A. J. Inmaculada Ramírez acaba de terminar Turismo y Empresariales, y se encuentra en plena búsqueda de su primer empleo. No sería su primera larga estancia en el país galo, donde ejerció de Erasmus. Conoce bien el fenómeno Disney, porque ya ha hecho prácticas en agencias de viajes, donde era la encargada de las escuelas. «Venían pidiéndonoslo directamente», recuerda de aquella época, desde la que ha mantenido el gusanillo viendo películas con sus sobrinos. Y no tiene temor ante el desafío, porque como dice: «Soy de esas a las que les gustan esas 'tonterías' de cantar y los bailes".
A. J. A la segunda será la vencida. Jose lo intentó en 2007 en Alicante. Le seleccionaron, aunque por circunstancias familiares tuvo que rechazar la oportunidad. Es sincero: «El inglés lo llevo fatal, así que me tocaría trabajar en la comida rápida», demuestra su conocimiento sobre el esquema de la plantilla. Ante esas expectativas, se adjudica un lugar lejos de la atención al público. «Francés sí sé, si no, no habría venido», compensa sobre un idioma y una cultura que le gustan. «Sería una manera de abrir horizontes durante tres meses, aunque aquello esté en las afueras».
A. J. Javier es un verdadero devoto de todo lo que huela a Disney. «Ya he ido tres veces, y una cuarta a París». La primera con sus padres, y las dos últimas gracias a las ventajas del 'low cost'. De oídas, sus referencias son inmejorables: «Conozco a gente que ha estado trabajando allí y me han hablado muy bien, se conoce a mucha gente y te traes una experiencia muy satisfactoria», despliega. El próximo curso estará en cualquier caso en la Ciudad de la Luz, ya que va a ser uno de los becarios Erasmus que cruce los Pirineos.