Carlota Fominaya

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Como padres y como abuelos, queremos ayudar tanto como podemos a nuestros hijos. Nos aseguramos constantemente que sus necesidades estén cubiertas y de que estamos dándoles las mejores circunstancias posibles para ayudarles a crecer sanos y felices. Estas prácticas parentales son muy positivas, pero en ocasiones nos excedemos. En esta entrevista Iris Pérez-Bonaventura, doctora Internacional en Psicología Clínica Infantil y Juvenil, miembro de la Asociación Americana de Psicologia (APA) y profesora en Support Clínica Universitaria de Psicología y Psiquiatría de la Universidad Internacional de Cataluña nos explica cuál es el efecto indeseado que tiene atiborrar de regalos a los niños.

¿Por qué a menudo en estas fechas vemos a muchas familias que llenan a los niños de regalos que no necesitan realmente?

Algunos están influenciados por los lujos y privilegios que no tuvieron cuando eran niños. Otros lo hacen para paliar el sentimiento de culpabilidad secundario al poco tiempo que pasan con el menor. Y otros...

Sin embargo, si a los niños se les conceden todos los caprichos, se les transmite el mensaje de que los adultos están allí para satisfacer todas sus exigencias materiales y que las cosas físicas son más importantes que los momentos afectivos que vivimos a lo largo de la vida. 

¿Es cierto que estos niños que tienen todos los deseos concedidos, tienen más posibilidades de desarrollar el «Síndrome del Niño Emperador». ¿En qué consiste este?

Los niños con el síndrome de emperador son niños centrados en si mismos, con una muy baja tolerancia a la frustración, con escasos recursos de solución de problemas, con baja empatía, percepción exagerada de lo que les corresponde, exigentes con los demás y dificultad para cumplir normas.

Detrás de estas características, a menudo nos encontramos con progenitores que les han dado todo lo que querían a sus hijos sin ningún tipo de condición.

Existen tres tipos de excesos que podemos cometer como padres o cuidadores y que pueden aumentar las probabilidades de tener un niño autoritario con baja tolerancia a la frustración: dar a los niños demasiadas cosas materiales (juguetes en abundancia, comprarles ropa de forma constante...); hacer cosas por nuestro hijo que debería hacerlas él por si mismo considerando su edad; y no establecer de forma clara pautas de conducta, ni limites, ni normas claras, aquellos padres que no exigen absolutamente nada a su hijo y no requieren que haga ni siquiera las tareas más fáciles del hogar. 

Y es que cada vez son más las investigaciones que nos indican que cuando los padres hacen este tipo de conductas pensando que es lo mejor para sus hijos, en realidad están repercutiendo de forma negativa en la conducta actual y futura de sus pequeños.

Al final lo que dicen los expertos es que muchos adolescentes están viviendo en la dinámica de «lo veo - lo quiero - lo tengo». ¿es este el temido resultado de una vida donde no les ha faltado nunca de nada?

Desafortunadamente es cierto que esta dinámica es mas frecuente en las últimas décadas. Y no solo ocurre en las familias con más recursos, sino también en familias con pocos recursos, que llegan a pedir préstamos para poder darles todo tipo de privilegios a sus hijos sin exigirles absolutamente nada a cambio. 

Los padres que hacen y dan demasiadas cosas por y para sus hijos, lo hacen con las mejores intenciones porque piensan que es lo mejor para su hijo. Sin embargo, lo están predisponiendo al fracaso. Son niños que no aprenderán a apreciar lo que tienen, no sabrán el valor de las cosas, el valor del esfuerzo, no serán agradecidos con los demás, no sabrán como esperar para obtener lo que quieren (la demora de la gratificación es básica en la educación), no tendrán paciencia, pensaran que son ellos los que de forma constante deben ser el centro de atención, serán materialistas y consumistas, tendrán menos creatividad, no sabrán cuidar de si mismos ni asumir responsabilidades y sobretodo no sabrán cuándo es suficiente. Y todos estas situaciones y sentimientos generaran a largo plazo de forma inevitable una insatisfacción y frustración. 

¿Qué hacer para evitar el exceso de regalos a los niños en Navidad? ¿Por qué cosas no materiales recomienda sustituir los obsequios?

La parte positiva es que podemos identificar cuando estamos dando demasiado a nuestros hijos y cambiarlo. Incluso los adultos a quién se les dio absolutamente todo cuando eran niños pueden hacer cosas para cambiar.

Colmar a los niños de regalos no puede sustituir nunca al tiempo que compartimos con ellos, que jugamos con ellos, que hablamos con ellos, que nos divertimos con ellos. En realidad, los bienes materiales no llenan a nuestros hijos por dentro de forma persistente en el tiempo. Y en cambio si lo hace el tiempo que pasamos con ellos. Así que la mejor opción para demostrar a los más pequeños nuestro afecto siempre será dedicarles todo el tiempo posible y realizar actividades en familia. 

Debemos tener en mente que la Navidad es un periodo del año cargado de buenos valores como la solidaridad, la generosidad, el amor o la gratitud.

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