Así fue el concierto más íntimo de Vetusta Morla
El grupo de Tres Cantos hizo un alto en su gira y sorprendió con un recital gratuito en la Quinta de Torre Arias
La actuación de la noche era una incógnita . Como en una especie de cita a ciegas, el público no sabía qué concierto iba a tener la oportunidad de ver en la Quinta de Torre Arias. Joaquín Sabina, Alaska y Leiva fueron algunas de las apuestas que los vecinos de San Blas hicieron el miércoles frente a la entrada de la finca . En sus manos, los más afortunados portaban una entrada para ver «Algo inesperado». Esa es toda la información que recibieron. Algunos se atrevieron a predecir y acertaron: «Seguro que es Vetusta Morla », vaticinó Lucas Martín, tras una hora en la cola para poder ver al grupo de indie. Gente de todas las edades esperaba sin saber qué se iba a encontrar.
La Quinta de Torre Arias se convirtió en uno de los escenarios más íntimos que han acogido los acordes de la banda de Tres Cantos. Sobre uno de los prados se levantaba un pequeño cuadrilátero con varias guitarras, un piano y cuatro micrófonos. En el suelo, decenas de alfombras decoraban el césped. El concierto, gratuito, era una incertidumbre y terminó siendo el plato fuerte de los Veranos de la Villa .
La banda salió el escenario para terminar con el misterio. Las caras de sorpresa se hicieron visibles entre el público. « ¡Es Vetusta! Qué suerte hemos tenido », se escuchó entre la pequeña multitud, que dejó de estar, al fin, impaciente. Los aplausos se hicieron entonces los dueños de la finca. «En mitad de este desconcierto (…) Haré de la cuesta de enero nuestra rampla de lanzamiento», empezaron los seis componentes del que es, probablemente, el principal grupo de indie-rock de España . Así fue, en mitad del desconcierto empezaron a tocar ellos para el deleite de los madrileños congregados en el lugar.
«Una experiencia increíble»
Las 10 canciones de «Mismo Sitio, Distinto Lugar», el cuarto disco de estudio de la banda, resonaron entre los árboles de Torre Arias. Los de Tres Cantos lograron trasladar su local de ensayo a la finca e hicieron a los asistentes parte de su grupo. «La experiencia de esta noche ha sido increíble. Llevábamos tiempo queriendo tocar en un espacio de estas características. Nuestro último disco apela, entre otras cosas, a cómo los lugares, depende de cómo se vivan, en los momentos que se vivan y quién los viva, cobran distintos sentidos y la Quinta de Torre Arias es un espacio lleno de distintos lugares a lo largo de su historia», declaró Pucho, el cantante de la banda. El sexteto hizo un alto en su gira, que está siendo todo un éxito. Hace un mes reunieron a 38.000 personas en la explanada de la Caja Mágica y sus actuaciones consiguen colgar el cartel de «sold out».
«Nos gustaba mucho la idea de mostrar el disco en otro lugar que no fuera el de siempre, las salas habituales de rock de toda la vida...», continuó el vocalista, que no dudó en admitir que el factor sorpresa mejoraba la experiencia. «La transformación del espacio y el espectáculo ha sido emocionante. La idea de empezar el avento al atardecer, ver el cambio de luz del sol y acabar de noche le da un carácter especial», aseguró tras más de una hora de recital.
«Consejo de sabios» fue la siguiente de la lista. Las luces del piano y el naranja del anochecer se fundieron en el escenario para que la banda rindiese su particular homenaje a la asociación de vecinos de San Blas-Canillejas, que lucha por mantener el espíritu del lugar. En ese momento la gente ya estaba evadida del ajetreo cotidiano de la capital y su « campo de batallas » era el césped de la Quinta de Torre Arias.
Y así, tras «Te lo digo a ti», «Punto sin retorno» y «La vieja escuela» la gente viajó desde Madrid a Copenhague para poner el broche de oro a una velada especial en la que se dejaron llevar y también jugaron, durante unos instantes, al azar.
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