Iglesias de Madrid
Nuestra Señora del Sagrado Corazón: la familia, el corazón misionero
La historia del templo está marcada por la centralidad de ser un santuario diocesano
El Padre Manuel Barahona , religioso misionero del Sagrado Corazón, y párroco de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, en la calle Pío XII, 29, es un torbellino de ideas y de recuerdos. Con una amplia experiencia de servicio a la Iglesia, en solo cinco minutos de conversación parece que le conoces de toda la vida. Hace treinta años fue párroco en esta iglesia. Cuenta cómo en aquella época las misas estaban llenas. También que el entonces Nuncio Apostólico en España, monseñor Mario Tagliaferri, se pasaba las tardes sentado en un banco de la iglesia rezando de rodillas, una imagen que no olvida. El Nuncio, vecino, aunque no feligrés de esta parroquia , solía dar un paseo vespertino que concluía con una personal hora santa. Y también comenta el padre Manuel que, en este momento, la media de edad de la comunidad de religiosos no baja de los setenta años .
Por cierto que la comunidad, que también alberga la casa provincial de este instituto fundado por el P. Julio Chevalier a mediados del XIX en Francia, está formada por seis religiosos que colaboran en la parroquia, aunque quienes tienen nombramiento oficial de Vicario son los padres Manuel Hernández, José Ramón Garate, Pablo Blanco y Chema Álvarez. En el territorio de la parroquia hay más comunidades de vida consagrada: Mercedarias de la Caridad, Misioneras del Corazón de María, Misioneras Agustinas Recoletas, Celadoras del Reinado de Cristo y PP. Carmelitas.
«La familia es el centro de toda la actividad evangelizadora», insiste el párroco. De ahí que la pastoral familiar, el protagonismo de los matrimonios, está presente tanto en la preparación a las pastoral del bautismo , como del matrimonio, como del tránsito a la casa del Padre, también en el acompañamiento de la pastoral de la salud, en la enfermad. Sinceramente esta parroquia es como se define: una comunidad que acoge, acompaña, celebra y comparte. De ahí la importancia de la celebración de la eucaristía dominical como base de la construcción de la comunidad cristiana.
Una nota añadida a la frescura de esta cercanía es la Comunidad Galilea , un grupo de matrimonios, familias, que están implicados en la actividad tanto desde el punto de vista formativo como de servicio y motor de cambio. Todos los miembros de la Comunidad Galilea realizan alguna tarea parroquial. También tenemos un grupo denominado Kairós , integrado en el movimiento Fe y Luz, de acompañamiento de discapacitados intelectuales; un voluntariado joven, los grupos de formación de adultos, Camino del Corazón y Grupo de Jesús, y los equipos al servicio de la liturgia.
La Cáritas de esta parroquia tiene una dimensión especial. Si por algo destaca es por el servicio de acogida y búsqueda de empleo . Todas las semanas atienden a un centenar de personas que vienen buscando trabajo. De hecho la media de colocaciones es de más de medio centenar al mes, principalmente en tareas de atención y servicios. La hermana Pilar, religiosa que está al frente de este programa, es conocida en la zona por ser la «madre» de todas las chicas a las que atiende en esta tarea. De hecho, no se trata solo de buscar trabajo sino de ofrecer un proceso de formación personal y profesional, de acompañamiento humano y espiritual, que se desarrolla a través de cursos de formación de lo más variados: inglés, cocina, geriatría, protocolos de hogar…
Pero la parroquia es también una historia que está marcada por la centralidad de ser un santuario diocesano , con una larga trayectoria de devoción popular y de atención sacramental, cuidada por ejemplo en el confesionario que se atiende con puntualidad. El santuario original se inauguró el 19 de marzo de 1962 por monseñor José María García Lahiguera. La parroquia se erigió en noviembre de 1965 con la presencia de monseñor Ricardo Blanco . El templo, acogedor, sencillo y funcional, es obra del arquitecto Emilio de Castro. Destacan en su interior dos imágenes, un Cristo monumental de madera y Nuestra Señora del Sagrado Corazón, obras del escultor Fernando Cruz Solís , autor entre otras del grupo escultórico del Cerro de los Ángeles. Junto a la imagen de Nuestra Señora hay una sencilla oración que invitar a descubrir la ternura de una Madre, todo corazón. Y el Niño, con su cabeza junto a la de su madre, acariciándola. La vida real.
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