Nuestra Señora de la Morajela: un Evangelio de amor pleno
Esta parroquia es una fuente de paz y salud espiritual, avanzadilla de la misericordia

Nuestra Señora de La Moraleja es de esas parroquias madrileñas en la que los fieles van a las celebraciones litúrgicas en coche. Por lo tanto, lo que se necesita es un gran aparcamiento y un templo funcional con capacidad para una feligresía que abarrota las misas en los festivos. Un día cualquiera, por la tarde, entre semana, te encuentras en el patio delantero al templo una masa de niños y niñas, con su habitual algarabía, madres y padres en amigable conversación. Eso es también la parroquia .
El templo, ubicado en la calle del Nardo, 44, está enclavado en una zona de casas señoriales y fincas, urbanizaciones y pisos de no menor tamaño, una geografía urbana que nació gracias a los buenos oficios de Don Juan de Borbón y la Familia Ussía. Se construyó entre marzo del año 1998 y octubre de 1999, y fue consagrado el 12 de diciembre de 1999, fiesta de Nuestra Señora la Virgen de Guadalupe. El arquitecto de la parroquia es Javier Ramos Esteve .
Pasado un tiempo y ante las necesidades de crecimiento de la parroquia , se hizo una ampliación con un moderno edificio para aulas de catequesis y viviendas para sacerdotes, que fue bendecido el 24 de octubre de 2010 por el cardenal Rouco Varela. Desde que se erigiera canónicamente la parroquia el 15 de diciembre de 1978, desmembrada de san Pedro de Alcobendas, los cultos se desarrollaban en la Ermita de Nuestra Señora de la Paz y posteriormente en la capilla de las Religiosas Esclavas.
En el año 2004 fue nombrado párroco don Alfonso Sánchez-Rey López de Pablo, que tomó posesión el 21 de noviembre de ese mismo año. Y ahí sigue, con su bonhomía característica , sus inquietudes literarias y una vida espiritual que contagia. Le acompañan en el servicio el vicario, Emilio Sierra, y los adscritos Miguel Ángel Porcel, capellán del Hospital Infanta Sofía, y Benny Tom.
Esta parroquia es una fuente de paz y salud espiritual. Junto a las habituales actividades catequéticas, con una media de ciento veinte niños por curso, a los que hay que sumar los procedentes de los colegios Santa Elena y el Liceo Europeo para la Primera Comunión, más los cincuenta jóvenes de confirmación, hay que destacar, por su éxito, los cursos prematrimoniales.
Atención misionera
La atención misionera está apoyada por los grupos Alfa, y las iniciativas de Emaús y Effetá, dado que ésta es una de las primeras parroquias en las que se implantó esta fuerza del Espíritu. Pese a ser una zona en la que los únicos pobres son los que están de paso, la generosidad de los fieles es muy grande. Y con esa larga mano caritativa se pueden atender no pocas de las actividades de la Cáritas del Arciprestazgo, como el sistema de vales en las tiendas de comestibles de la zona o lo contenedores de ropa usada para Cáritas. Por cierto , contenedores que se llenan de ropa al menos un par de veces a la semana.
Uno de los puntos fuertes de esta parroquia es la oferta formativa a los fieles, conferencias, charlas, ciclos de estudio y profundización de la fe, con muy diversos y amplios temas. Para las próximas semanas tenemos desde la nanotecnología a la historia de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, el perdón y la miserciordia como temas teológicos o la arquitectura del templo de la Sagrada Familia de Barcelona. Pero la clave de esta comunidad es la vida espiritual centrada en la Eucaristía.
Y aquí también está en la avanzadilla de la misericordia, según la entiende el Papa Francisco. Una misericordia que sana los corazones de las personas. Por eso impresionan las misas mensuales de enfermos y heridos en el corazón y en el alma , con la oración de intercesión y la posterior Adoración eucarística de la misericordia. Frente a la tentación de intelectualizar la fe, de hacer una Iglesia alejada de las necesidades reales de las personas, esta parroquia apuesta por sanar a los enfermo, por ofrecer la gracia del Espíritu que hace felices a las personas, la oferta del abrazo de Dios que cura hasta las heridas más profundas del corazón humano. No en vano, el párroco de esta comunidad sabe, como pocos, de los desgarros en el cuerpo y en el alma de las personas. Y por eso su santo empeño en predicar un Evangelio de amor pleno.
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