El Dumbo: el atracador que votó si mataba a un jefe de Prisiones

El recluso participó en el motín y secuestro de Ángel Yuste en 1992. Duró 26 horas y lo sofocaron 200 guardias

El criminal, hace unos años, en una imagen grabada por una cámara de seguridad ABC / Vídeo: Cazan a Camacho y su clan: un peligroso atracador de bancos con dos asesinatos a sus espaldas

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Se llama Eduardo Camacho Chacón, alias «el Camacho», y es uno de los presos históricos más afamados por su peligrosidad dentro y fuera de prisión. Acaba de ingresar en Soto del Real en calidad de preventivo tras ser arrestado por liderar una peligrosa banda armada dedicada a asaltar bancos y comercios en Madrid. Entre febrero y septiembre obtuvieron un botín de más de 300.000 euros. Cayó con su hermano Francisco José, de 53 años, y otros dos individuos. Entre todos superan las 60 reseñas –32 pertenecen solo a otro de los detenidos–, aunque las más graves son las suyas.

Detención del afamado delincuente y su hermnano en un pueblo de Segovia CNP

El Camacho tiene 63 años y puede decirse que el penal es su verdadero hogar , puesto que ha pasado más tiempo dentro de él que fuera. «Se dice de él, en broma, que es como el Almendro, que regresa a casa por Navidad», indican fuentes jurídicas a ABC.

El Dumbo, con peluca ABC

Apodado también « el Dumbo» por el tamaño de sus orejas , que llevaron a los agentes a identificarle en una grabación realizada durante el asalto a una entidad bancaria en el que se le veía de refilón, es uno de los reos más respetados en el «trullo». Es «ley», según el argot de los reclusos, «un 'kie' , un jefe nato, una institución», por su dilatada carrera delictiva y penitenciaria, perpetrada durante sus permisos penitenciarios o siendo prófugo de la justicia. Se le considera un atracador a la vieja usanza. En caso de que surjan problemas, los funcionarios se dirigen a él: le consideran el portavoz.

Su trayectoria está marcada por la comisión de dos homicidios en atracos a entidades bancarias –en 1986 en Torrevieja (Alicante) y en 2001 en Móstoles (Madrid)–, en los que perdieron la vida a tiros un empleado y un policía, respectivamente, está jalonada por el motín y posterior secuestro realizado por el Camacho junto a otros cuatro sanguinarios delincuentes recluidos en la prisión de máxima seguridad de Daroca (Zaragoza). Corría el 11 de septiembre de 1992.

Un pincho y una visita

Entonces la protesta la lideró el también conocido criminal Joaquín Zamoro Durán, ya fallecido. Tenía 34 años y cumplía una condena de 44 desde 1979 por diversos delitos contra el patrimonio y detenciones ilegales. No era la primera revuelta que protagonizaba entre rejas. También había realizado varios intentos de fuga. No tenía nada que perder.

Pronto se sumaron a su causa el Camacho

y otros cinco sujetos, considerados los cabecillas del tumulto, que duró 26 horas y que la Guardia Civil sofocó en unos apenas 20 segundos. Participaron 200 efectivos que asaltaron el recinto y pusieron fin a un conflicto que mantuvo en vilo a toda España.

Cliente habitual de prisiones, a pesar su edad, casi siempre ha estado en primer grado y aislamiento

Todo comenzó cuando Zamoro retuvo con un pincho de fabricación casera a un funcionario . Sus acólitos secuestraron a tres más. En la visita del subdirector general de Gestión Penitenciaria, Ángel Yuste (que después sería secretario de Instituciones Penitenciarias)y el juez de Vigilancia Penitenciaria de Aragón, Luis Ángel Romero, para negociar la libertad, resultaron secuestrados. La tensión fue mayúscula. El grupo de sublevados llegó a votar dar muerte a Yuste y Romero. «Estamos dispuestos a todo» .

Las idas y venidas de Camacho a la trena han seguido. « Es cliente». Su destino, módulos para presos confictivos (primer grado y aislamiento casi siempre) pese a su edad y a que se ha apaciguado dentro. Con los funcionrios no tienen ningún problema y el trato es correcto.

Su hijo ha seguido su estela pero en delitos menos graves : cumple condena por delitos relacionados con la salud pública. Frisa los cuarenta. Ahora está en Aranjuez destinado a cocinas. «Su comportamiento es ejemplar. Nada que ver con cómo era su padre a su edad», precisan las mismas fuentes

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