Coronavirus
Gel desinfectante en mano y sin compartir cantimplora, así se prevén los campamentos este verano
Los campamentos elaboran un exhaustivo protocolo ante su posible apertura en junio
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Con numerosas incógnitas todavía sobre el modelo vacacional del que podrán disfrutar las familias tras muchas semanas de confinamiento y sin colegios hasta septiembre, los padres se empiezan a preguntar a estas alturas si habrá campamentos de verano en España a los que apuntar a sus hijos, como una fórmula que permita en julio y agosto la conciliación familiar y laboral.
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Y la respuesta es que el «sector está preparado para funcionar» , advierte José Manuel Fernández, portavoz del Colectivo Nacional de Campamentos de Verano , que agrupa a empresas, autónomos, asociaciones, instalaciones y albergues que desarrollan proyectos de ocio y tiempo libre para niños y jóvenes. Pero para llevar a cabo la actividad con la mayor normalidad posible, Fernández remarca «la importancia de conocer cuanto antes las condiciones necesarias e imprescindibles de mano de las autoridades competentes».
Espacios protegidos
Mientras tanto, el colectivo ha elaborado su propio protocolo, «que hace especial hincapié en las medidas de prevención higiénico-sanitarias que consideramos necesarias y que queremos ofrecer al Gobierno y a las comunidades autónomas para la creación de un posible plan de desescalada». El objetivo fundamental, prosigue Fernández, es la creación de «espacios protegidos de Covid-19» . En este sentido, añade, «muchas de las ofertas veraniegas cuentan con un factor a su favor: sus actividades se realizan en espacios abiertos y de acceso controlado. Para nosotros, un campamento es un sitio estanco, como un confinamiento en sí mismo. Sobre todo aquellos con pernocta, donde no entra ni sale nadie ajeno y donde se realiza un exhaustivo control interno de todo lo que entra y sale, al igual que ocurre en un domicilio familiar».
Prevención
«¿Cuál creemos que puede ser la mejor medida?», se pregunta Fernández. «Junto al seguimiento del protocolo, pensamos que hay que trabajar sobre la prevención, con las familias, con los niños.... Antes de entrar, los padres deberán firmar un documento que recoja que el menor no ha tenido contacto con ninguna persona enferma por Covid-19 y que no presenta síntomas de coronavirus en el momento de su llegada , entre otras cosas».
Lo óptimo, sugiere Mary Carmen P. Isabella, coordinadora de tiempo libre de Eduma Agrupación Deportiva, «sería poder hacer un test o un control médico previo y mantener las medidas sanitarias que correspondan, además de un seguimiento continuo, aunque podemos prever que habrá que tener un control riguroso de la temperatura, posible uso de mascarillas, trabajar con grupos más pequeños, lavado de manos constante, uso de guantes en algunas actividades, etcétera».
Una gran incógnita que se plantea ante la posible apertura, admiten ambos expertos, es el distanciamiento social . «La normativa hasta el momento parece indicar un número menor de niños, mayor separación física en el transporte, en las mesas y, posiblemente, una reducción de plazas por habitación. Son cuestiones pendientes de resolver», apunta Mary Carmen P. Isabella. «Para nosotros –reconoce Fernández–, la distancia física no es un modelo de trabajo. Los niños vienen a hacer actividades, por lo que es prácticamente imposible que mantengamos dos metros de distancia entre ellos. Es muy complicado por la naturaleza de nuestra profesión y porque al final nosotros lo que aportamos a los niños es una experiencia». «Se nos hace muy difícil pensar cómo mantenerlos a dos metros de distancia, 24 horas al día durante siete días a semana», reconoce.
Regulación y control
Por eso es importante, señala el portavoz del Colectivo Nacional de Campamentos de Verano , «buscar entre todos la manera de hacerlo, si es que se puede. No somos un sector temerario . Nuestra labor es cuidar menores. No somos un mero entretenimiento: nos llegan niños con alergias alimentarias, con problemas de salud serios, hablamos con los padres, en muchos casos con sus médicos para ver qué cosas pueden hacer y qué cosas no, cuidamos de su salud, de sus emociones. Si hay un sector que está preparado es este». «Somos un grupo súper regulado y cualificado. Es nuestra esencia: preocuparnos por el cuidado de los niños. El verano está ahí y el problema de socialización y conciliación, también », añade Fernández.
Después del confinamiento, concluyen ambos, «creemos que los campamentos son más necesarios que nunca. Los niños tienen que salir a jugar, verse con sus iguales, sentirse seguros, arropados, queridos, rodeados de diversión. Si todos los años somos importantes, este curso somos fundamentales ».