«Atasco» en las licencias de la capital
La doble condena de los bares: sin terrazas y con multas
Las largas esperas para obtener los permisos obligan a muchos hosteleros a asumir el riesgo y las posteriores sanciones que vacían la caja del mes
Pedro de Miguel intentó salvar los muebles sacándolos a la calle. Mantuvo su taberna cerrada, un rincón carmesí de toda la vida en la calle de Moratín, durante siete meses, hasta que el Ayuntamiento de Madrid concedió lo que necesitaba para arrancar. En septiembre solicitó la licencia de su nueva terraza y dispuso seis mesitas altas , con sus largos taburetes, en la estrecha acera frente a Los Chanquetes . Desde entonces ha recibido casi una decena de visitas de la Policía Municipal ; en cuatro ocasiones, los agentes levantaron actas de inspección. «Me decían que no me preocupara, que era algo rutinario. Nunca me han dicho que quitara la terraza, me dejaban seguir funcionando mientras se tramitaba la licencia. Si a mí me lo dicen el primer día...», lamenta ahora. Hace tres semanas le llegó una multa de 2.000 euros y, quince días después, la notificación de que su solicitud había sido denegada.
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No todos tienen la ansiada terraza Covid . Antes del verano, el Consistorio de José Luis Martínez-Almeida abrió la mano con estas instalaciones para ceder algo de oxígeno a los hosteleros de cara a la «nueva normalidad». La avalancha de solicitudes no se hizo esperar. Entre mayo y noviembre, la cifra asciende 4.444 peticiones, según fuentes del Área de Coordinación Territorial, Transparencia y Participación Ciudadana. Solo la mitad han sido autorizadas , 2.005 terrazas, que se suman a las 5.322 previas a la pandemia. Mientras, 1.073 solicitudes han sido denegadas –sobre todo, por su inviabilidad técnica– y las restantes 1.366 aún están en el aire.
«Me siento engañado»
Una vez recibida «la primera multa en cincuenta años», Los Chanquetes continúa sirviendo en el interior. «Me he sentido un poco engañado», cuenta el heredero del afamado local de estética taurina. La semana anterior a la multa, De Miguel llamó a la Junta de Distrito de Centro para conocer el estado del trámite de su licencia . «En unos días recibiría la respuesta», le garantizaron. «Quizá si no hubiese removido no me habrían multado. Son 1.200 si pagas y te callas. Mi plan es recurrir , aunque seguramente lo pierda, pero es frustrante callarse», dice. Todavía trabaja al 40% de lo habitual.
Es un día gris y lluvioso, y las terrazas de la capital parecen abandonadas a su suerte. La metáfora perfecta para los hosteleros que, pese a la batería de medidas municipales, echan en falta más. «Ya no sé dónde quieren que pongamos la terraza», se resigna Ángel Valcárcel, encargado de la tasca Stop Madrid , vecina de Los Chanquetes. «En el Metro», bromea José, un parroquiano, entre sorbos de vino blanco. El bar ha querido aprovechar esta situación excepcional para colocar cuatro mesas, tres sombrillas y doce sillas en la placita a sus puertas.
Con la licencia todavía en trámite, y un par de inspecciones policiales, el dueño ha recibido una multa por no disponer del permiso. «Estamos a un 20% de facturación , si antes hacíamos 700 euros en un día, ahora unos ciento y pico. Nos quitan los 2.000 euros que hacemos en un mes», escenifica Valcárcel. Al contrario que Los Chanquetes, no les han obligado a retirar las mesas . Por ahora. «Lo único que nos salva en estos momentos es la terraza, lo que nos ha dado un poco de vida », zanja.
Ante los eternos trámites, Hostelería Madrid ya reclamó al Ayuntamiento una mayor agilidad y flexibilidad. «Muchos empresarios han esperado meses», trasladan desde la asociación, donde, sin embargo, optan por la paciencia . «Los empresarios tenemos que ser responsables y no poner terrazas sin licencias», declaran. Pero no son pocos los que no han querido (o no han podido) aguantar. Mejor asumir el riesgo , antes de que el mal tiempo arruine sus planes.
En el centro de la capital, las mesas altas con taburetes a juego adornan muchas fachadas. Estos pequeños despliegues también requieren de la pertinente autorización. «Tengo la solicitud sellada por el Ayuntamiento. Todos sabemos que si sacas las mesas sin estar aprobadas es un riesgo . Pero si la solicitas en junio y te dan el permiso en octubre... Pues sí, las hemos sacado, aprovechando un poco el Covid», reconoce un hostelero de la calle de Atocha , que prefiere mantener el anonimato. La semana pasada, la Policía Municipal quitó su par de mesas, sin multa.
Hace meses, el Área de Seguridad y Emergencias puso el foco en las terrazas: entre finales de mayo y hasta principios de julio, los agentes realizaron 7.695 inspecciones , de las que casi la mitad, 3.083, concluyeron en sanción. No obstante, no hay datos actualizados, pues el área ya no desglosa las multas e incluye a las terrazas en el recuento general.
Muchos hosteleros prefieren callar para evitar ser señalados. Pero a José, que hace dos meses se atrevió a abrir una taberna, no le importa hablar. «He invertido 100.000 euros, he dado de alta a cuatro personas en la Seguridad Social y estamos siguiendo las restricciones. He pedido una terraza, es una ayuda, porque normalmente no entra nadie», explica. A las dos de la tarde, su restaurante , todavía impoluto, está vacío. Ha solicitado colocar mesas en las plazas de aparcamiento. Las peticiones de este tipo ascienden a 774 y 296 han sido resueltas favorablemente. Mientras espera el veredicto, José ha añadido tres mesitas altas junto a la pared de piedra, sin solicitar permiso: «Toco madera –apoya el puño en la barra– para que no me multen», ruega.