Coronavirus
Abre solo el 5% de las lavanderías, pese a ser un servicio esencial
La facturación se desploma hasta un 70 por ciento en los locales de autoservicio
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![Un hombre pasea frente a una lavandería autoservicio, en la calle de Embajadores](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/04/08/lavanderia-k8ZF--1248x698@abc.jpg)
Algunas permanecen abiertas y sus electrodomésticos, impolutos, dan la bienvenida a los clientes. Sin embargo, las lavanderías autoservicio están desiertas en el barrio de Lavapiés, donde se concentran muchos de estos locales. Son considerados, junto con las lavanderías tradicionales y las tintorerías, un servicio esencial , desde que se decretara el estado de alarma por el coronavirus el pasado 14 de marzo. No obstante, los ciudadanos no lo utilizan.
«Estamos en el 5 por ciento de las ventas» , asegura el dueño de una lavandería autoservicio, que prefiere mantener el anonimato. Si no echa el cierre, es porque un local vecino tampoco ha decidido hacerlo. Pero no comparte el criterio del Gobierno: «Estamos abiertos para nada», declara. «La facturación ha bajado un 70 por ciento, también el volumen de ropa», cuentan desde el punto de información telefónica de Lavaexprés, que mantiene abiertos casi una decena de locales en Madrid, uno de ellos, en la calle de los Embajadores. Mientras explican que han duplicado el uso de productos de limpieza, nadie entra en el local, en el número 22, que desinfectan cada noche. « La gente no está usando la lavandería . El que la usa es porque no tiene más remedio, porque no tiene en casa o se le rompe la lavadora», zanja el interlocutor.
Calle arriba, en la plaza de Corroso, una mujer corrobora estas palabras, tras salir de otra lavandería autoservicio. «Es la primera vez que la uso», dice, antes de explicar que se dedica a la ayuda a domicilio y, esa misma mañana, se había estropeado la lavadora de la anciana a la que cuida. A pocos metros de la plaza, un segundo local también parece no haber recibido visitas en toda la mañana. «Hay mucho menos movimiento», asegura una dependienta de la tienda de parafarmacia situada al otro lado de la calle. «Esa todavía se usa, porque tiene los productos de limpieza; la de más abajo aún menos. Antes venían aquí a comprar el jabón», recuerda y, a modo de despedida, regala una mascarilla de tela.
Esta falta de clientela ha desencadenado el cierre de muchos negocios. De las alrededor de 500 lavanderías y tintorerías de la región, «menos del 5 por ciento siguen abiertas», afirma el presidente de la Asociación Profesional de Tintorerías y Lavanderías de la Comunidad de Madrid (Astylcam), José Carlos Mas. Un panorama que desembocará en «la quiebra del sector», ya que «la mayoría de los ERTE los están echando para atrás» , asegura Mas, al tratarse, al fin y al cabo, de un servicio esencial. Desde la asociación ya hicieron una petición formal de cierre a las autoridades, pero siguen sin obtener respuesta. Mientras tanto, han recomendado el cese de la actividad. «Es una irresponsabilidad seguir abiertos. No tenemos protocolos ni garantía de seguridad para nuestros clientes y trabajadores», añade Mas.
Con la persiana metálica bajada unos palmos, una tienda de remiendos, que dispone de una lavandería en la parte trasera, es una de las pocas que resisten. «Solo ha venido una persona en toda la semana, para una muda de sábanas», comenta Encarni, a los mandos de una máquina de coser. Con su negocio prácticamente parado, acude a diario al local, en la calle de la Sombrerería, donde se afana en confeccionar mascarillas a partir de telas donadas por los vecinos del barrio. Antes de despedirse, regala una de sus creaciones. Una nueva costumbre, hoy en día.
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