El sector hotelero «resucita» edificios históricos de Madrid en el olvido
Tras una década en desuso, el palacete del XIX donde se imprimía el primitivo BOE renacerá tras el verano como hotel
La crisis y la deslocalización de las grandes empresas hacia el extrarradio de la capital trajeron consigo el abandono de sus sedes en el centro histórico de la urbe. Como consecuencia del crac financiero, las compañías vendieron la que había sido su joya de la corona. Inmuebles emblemáticos y centenarios como la manzana de Canalejas, el Edificio España o la Casa de la Carnicería quedaron en el olvido durante la última década sin financiación que los devolviera a la vida. Superado el bache, el sector hotelero ha vuelto a poner en el foco de sus inversiones el rico patrimonio madrileño para resucitarlo como hoteles situados en el epicentro de Madrid, en entornos de lujo.
Noticias relacionadas
Después de tantos años en barbecho, este 2019 verán la luz muchos de estos grandes proyectos, cuya rehabilitación ya toca su fin. Algunas de estas importantes operaciones han descubierto a los propios madrileños enclaves que ni siquiera son capaces de apreciar a simple vista. En la Cuesta de San Vicente , entre los números 26 y 28, se encuentra el mejor ejemplo de ello: el palacete industrial del siglo XIX conocido como «La Imprenta» , por albergar la sede de «La Gazeta» -el primitivo Boletín Oficial del Estado (BOE)-, que renacerá a finales de este año como una moderna estancia de uso combinado como hotel y residencia de estudiantes, con capacidad para 284 habitaciones y 96 plazas de aparcamiento con puntos de recarga para vehículos eléctricos y bases para estacionar más de 60 bicicletas .
Pese a que cuando fue erigido en 1844 estaba completamente aislado, con el paso del tiempo quedó encajonado por edificios residenciales de épocas posteriores, encerrado en el interior de un patio de manzana y separado de los bloques colindantes por una calle interior. Desocupado y en mal estado de conservación, aún preserva en su fachada el cartel de quienes fueron sus últimos inquilinos: Gráficas Sucesores de Rivadeneyra y el emblema de la redacción de un diario deportivo y una revista del corazón.
Obra compleja
Situado en una ubicación estratégica -frente a los jardines de Sabatini y el Campo del Moro , entre Madrid Río y la plaza de España y a 30 minutos de universidades como la Complutense y la Politécnica o centros privados como Icade -, la cadena holandesa The Student Hotel (TSH) se fijó en esta gema en bruto donde instaurar su buque insignia en Madrid.
TSH encargó al estudio de arquitectura Fenwick-Iribarren -quienes idearon Caleido, la «quinta torre» , y varios estadios del mundial de Qatar 2020 - que resolviera la compleja ecuación entre respetar el aspecto original de edificios diferentes protegidos por Patrimonio y dotar de modernidad y comodidad a «La Imprenta». Tras dos años resolviendo el «tetris», a finales del pasado febrero arrancaron las obras de rehabilitación.
«Se trata de una obra muy compleja, que lleva mucho tiempo porque hay que demoler parte del interior, pero antes hay que sujetar todas las fachadas sobre un terreno complicado, con varias cotas», explica a ABC la directora del proyecto, Olga Rengel. Algunas partes del complejo tienen protección de grado estructural y otras solo parcial . Esto implica conservar sus fachadas, escaleras y la estructura original . «Cada paso que damos, tiene que ser aprobado por la Comisión Local de Patrimonio », añade la arquitecto.
En el actual paso de carruajes, a través del que se accede al patio de manzana, se situará la entrada principal. Haciendo de la necesidad virtud, Fenwick-Iribarren aprovecharon el desnivel de la calle para «poner en un pedestal» las fachadas originales.
«Nos gustaba mucho el contraste de mantener lo antiguo, que lo tenemos que recuperar y rehabilitar, frente a lo nuevo. Para poner en valor las fachadas originales, hemos rebajado el terreno y así poner el edificio sobre un podium», relata Rengel. Como guiño a su anterior uso, se utilizará un material industrial, el U-Glass, un vidrio en forma de «u» cuyas piezas se engarzan entre sí y proporcionan un aspecto traslúcido y ligero.
En el edificio donde se situaba la redacción, el principal, será accesible al público. En la planta baja se situarán las habitaciones más espaciosas, con grandes salones. El patio está ideado para acoger actividades de «coworking» . En torno a él se situarán las áreas de estudio, salas de reuniones, un espacio de trabajo para «start-ups» y empresas locales , así como zona de restaurante, bar y gimnasio. «Aunque es hotel también está pensado como ‘coliving’, para estudiantes internacionales que vienen a hacer posgrado por unos meses», cuenta la directora del proyecto, que señala que existirán unas «Master Kitchen» , ideadas como punto de encuentro.
El complejo conservará su cubierta tradicional a dos aguas y su singular torre del reloj. Precisamente, en la última cota, en la azotea, que está orientada a los jardines del Palacio Real, se instalarán la piscina y el balneario. «La imprenta» se convierte así en un ejemplo más de que el patrimonio de Madrid ya no es sinónimo de «naturaleza muerta».