Ópera desde el balcón contra el Covid-19: «Es el teatro más grande en el que he estado nunca»
La soprano Laia Falcón canta todas las tardes desde que se impuso el estado de alarma desde su balcón en Chamberí
Todos los días, a las seis y media de la tarde, Laia Falcón abre una de las ventanas de su casa, en la calle de San Bernardo. Su gesto lo imitan los vecinos de esta zona de Chamberí, dando lugar a una especie de ritual silencioso que ya se ha convertido en costumbre. Saben que algo va a suceder. Y no se equivocan. A esa hora comienza a sonar la música entre las cuatro paredes de Laia; los acordes, que salen de los altavoces de un quinto piso, se escuchan en todo el barrio, al tiempo que la gente va cogiendo sitio en sus balcones o alféizares para no perderse nada de lo que ocurre.
En ese momento, la soprano madrileña hace acto de presencia y entona, al menos, tres arias con las que consigue que durante poco más de cinco minutos sus vecinos olviden el coronovirus y se trasladen, aunque sea mentalmente, al patio de butacas de una ópera. «La ventana es el teatro más grande en el que he estado nunca», cuenta la intérprete en la entrada de su edificio, una vez que el concierto finaliza: «Me gusta mucho un aria de Mozart que se llama “S’altro che lacrime”, que quiere decir que si no puedes hacer nada más que llorar, probablemente no estés haciendo algo que vaya a funcionar», explica a ABC esta cantante de música clásica que se ha unido a la iniciativa voluntaria de muchos otros músicos: combatir las horas de obligada reclusión por culpa del Covid-19 con arte, ya sea a través de las redes sociales o de sus propias viviendas.
Cuando empezó a asomarse por la cristalera, dos días después de que el Gobierno decretase el estado de alarma , Laia tenía un objetivo: decirle «hola» a sus vecinos, que respondieron escuchándola con gusto. «Solo hubo un día que pensé que tal vez era mejor no salir y me llamaron ellos», asegura la operista, también doctora en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense y en Sociología del Arte por la Sorbona.
Los otros moradores, que antes ni la conocían, ahora le dan las gracias por su nombre cuando, cada tarde, termina el recital . «Lo que está pasando estos días no se me va a olvidar, el cariño con el que está respondiendo la gente. No creo que si ahora nos encontrásemos en el supermercado nos reconociésemos. Es muy bonito que me agradezcan así », dice Laia, que cada vez que canta se acuerda de la gente que «no sabe cuándo va a volver a poder trabajar, de los profesionales de supermercados y farmacias y de todos los sitios que ahora están cerrados».
Laia comenzó a estudiar piano con ocho años y canta en teatros desde hace quince, compaginándolo con otra pasión: la comunicación. Es profesora desde hace catorce años en la Complutense, donde dirige el máster de Comunicación Audiovisual para la Era Digital.
«Está siendo un año muy raro, difícil. Muchos alumnos, del otro lado del océano, no saben si volver a sus casas ni qué decidir», indica sobre su faceta de docente. En 2010 ganó el premio a la mejor cantante del Mozarteum de Salzburgo y, hace tres años, tuvo su primer protagonista en el Teatro Real . Hoy, su voz volverá a llenar de esperanza las vacías calles de Madrid.
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