La cúpula nacional de Cs tuvo que frenar el «ataque de rebeldía» del consejero Reyero

El titular de Políticas Sociales quiere dimitir, pero en su partido le han pedido que espere a una crisis de Gobierno

Alberto Reyero (izquierda) e Ignacio Aguado, en la Asamblea EP

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Hace más de una semana, el consejero de Políticas Sociales puso sobre la mesa a Ignacio Aguado su decisión de dejar el cargo . El vicepresidente regional intentó convencer, sin éxito, a su compañero de filas de que desistiera de ello. La renuncia tendría una clara lectura: el hombre que desde hace semanas mantiene un claro enfrentamiento con su propio Gobierno quedaría como el culpable (y, por lo tanto, Ciudadanos) de la contestada gestión de las residencias de ancianos durante la pandemia. Pero Reyero seguía en sus trece.

A principios de semana, fue llamado a una reunión con la ejecutiva nacional del partido. Algunas fuentes apuntan a que José María Espejo Saavedra fue quien intentó, de nuevo, anular los deseos del consejero madrileño. Nueva negativa. Hasta tal punto estaba convencido de que quería dejar el cargo (en un momento en que las filtraciones de supuestos borradores con los criterios para cribar el traslado de ancianos con Covid-19 a hospitales habían desgarrado las costuras entre él y el titular de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero), que intervino el escalafón máximo de Cs. El asunto llegó a Edmundo Bal y a Inés Arrimadas, de baja maternal , y fue la cúpula la que finalmente le convenció de dar marcha atrás en sus «ataques de rebeldía» contra su propio Gobierno. Uno de los otros argumentos que esgrimieron sus jefes es la cercanía de las elecciones vascas, en las que Cs y PP concurren en un mismo tique. Estos hechos han sido confirmados a ABC por fuentes parlamentarias de ambos partidos.

Y llegamos así al pleno del pasado jueves, en el que el punto fuerte del día era la votación, a petición de Podemos, de la reprobación de Ruiz Escudero. Lo de menos era el resultado, pues parecía claro que el bloque PP-Cs-Vox iba a votar en contra, como así fue. Pero en los pasillos de la Asamblea (y en las jornadas inmediatamente anteriores) se rumiaba la posibilidad de que Reyero se abstuviera o se ausentara en el momento de arropar al titular de Sanidad . Horas antes, el político de Ciudadanos se mostró airado porque se especulara con un «reyerazo». Finalmente, se ausentó del debate previo, entró en el hemiciclo solo para votar (en apoyo a su compañero de Gobierno) y volver a marcharse.

«Pero, más allá de esto, es un problema sin resolver. Quienes piensen que con la votación del jueves se acaba el problema se equivoca. Fue un pequeño paño caliente a la herida», indican fuentes parlamentarias de Cs. Y apuntan a que en verano, a más tardar en septiembre, podría producirse una crisis de Gobierno en la que saldrían Reyero, pero también Escudero , en una especie de intercambio de cromos. De hecho, el acuerdo de gobierno de 155 puntos establece que el PP solo puede cambiar a sus consejeros y Cs a los suyos. Si esa «cláusula» no existiera, Reyero llevaría ya tiempo fuera. Entre los populares niegan que ahora mismo haya sobre la mesa un cambio en el Consejo de Gobierno y defienden la labor del titular de Sanidad: «Es quien ha multiplicado el número de UCI, el que habilitó el hospital de Ifema, el que ha conseguido, con Díaz Ayuso, toneladas y toneladas de material sanitario... Su gestión está siendo ejemplar».

Es más, entre el grupo parlamentario del PP se preguntan qué hizo Reyero antes de que se creara el mando único en materia de residencias de ancianos. Y, encima, en este último pleno, dijo que el problema de las residencias está en Madrid, cuando desde el PP regional y nacional señalan a Pablo Iglesias, el vicepresidente encargado de estos centros, como ellos insisten. «El tema se le ha ido de las manos a Ciudadanos . ¿Qué planes de contingencia desarrolló su consejero para las residencias? ¿Sabía lo que estaba ocurriendo en cada centro? Su estrategia solo consiste en culpabilizar a Reyero», añade un cargo popular.

Tres dimisiones en un mes

Este quilombo tiene su reflejo en las tres dimisiones que se han producido en el equipo de Reyero en apenas un mes. Primero fue el secretario general técnico de la Consejería, Miguel Ángel Jiménez, por la polémica del falso contrato de Room Mate; luego, la marcha de su jefe de Gabinete, Carlos Reus, que se justificó por «motivos personales», como se han esgrimido razones «de salud» para la última renuncia, el viernes (argumento que ayer remachó el portavoz en la Asamblea, César Zafra), del gerente de las residencias, Óscar Álvarez. «Pero todo esto no es más que un reflejo de la descomposición de la Consejería de Políticas Sociales , y por tanto, de la falta de liderazgo de Ignacio Aguado en sus propias filas», indican fuentes parlamentarias «naranjas»: «El vicepresidente es muy individualista, no ha logrado hacer equipo ni frenar esta crisis, que ha resuelto la crisis», se quejan.

Y reflejan otro ejemplo: la poca sintonía que mantiene con Eduardo Sicilia, titular de Universidades, y Marta Rivera de la Cruz, al frente de Cultura y Turismo . Dos consejeros bien valorados en el PP pero que «no se pliegan a las exigencias de Aguado». Otros apuntan en otro sentido: «Son ellos los que van a su aire». Esos dos departamentos, en manos de Cs, podrían sufrir cambios si Vox se sale con la suya de adelgazar el número de consejerías para recortar en presupuesto. Aunque, en el caso de Rivera de la Cruz, su posición estaría menos comprometida por su sintonía con la cúpula nacional de Cs.

A un lado y otro del Gobierno regional no entienden que, «con lo mal que lo está haciendo el Ejecutivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, se haya creado esta situación interna con Reyero». Desde el sector crítico de Cs también se quejan de que Isabel Díaz Ayuso «no haya dado el puñetazo en la mesa y permita al consejero esos desaires públicos». Para Aguado también hay más reproches entre sus pares: «No es un líder. Lleva semanas discutiendo con Reyero, porque le está poniendo entre la espada y la pared continuamente. Otro no hubiera aguantado más y lo echaría».

La foto del jueves en la Asamblea fue la del momento justamente posterior a la votación sobre Escudero. Ningún consejero de Cs se levantó a aplaudirle , a diferencia de la bancada popular, donde sentencian: «Estamos trabajando en bajar la tensión, porque seguir así es inviable».

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