Ni Rocío Carrasco ni Rocío Jurado sabían cómo quitarse de encima a Antonio David Flores

En el capítulo 4 de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’, Rocío Carrasco relata los celos, una agresión, un robo y recuerda la carta que escribió su madre a su exmarido

Rocío Jurado y Rocío Carrasco ÁNGEL DE ANTONIO

Antonio Albert

«Si quieren guerra, la van a tener». Con esa amenaza, Antonio David apuntaba a las dos Rocío, madre e hija, incapaces, según la versión que ofreció la hija de ‘la más grande’, de enfrentarse al ex guardia civil, que se había hecho fuerte en casa de la Jurado. La convivencia ya era difícil, estaban separados, pero Antonio David no quería abandonar el domicilio conyugal «por razones legales» cuando, en verdad, ni Rocío ni sus hijos vivían con él en esa vivienda . Según este testimonio, su ex marido actuaba como un okupa en La Moraleja . La estrategia de Rocío Jurado consistió en echar primero a la joven pareja «para resolver los problemas del matrimonio» y cerrar el domicilio , después. Pero no lo hizo a cara, sino por carta. Ni con esas. Eso sí, esa muestra de falta de valor por parte de su madre se le ha quedado clavada como una espinita a Rociito.

Finalmente, la salida de Antonio David vino acompañada, según Rocío Carrasco, de un robo: « Se lleva una caja fuerte que yo tenía en mi dormitorio de la casa de La Moraleja en la que tenía joyas mías, un anillo que me regaló mi padrino y que mi madre me guardó hasta mi mayoría de edad, un Rolex de acero, un Cartier, cartas de cuando era adolescente…». Pero Rocío reconoce que no lo puso en conocimiento de nadie, «ni de la policía».

El relato de Rocío repasa las supuestas estrategias de Antonio David Flores con la prensa, enfrentando los reportajes gráficos de la época con su versión personal , deconstruyendo distintos momentos de su vida: la entrega de sus hijos en casa destacan como los más ‘delicados’.

La violencia vuelve a aparecer, esta vez unida a los celos, en un episodio rocambolesco: sospechando de la visita de un amante en casa de Rocío Carrasco, Antonio David entró en casa gritando y buscando al ’sospechoso’. En la refriega, que se produjo en las escaleras, la empujó contra la réplica de la estatua de su madre que hay en Chipiona. En el golpe, la estatua perdió un dedo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación