Tercera protesta de los comerciantes de El Rastro: «Queremos nuestras ubicaciones habituales»
Los vendedores ambulantes mantienen el pulso con el Ayuntamiento y exigen abrir sus puestos en sus lugares tradicionales
Es el tercer domingo consecutivo que decenas de personas inundan El Rastro , aunque no para descubrir piezas únicas ni recorrer los puestos ambulantes, que aún no han regresado. El barullo lo forman sus comerciantes que, una vez más, se han concentrado en la plaza de Cascorro para clamar en contra de la última propuesta del Ayuntamiento de Madrid sobre la reapertura del mercadillo centenario.
El Consistorio, que primero propuso la vuelta del 12 por ciento de los puestos, después, del 30 por ciento y, esta semana, de la mitad, sigue sin incluir su principal reclamación. «Queremos nuestras ubicaciones habituales» , declara Mar, heredera del negocio de su padre, y de su padre antes que él, mientras intenta recoger firmas de los viandantes bajo el sol del mediodía.
El último plan de la Junta Municipal de Centro ha diseñado un mercadillo más amplio, distribuido en cinco zonas distintas para evitar aglomeraciones, que los comerciantes consideran «guetos desconectados entre sí» . «No entendemos por qué la plaza de Cascorro no y la de Vara del Rey sí», critica Marisa, que cargaba este domingo con un armatoste de telas, carteles y proclamas. «No queremos abrir como si no hubiera coronavirus , queremos abrir el 50 por ciento, en los dos lados de Ribera de los Curtidores , con una entrada y una salida. Como en los centros comerciales, pero al aire libre», explica. Por ahora, las ayudas para autónomos de la Comunidad de Madrid salvan sus cuentras tras cuatro meses sin ingresos.
«Tengo clientes internacionales que vienen una vez cada cuatro años porque saben dónde estoy», esgrime Alfonsi, que vende bisutería desde hace 37 años y se ha atrevido este domingo a alzar el altavoz y gritar en nombre del millar de vendedores ambulantes que forman El Rastro. «Hay gente mayor que tiene su almacén en Cascorro y no puede cargar con el carro hasta allí», señala otra mujer, que prefiere mantener el anonimato.
Sin fecha de apertura
Tras hora y media de discursos, comienza el desfile, calle abajo por Ribera de los Curtidores, flanqueado por un dispositivo de la Policía Nacional y bajo la atenta mirada de los pocos comerciantes que han abierto sus tiendas físicas. Algunos se desmarcan de la columna y los saludan; son viejos conocidos. « Tengo tienda y tengo puesto, pero tampoco me dejan ponerlo y tengo que pagar un alquiler de 1.000 euros», cuenta Maite, que atiende su establecimiento a la par que sostiene una carpeta y varios folios para recabar firmas. El Rastro Punto Es , convocante de las protestas y que representa a alrededor de 600 vendedores, con el apoyo de las asociaciones Agartsana y Asiveras, ya ha recogido más de 10.000 en la plataforma Change.org y otras 5.000 a pie de calle.
Los comerciantes mantienen el pulso con el Ayuntamiento, sin que haya fecha de apertura hasta que las negociaciones lleguen a buen puerto. « El Rastro nos necesita y nosotros necesitamos al Rastro . Muchas tiendas no abren porque no hay Rastro los domingos», dice Maite. «Hoy debería ser un día fuerte y mira», lamenta Germán, antes de señalar el interior de su tienda de vinilos. «Y ellos están peor», añade, dirigiéndose a la procesión a sus puertas.
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