En clave educativa: compartir asombro como terapia hacia la pospandemia
Por Nora Rodríguez, fundadora y CEO de Happy Schools Institute además de creadora de la primera «Red Internacional de Docentes Neuroeducadores», enfocada a paliar los efectos de la pandemia en las aulas
Mucho se está investigando sobre las consecuencias del aislamiento social forzado por la pandemia en niños y adolescentes. Sin embargo, poco o nada se habla con ellos sobre lo que les pasa, cómo se sienten, o simplemente si han llorado mucho o se han sentido desganados. En los colegios estamos llevando estrategias para que los alumnos vuelvan a sentirse conectados, no sólo para que aprendan mejor, sino para que se sientan bien, ilusionados, estimulados y curiosos de descubrir lo que la vida les ofrece, para que puedan proyectarse en el futuro y compartan cómo se imaginan… Ya no es tiempo de quedarse en las estadísticas de los problemas que pueden venir, se trata de responder a la necesidad de cambiar ciertos marcos ambientales y emocionales, ¡y de eso sólo podemos encargarnos los adultos!
Menos tecnología y más desarrollo humano
Mientras los gobiernos invierten en innovación tecnológica, docentes y padres perciben de cerca la urgencia de invertir en estrategias para que niños y adolescentes puedan reconectarse con los que son, con los demás, y con el medio en el que van a actuar. No se trata de repetir lo que oyen en los medios de comunicación, sino de aplicar estrategias que les permitan retomar quiénes son y proyectarse. El impasse de intercambio social durante la pandemia es altamente probable que tenga consecuencias, aunque ahora no sean del todo visibles, de modo que no hemos de quedarnos con de brazos cruzados. Es urgente y altamente prioritario poner en marcha acciones concretas para vencer la sensación de soledad y la falta de interacción con otras personas a la que durante casi un año se han visto expuestos.
Algunos investigadores nerurocientíficos ya se están preguntando, por ejemplo, hasta qué punto no haber interactuado con personas más allá de sus familiares, ni haber visto expresiones faciales y corporales de personas desconocidas, incluso a los amigos en el período de la adolescencia, puedo haber potenciado la experiencia subjetiva se soledad aumentada, afectando no sólo el aprendizaje en las aulas, sino nuevos parámetros de comportamiento en relaciones futuras. Investigaciones como las de Rebecca Saxe, por fortuna, especializada en el estudio de la cognición social y las emociones humanas, han servido de mucho desde el punto de vista pedagógico ya que demostraron que exponer a personas solitarias a imágenes de personas sociables que ofrecen señales sociales, como una sonrisa o un gesto de reconocimiento del otro, permite registrar cambios positivos en el cerebro (observados por resonancia magnética funcional).
Otros trabajos científicos constataron, después de estudiar las conexiones neuronales de la amígdala a la corteza prefrontal y el hipocampo -este último, base de la memoria episódica-, que muchos niños y adolescentes mejoraban cuando se esforzaban en encontrar en compañía de otros nuevas oportunidades, aún cuando no les gustara lo que habían vivido. Estos experimentos demostraron que con dichas estrategias fue posible crear nuevos mapas de los circuitos del cerebro para lograr una mayor comprensión el mundo, y darle sentido a las experiencias de soledad. Obviamente son experimentos como estos los que nos están permitiendo ampliar la innovación pedagógica a otros ámbitos y ambientes específicos para un mayor desarrollo humano en tiempos de Covid-19, en este artículo, activando el asombro y despertando el cerebro social.
Remapear su cerebro para la nueva normalidad
Sin duda todos los seres humanos necesitamos entender el entorno para desarrollar nuestras capacidades, nuestros propósitos, e imaginar nuestro futuro, pero también para saber quiénes somos. Esto es más importante en niños y adolescentes. La manera más rápida de lograrlo es cuando compartimos asombro. Sí, al parecer el sentimiento subjetivo que nos permite sentir que formamos parte de algo más grande que nosotros mismos, es lo que nos permite remapear el cerebro ya que nos conecta más fácilmente con los demás. El asombro es un estado interior fundamental que nos ayuda a superar distorsiones cognitivas .
Podemos compartir asombro ante las maravillas de la naturaleza: una puesta de sol, una luna gigante en una noche clara de verano… ¡Y todo ello con la fortuna de que se contagia a gran velocidad! Puede transformar fácilmente la sensación de aislamiento en sentimientos colectivos altamente positivos, y recuperar el estado de equilibrio interior. Nos reconecta porque mantiene el cerebro ‘encendido’ y perfectamente ‘atento’ más que cualquier pantalla , sí, y en menos de un chasquido con los dedos podemos estar ante algo mucho más grande que nosotros mismos. Y de un modo casi mágico sentir que estamos compartiéndolo con otras personas. Como si el yo que se volviera más pequeño mientras se mantiene la experiencia, pero que al mismo tiempo nos engrandece .
Tres formas fascinantes de aumentar el asombro
Investigadores de la Universidad de Stanford demostraron que el sentimiento de asombro permitía a los estudiantes ser más pacientes, menos materialistas y más propensos a ayudar a otros. Lo fascinante fue el aumento del deseo de ser mejores personas, así como buscar más experiencias de asombro.
1- Cuando se muestra a los niños, durante los «paseos del asombro» , cómo las hormigas hacían su trabajo lo mejor que sabían, ellos manifestaban el deseo de llevar a cabo buenas acciones, también con otras personas. Esto permitió entender que el asombro es un motor y no la consecuencia de un estímulo externo.
2- Con bebés, se vio que aprenden más rápido cuando lo inesperado despierta su asombro, ya que el cerebro humano está preparado desdelos 10 meses para aprender más rápido en tales condiciones. De hecho, los bebés de 11 meses se aburren con los juegos y objetos predecibles.
3- Permitirles explorar en silencio , sea en la naturaleza, para que puedan descubrir las leyes naturales que rigen todos los procesos, como conectar con su interior.
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