Colegios
El sistema educativo gallego se examina frente a Ómicron
Con la incógnita de cuántos alumnos y profesores acudirán a clase, la Xunta lanza un mensaje de
tranquilidad y garantiza sustituciones inmediatas de docentes ante un regreso a las aulas complejo
El sistema educativo gallego ha afrontado múltiples exámenes desde que arrancó la pandemia. Pero ninguno como el que arranca este lunes. Se prevé un mes de enero complejo . La variante Ómicron ha trastocado todas las previsiones, y los colegios e institutos no son ajenos a la realidad circundante. Con más de 65.000 casos activos , según el último balance del Sergas, se palpa cierta inquietud y preocupación entre los más directamente vinculados con los alumnos: padres y docentes. Sobre la mesa, varias certezas y múltiples incógnitas. Entre estas últimas, sobresalen dos: cuántos alumnos regresarán hoy a las aulas y cuántos docentes se reincorporarán a sus puestos; ya sea por estar infectados o por guardar igualmente cuarentena en tanto contactos de otros positivos. Cualquier cálculo previo es pura cábala. Hoy, en cuanto suenen las sirenas, se harán números y se conocerá la auténtica dimensión del desafío que supone volver a poner el curso en marcha.
El alarmismo que ha corrido paralelo al discurrir del virus, desde marzo de 2020, ha redirigido su foco hacia el entorno educativo. Pasadas las Navidades, y resueltas cuestiones como los cotillones de Fin de Año o las cabalgatas de Reyes, ahora se suceden los mensajes que siembran dudas sobre la vuelta a las aulas. Desde la Consellería de Cultura, Educación e Universidade se lanza un mensaje de «tranquilidad». « Galicia está totalmente preparada para retomar las clases », asegura a ABC Manuel Vila, secretario xeral técnico. «Preferimos la prudencia, la proactividad, estar atentos, actuar y aplicar los protocolos que demostraron y demuestran que funcionan; y los alarmismos los dejamos para aquellas personas que lo generan», incide.
Las principales certezas ante la cita de este 10 de enero, marcada en rojo en el calendario, son que el curso debía reiniciarse en la fecha prevista y que debía hacerse de forma presencial. Este diario ha pulsado el sentir de la comunidad educativa y se constata un consenso rotundo. «Nos hace falta a todos; es una pena que no acabe de pasar esto, pero es lo que hay”», opina Marisol Louro, secretaria de la asociación gallega de directores de centros públicos de Secundaria y de la federación nacional, FEDADi. « El alumnado necesita un poco ya la vuelta », coincide su colega Isabel Ruso, presidenta de la asociación de directores de institutos de Galicia (ADDIGA). «Es una pena que no tuviéramos un poquito más de tiempo, para que esto remitiese, pero hay que afrontar lo que viene», añade. Francisco Lires, presidente de la federación gallega de directores de centros de enseñanza pública de infantil y primaria (FEGADICEP) asume que «volver, teníamos que volver», aunque se pregunta si habría sido «mejor retrasarlo una semana».
Directores, los tres, de centros educativos, encaraban un fin de semana de cuenta atrás para enfrentarse a algo conocido y nuevo, al mismo tiempo. Los sindicatos rumiaban diversos enfados . Suso Vermello, secretario nacional de CIG Ensino, comenzaba señalado que estaban «bastante cabreados con la escenificación de esta semana», en alusión a la reunión del consejo interterritorial del pasado miércoles. «El debate de la presencialidad no existió en ningún momento», terciaba. «Si el debate, al final, se acaba centrando en si presencial sí o presencial no, lo que acabas tapando es la miseria que hay detrás, que es la miseria de los recortes», apuntaba.«Se está intentando por todos los medios que los niños asistan a clase», ponderaba Julio Díaz, presidente de ANPE, para, a renglón seguido, advertir de que en Francia ha habido una cascada de aulas confinadas en cuanto han concluido las vacaciones . Para Díaz, es «prioritario, por todos los medios, acabar de vacunar a todo el profesorado. Solo se está vacunando a los que tenían las dos primeras dosis de AstraZeneca (…). Si al principio fuimos esenciales, ahora el profesorado no tiene por qué dejar de serlo», censura. Díaz también apela a completar la vacunación de los niños «lo antes posible». El conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, comunicó el viernes que el 54% de pequeños de 5 a 11 años ya cuentan con una dosis. Al hilo, otra queja del presidente de ANPE: el «malestar» porque, asegura, los hijos de mutualistas y funcionarios no tienen acceso a los test de antígenos gratuitos que facilita la Xunta. Sea como fuere, la anterior gran ola navideña se afrontó con niños y adolescentes sin un solo pinchazo. La situación, ahora, es bien distinta.
No acaba aquí la lista de demandas de los sindicato s. A la reclamación de endurecer los protocolos también se suma, en el caso de ampliar distancias entre alumnos, Francisco Lires. Díaz ve «importantísimo volver a reducir las ratios» por aula. Vila replica que la monitorización de los efectos de la pandemia en las aulas demuestra que «las principales armas» son «la mascarilla, la ventilación cruzada y una cierta distancia». El protocolo, explica, «es suficiente en estos momentos, pero estamos atentos» ante eventuales necesidades de modificarlo, explicaba el viernes. En paralelo, de hecho, la comisión de salud pública elevaba los criterios para cuarentenar aulas. Comunidades como la madrileña venían de defender el fin de los cierres. A ojos de Fernando Lacaci, presidente de la Confederación de Anpas Galegas, esto es «tapar el sol con un dedo», «florituras ridículas».
« No se trata de dejar a los niños aparcados en el colegio », censura Dolores Blanco, secretaria de CONFAPA Galicia, quien reclama más seguimiento de los alumnos a los que se envíe a sus casas.
Bajas de docentes
Si existía, a mediados de semana, un runrún entre la comunidad educativa, era el temor a un aluvión de ausencias entre el profesorado por culpa de la sexta ola , que agravaría el «déficit estructural» que achacan sindicatos y Anpas. «El pálpito que tenemos es que es bastante posible que nos enfrentemos a un descontrol en las aulas», afirmaba Lacaci. «Nos estamos encontrando con muchos monitores [de actividades extraescolares] que están confinados en casa. Lo que va a pasar en los centros lo estamos viendo nosotros en nuestro día a día», alertaba Blanco desde su experiencia como presidenta de la federación coruñesa de Anpas. Vermello temía que se reeditara «lo que pasó durante el mes de diciembre», cuando asegura que Educación suprimió sustituciones y «llevó a que nos encontrásemos con aulas que no tenían docentes; que había docentes que tenían que estar yendo de un aula a otra».
«Las dos últimas semanas de diciembre estuvimos a tope y era lo único que hacíamos, la actividad educativa pasaba a segundo plano», secunda Lires, al frente del CEIP Fernando de Castro, en Noia. «Lo único que hacíamos era rastrear, confinar aulas y alumnos, llamar a las familias». Ruso, que en cambio dirige un centro de Secundaria, el Eusebio da Guarda herculino, aseguraba que « el profesorado ha estado funcionando hasta ahora con éxito y las sustituciones se han hecho con rapidez y efectividad». Louro, desde el IES Plurilingüe de Ames, coincidía en que «sí hay profesores suficientes; no sé si en algún caso en particular tienen problemas, pero los centros que conozco sí».
En todo caso, el pasado viernes, el conselleiro del ramo, Román Rodríguez, anunció que su gabinete había comenzado a contactar con profesores sustitutos, para cubrir las más de 200 bajas que figuraban aquel día en el sistema, y que las bajas de docentes se irían cubriendo de forma «inmediata». Vila, tras recordar que hablamos de unos 31.000 profesionales -lo cual pone esos dos centenares en perspectiva- incidía en que se trata de una «vía exprés» que funcionará «de un día para otro». El anuncio aplacó un tanto los ánimos. «Vamos a dar un voto de confianza» , concedía Lires. Blanco, desde el «escepticismo», abogaba por aguardar acontecimientos. «Esperemos que no sea un canto de sirena», apuntaba Díaz.
El resto de actores consultados se mostraban menos conciliadores. «Como siempre, el conselleiro hace, de una obviedad, una virtud de la consellería; que las bajas del profesorado deben ser cubiertas de manera inmediata debería ser la pauta ordinaria durante cualquier curso escolar, con y sin pandemia», replicaba Lacaci. «Lo lamentable es que tuvimos que llegar a un punto de contagios masivo». Vermello afirmaba que en la tarde del viernes quedaban 150 bajas sin cubrir y vaticinaba que este lunes la cifra real «duplicará o triplicará» esas vacantes e «irá a mayores». Y añadía que «todo seguirá igual de mal» si las sustituciones se limitan «a dos o tres días».
¿Cuántos alumnos acudirán?
Y después están los alumnos. Blanco, de nuevo desde su experiencia a nivel provincial, remitía a lo que han ido observando en los campamentos navideños. «Hemos tenido muchísimas bajas de niños, que son niños que van a los colegios, son de los mismos centros educativos, de los centros públicos. Cada vez son más los niños que faltan. No solo por miedo a contagiarse sino porque, efectivamente, están contagiados o en su familia hay positivos y están en casa. Prevemos que sí haya muchas bajas», explicaba sobre el reinicio del curso.
Vila, al respecto, comentaba que «cuando abran las aulas tendremos unos datos más afinados». La situación recordaba inevitablemente a la de hace un año, cuando la ola no hizo más que crecer durante las fiestas y lo que hicieron los centros fue absorber los efectos de las reuniones familiares y sociales. «Nos fuimos el 23 de diciembre con cerca de 3.000 casos en toda la comunidad educativa , que recordamos que es de medio millón de personas, y lógicamente cuando abramos las aulas vamos a tener un dato muy superior a ese», avanzaba.
Los directores, en el tiempo de descuento, recordaban que en los centros hay protocolos y que funcionan. «Son muros de contención frente a la pandemia», defiende Vila. Desde el Eusebio da Guarda, llamaba a «luchar» contra la relajación, especialmente entre alumnos adolescentes con pauta completa: « Nos da miedo que se puedan acomodar y que de alguna manera dejen de preocuparse ». Abogaba, por ejemplo, por utilizar mascarilla FFP2 en las dos primeras semanas. Pero insistiendo en que es hora de reabrir las aulas. «El estar en la escuela no es solo el ir a estudiar matemáticas. Los niños a esa edad necesitan socializar», subrayaba Ruso.
Porque además, la alternativa, el aula virtual, no parece convencer. La propia Ruso estima que «la enseñanza online no dio los resultados que tenía que dar». Lacaci opina que «no son formación, no son atención y no debiera ser la fórmula por la que se atendiera al alumnado». Blanco, tras las explicaciones que les dieron a las Anpas el pasado viernes, reclamaba que las aulas virtuales «funcionen para algo más que colgar deberes o poner PDF». Los hay, como Vermello, que van más allá, al asegurar que ese plan online «no existe», que «se presentó a bombo y platillo el curso pasado», pero «no se llegó nunca a desarroll ar».
Con varias incógnitas en la ecuación que se irán despejando a lo largo de estos días y semanas, desde la consellería se insiste, con «muchísima prudencia» , en calmar las aguas. «Estamos preparados», repite Vila. «Todas las medidas que podemos tomar, se toman. Los medios organizativos humanos y materiales en los centros educativos están cubiertos». Se acabaron las vacaciones. Hora de volver a clase .
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