El «rey de la chatarra» pierde su museo del automóvil
El empresario debe a Hacienda 21,9 millones de euros, según la última lista de morosos
Luis Miguel Rodríguez , popularmente conocido como el «rey de la chatarra» , está viendo cómo su mayor sueño, su museo del automóvil, se esfuma de la noche a la mañana por culpa de sus deudas, principalmente con Hacienda. Su empresa desguaces La Torre, ubicada en Torrejón de la Calzada (Madrid) y que cuenta con alrededor de 240.000 metros cuadrados, está en concurso de acreedores desde el verano de 2018 al declararse insolvente. La deuda del empresario asciende a unos 21,9 millones de euros con Hacienda, tal y como salió publicado en la lista anual de morosos, además de otras deudas que tiene contraídas con dos entidades bancarias.
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Aunque desde hace dos años todos los movimientos financieros que realiza están supervisados por un administrador concursal de UBsolvia SLP, Luis Miguel prefiere decir que es él quien ha dado el visto bueno a la subasta de su mayor tesoro: su colección de vehículos clásicos. Fuentes cercanas al empresario de la chatarra aseguran que hace tiempo que entró en contacto con algunas de las casas de subastas más importantes del país, pero que finalmente se arrepintió y siguió empeñado en su macroproyecto del museo que le ha llevado a la delicada situación financiera actual. Las mismas fuentes aseguran que solo el proyecto arquitectónico del museo del automóvil, encargado a uno de los estudios más cotizados del país, le costó 2 millones de euros , que costeó de su propio bolsillo y para el que contó con el apoyo de una amiga muy poderosa que en su momento estuvo casada con un importante magnate de la comunicación. Luismi no escatimó en detalles y siguió invirtiendo en él a pesar de las numerosas deudas contraídas. Incluso las obras faraónicas para hacer realidad este espacio se adelantaron a los permisos, lo que le costó alguna que otra sanción administrativa y dos recursos para evitar que se ejecute la demolición tanto de las obras de ampliación del desguace como de lo que había levantado del museo. La mayoría de los terrenos donde se asientan ambas construcciones no son urbanizables y están protegidos.
Cinco ventas
La falta de liquidez, aunque se han ido haciendo pagos en este tiempo para reducir la deuda, ha obligado a Luis Miguel Rodríguez a sacar a subasta su amplia colección de coches clásicos a través de Internacional Auction Group (IAG Auction). Van a ser cinco subastas. Tres donde se podrán adquirir tractores, carruajes de caballos, coches clásicos e históricos (la primera se abrirá el 2 de julio y se cerrará el 7 de julio y las pujas funcionarán las 24 horas del día a través de la web www.iagaution.com). Después, una cuarta y quinta en la que se subastarán vehículos industriales y utilitarios. Las personas interesadas se tendrán que inscribir en el lote por el que quieran pujar. Los precios de salida los marcará la propia casa de subastas. Se trata de una oportunidad única para adquirir verdaderas joyas del motor, como el Audi 200 con el que José María Aznar sufrió un atentado en 1995, que se mantiene tal y como quedó tras la explosión. O varios vehículos que fueron utilizados por Francisco Franco : un Ferrari 355 Spider plateado, un Mercedes-Benz SL 500 o un Renault Fredes Billantcourt de 1900.
El empresario reconoció una deuda de 11 millones de euros, aunque las que señaló el juzgado en julio de 2019 ascendían a 44 millones de euros . Con esta subasta, según él, saldará gran parte y el resto lo fraccionará para liquidarlo en los cinco años venideros. Y es que Luis Miguel insiste en que su empresa, Desguaces La Torre, donde trabajan al menos 500 personas, no se encuentra en período de liquidación, por lo que aún puede llevar las riendas de la misma y se resiste a reconocer que la subasta ha sido forzada. Prefiere adornarlo como una operación suya para saldar las deudas cuanto antes.
Confía en tiempos mejores
No es la primera vez que se enfrenta a esta situación. Hace unos años, la Agencia Tributaria ya sacó a subasta 17 fincas de su propiedad en Torrejón de la Calzada, la mayoría contiguas al desguace. Se vendieron por 1,6 millones de euros y sirvieron para ir condonando la deuda mantenida con Hacienda. Aunque hasta ahora era impensable para él haber dado este paso, Luis Miguel prefiere mantener el tipo en público y espera poder algún día volver a atesorar otras piezas iguales o mejores que de las que ahora se desprende.