El verano en Galicia

A las puertas del Miño

En Santa Tecla (A Guarda) se localiza uno de los poblados galaico-romanos de mayor reconocimiento, Monumento Histórico Artístico Nacional

El Castro de Santa Tecla TURISMO DE GALICIA

EDUARDO CRESPO

A Guarda es el municipio pontevedrés que se abre a las puertas del río Miño, pues acoge la desembocadura que en su avance hacia el interior dibuja la barrera natural que sirve de frontera entre España y Portugal . Es además el punto más meridional de la provincia. Gastronómicamente se trata de una localidad con una larga tradición pesquera, que provee sus mesas de una gran variedad de pescados y mariscos, destacando el mero, la lubina, el pez espada, rodaballo, los percebes o las nécoras. Otro de los principales atractivos de esta zona son la boca del Miño y sus montes, que presentan algunas de las mejores atayalas del sur de Galicia . Junto a la localidad de A Guarda se encuentra uno de los más populares de la Comunidad, por su historia y simbología; el Monte de Santa Tecla.

Desde su cumbre se puede disfrutar de unas de las vistas panorámicas más impresionantes del territorio gallego, que abarcan desde Portugal, el núcleo urbano de A Guarda, el Valle del Rosal, la costa del océano Atlántico y la desembocadura del Miño . Estas vistas pueden observarse desde el Pico do Facho y desde el Pico de San Francisco, que es el punto más alto (341 metros). Aquí se localizan varios servicios como el aparcamiento, restaurantes o aseos públicos. No obstante, cabe destacar que en Santa Tecla se localiza uno de los poblados galaico-romanos de mayor reconocimiento, Monumento Histórico Artístico Nacional , se antoja parada imprescindible en una visita a las Rías Baixas. Además, acoge el Museo Arqueológico de nombre homónimo. El núcleo del castro celta , cuyas excavaciones se iniciaron en el año 1913, presenta una importante área donde se observa el hábitat castrexo de una auténtica ciudad galaica. Perfectamente rehabilitado y conservado, plazas y calles estrechas separan grupos de construcciones. Al lado de la propia carretera que conduce a la cima se observa alguna vivienda reconstruida. La mayor parte de estas construcciones tienen las mismas características, son circulares y en muchos casos cuentan con vestíbulos en los que suelen aparecer hornos de piedra. Este tipo de habitáculos junto a los diferentes vestigios arqueológicos exhumados a lo largo de las reiteradas excavaciones han permitido, tras varias investigaciones, datar a este poblado en el siglo I a.C. y fechado su abandono a finales del 68 d.C. , convirtiéndose en uno de los mejores ejemplos de castro de época romana.

El monte cuenta con dos miradores situados en sus cumbres a los que se accede a través de unas escaleras.

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