundidad no llega nada de luz, el dron no ve nada.

—¿Cómo calificaría la simple idea de plantearse cruzar la Antártida en aquella época y con los medios de entonces?

—Una locura. Sin radio, cualquier accidente era una tragedia anunciada. La grandeza de Shackleton es que, sin poder avisar a nadie de dónde estaban atrapados, pudo mantener a sus compañeros con vida.

—El Polo Sur ya se había conquistado cuatro años antes. Shackleton podría haberse planteado que ya no quedaba nada por descubrir.

—Se conocía la costa de la famosa carrera entre Amudsen y el capitán Scott , pero no la del mar de Weddell, más de 20.500 kilómetros inexplorados. Shackleton, sin embargo, no quería descubrir nada, solo lograr una hazaña que impactara al mundo entero y que no se hubiera hecho antes.

—En su libro, ‘Shackelton, el indomable’ (Fórcola, 2013), asegura que ese viaje fue más difícil que la misión del Apolo XIII a la Luna.

Javier Cacho

—Las aventuras son parecidas, pero los astronautas del Apolo XIII pudieron llamar a la Tierra y pedir ayuda a Houston. Hemos escuchado mil veces el famoso mensaje de «Houston, tenemos un problema». Shackleton, sin embargo, en un paraje igual de inhóspito, tuvo que sacarse él solo las castañas del fuego. No tuvo ninguna posibilidad de enviar un mensaje parecido, como «Londres, tenemos un problema», y esperar tranquilamente a que vinieran a buscarlos.

—¿No estaba el Endurance estaba lo suficientemente preparado para aquella aventura?

—Sí que lo estaba. Era un barco fantástico y muy fuerte, aunque en aquella época en Gran Bretaña mucha gente dijera que era un barco normal y que dudara de sus características. De hecho, se construyó para hacer turismo ártico. Su nombre inicial, por cierto, fue Polaris, aunque luego Shackleton lo rebautizó como Endurance, en referencia al lema de su familia, que significaba «Resistiendo se vence».

—¿Cuál fue para ti la escena más dramática de todas las vividas por la expedición?

—Escenas dramáticas hay muchas, pero yo me quedaría con el momento en que llegan a isla Elefante, porque es la primera vez en dos años que pisaban tierra firme. Al ser una isla desierta, en la que no había absolutamente nada, pronto perdieron toda la esperanza. El daño psicológico fue tremendo, pues sufrieron un frío intenso, hambre, dolores de reúma, ciática y todo. Fue ahí cuando Shackleton decide ir a buscar ayuda con cinco compañeros, en un viaje de cinco meses que sí puede considerarse suicida. Fue el momento más trágico, pero también el más grandioso, porque pudo rescatar con vida a todos sus compañeros. Aunque este último rescate le costó todavía cuatro intentos .

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