La Fiscalía pide 30 meses de cárcel para el policía que mató «por error» a un alunicero
El agente disparó con su escopeta creyendo que eran salvas, pero estaba cargada con munición real
![Agentes de la Policía Municipal, en la entrada del hospital donde fue hallado el alunicero](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2019/10/23/alunicero-muerto-policia-k9EI--1248x698@abc.jpg)
Cuando el 21 de diciembre de 2018, J. V. L., agente adscrito a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional , comenzó su turno, no imaginó que terminaría acusado de homicidio por imprudencia grave . La Fiscalía pide para él dos años y seis meses de prisión tras acabar con la vida de un alunicero que, junto a su grupo de compinches, trataba de hacerse con un cajero de bitcoins situado en el interior de una peluquería de la calle de Diego de León.
El policía, de 40 años y con una larga trayectoria profesional , acudió en torno a las cinco de la madrugada con un compañero al establecimiento en el que los delincuentes, armados con mazas , estaban llevando a cabo el robo con violencia. De camino, a bordo del furgón policial, el acusado sacó del bolsillo de su pantalón dos cartuchos y cargó el arma, «pensando que primero había metido el cartucho de posta y luego el de salva, que es de fogueo y se utiliza con fines intimidatorios », recoge el escrito del Ministerio Público , al que ha tenido acceso ABC.
En las inmediaciones del local, los agentes observaron cómo un Volkswagen Golf circulaba con una puerta abierta y a muy poca velocidad. Tuvieron que esquivarlo. Detrás del turismo estaba uno de los atracadores, que inmediatamente se subió al coche. Al mismo tiempo, un Seat León aceleró para intentar dejar atrás a los agentes. J. V. L. se bajó del furgón, con su arma cargada y, en un intento de frustrar la huida , disparó. Estaba convencido, dice la Fiscalía, de que la escopeta (una Franchi SPS-350, utilizada normalmente por los antidisturbios) estaba cargada «correctamente». En ese momento, el acusado notó el retroceso del arma y vio cómo estallaba la luna trasera del vehículo. Ahí fue consciente de que se había confundido al introducir los cartuchos .
El disparo impactó en José Manuel R. G., español de 34 años. El presunto alunicero tenía en la parte posterior de su cuerpo nueve orificios de entrada de proyectiles y solo uno de salida. Uno de ellos, le perforó la pared posterior de la laringe , donde se quedó alojado. Otro atravesó los lóbulos inferior y superior del pulmón izquierdo . «Por error», J. V. L. lo mató, al equivocarse en el orden de los cartuchos.
Los otros asaltantes lo trasladaron en un vehículo al Hospital Virgen de la Torre , en Villa de Vallecas. Allí lo abandonaron a las 5.15 horas y huyeron a la carrera para no ser detenidos tras el golpe, aunque finalmente no consiguieron ningún botín. En un primer momento, fueron los sanitarios del centro hospitalario los que lo atendieron. Posteriormente, el Samur-Protección Civil trató de revertir la parada cardiorrespiratoria durante 30 minutos. No pudieron hacer nada por salvarle la vida. El texto de la Fiscalía recoge que la muerte «no se produjo de forma inmediata tras el disparo», sino que la naturaleza de las lesiones, así como la perforación pulmonar que le ocasionó un hemotórax izquierdo, manifiesta que estuvo vivo al menos 30 minutos más.
El finado tenía 30 antecedentes , la mayoría de ellos por delitos contra el patrimonio y uno por homicidio imprudente. La Fiscalía reclama a la Administración General del Estado , en sus conclusiones provisionales, el pago de 103.000 euros en concepto de responsabilidad civil subsidiaria para los familiares del fallecido.
Noticias relacionadas