El Pazo de Meirás pasa a manos del Estado, que lo celebra como «un día de justicia histórica»

La juez da veinte días para que la Abogacía determine qué enseres «estrictamente personales» pueden ser retirados por los Franco del interior del inmueble

La abogada general del Estado, Consuelo Castro (izq.) recibe las llaves de Meirás de la juez Marta Canales, autora de la sentencia que desposee del Pazo a la familia Franco EP/POOL

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El Estado ha culminado este jueves la «segunda exhumación» de Francisco Franco. Si hace un año fue su cadáver en el Valle de los Caídos, en esta ocasión ha sido su residencia de verano, el simbólico Pazo de Meirás, que desde ya pasa a manos públicas, en ejecución provisional de la sentencia del 2 de septiembre dictada por el Juzgado de Primera Instancia nº 1 de La Coruña. Su redactora, la magistrada Marta Canales, fue la encargada de hacer entrega de las llaves del inmueble a la abogada general del Estado, Consuelo Castro, que se desplazó hasta Meirás para protagonizar un acto al que solo faltó un actor invitado: la familia Franco , que se adelantó un día al plazo fijado por el juzgado y entregó las llaves el miércoles al mediodía. Todo, retransmitido por televisión bajo la lluvia y con el suspense de una comprobación de inventario por si los nietos del dictador hubieran quebrantado el mandato judicial de no mover ninguno de los bienes almacenados en Meirás. Tras adquirir la posesión, Consuelo Castro puso letra a la canción: «Es un día que deja una sensación de justicia histórica» .

La jornada ha seguido una particular coreografía. A las once de la mañana, la comitiva judicial que el 11 de noviembre realizó una primera visita a la finca para conocer el estado de los bienes muebles que se almacenaban en ella llegó junto a los técnicos de la Xunta que realizaron el inventario. Durante unas tres horas recorrieron Meirás sala por sala, rincón por rincón, listado en mano , para acreditar que los bienes identificados seguían donde se fotografiaron y filmaron ese día 11. Y sobre las dos de la tarde, en la biblioteca de la segunda planta de la Torre de la Quimera, se procedía a la formalización de la entrega de las llaves. De una parte, la juez Canales; de la otra, la abogada general del Estado. Fuera del Pazo, aguantando estoicamente bajo la lluvia, dos docenas de periodistas y una treintena de simpatizantes del BNG portando pancartas reivindicativas —«Franquismo Nunca Máis», «Que devuelvan lo robado»— y jaleando tibios eslóganes coincidiendo con los directos de las televisiones.

Culminada la formalidad —que la normativa procesal no exige en modo alguno que se celebre en el inmueble cuya posesión se transfiere y que, en la inmensa mayoría de casos, se materializa en sede judicial—, Consuelo Castro se hizo acompañar a los pies de la escalera del vestíbulo de los abogados del Estado en Galicia que prepararon, presentaron y defendieron la demanda de reclamación del Pazo a manos públicas en los tribunales —Javier Suárez y Adela Álvarez—, así como de la subsecretaria del Ministerio de Hacienda, María del Pilar Paneque, para posar ante los periodistas con la llave del Pazo. Sonriente, Castro ha reconocido percibir esta jornada como «un día histórico» por «el valor simbólico, visual, de entrega de las llaves del Pazo de Meirás a la Administración General del Estado como representante de todos los españoles», a pesar de que se trata «de una ejecución provisional».

«Se produce la feliz coincidencia de que hoy celebramos el Día Internacional de los Derechos Humanos» , ha añadido, «la significación que este acto tiene en términos de memoria democrática encaja de una manera muy especial con el alcance de este día», aunque ha admitido, a título personal, su preferencia porque prevalezca en Meirás la figura de Emilia Pardo Bazán», si bien «es evidente la presencia de 40 años de régimen dictatorial, que aquí está particularmente significado» . Desde arriba, como testigo mudo, el busto de Franco que preside las escaleras; frente a ella, el retrato de Zuloaga del dictador con la vestimenta de requeté; por todas partes, los trofeos de caza de la familia.

El capítulo del traspaso de la posesión no está totalmente cerrado, ya que la Abogacía tendrá que acordar ahora con la familia Franco qué enseres estrictamente personales han quedado en Meirás pero pueden ser retirados sin afectar a la consideración de sitio histórico protegido como BIC ni a los futuros usos que se le quieran dar al inmueble. La propia Consuelo Castro lo reconoció. «Hay objetos que son claramente enseres personales, objetos que no son del Patrimonio del Estado » , y para los que la juez Canales «ha dado un plazo de 20 días para que, de acuerdo entre las partes, se puedan retirar». Además, queda fuera de la ejecución provisional de la sentencia la denominada «Casa de las Conchas», propiedad de los Franco, por situarse fuera del recinto amurallado de Meirás, según ha explicado.

Negociar los usos

«Es una devolución de un bien a manos de las que nunca debió haber salido, que es el Estado», ha añadido, «esto era una residencia oficial del dictador Francisco Franco, y es de justicia que vuelva a manos del Estado , sabiendo todos la manera en que se obtuvieron los fondos para la adquisición». A partir de ahora, Meirás se incardinará dentro del Patrimonio del Estado, dependiente del Ministerio de Hacienda. «Se está negociando con otras Administraciones Públicas el uso que se le va a dar al Pazo en ese tiempo de provisionalidad», se ha limitado a apuntar Castro. Ese es uno de los frentes abiertos, ya que la Xunta reclama la gestión y propone centrar en la figura de Pardo Bazán el Meirás del futuro, con algún espacio para la memoria histórica, mientras que el Gobierno es más proclive a una inversión de prioridades, centrándose más en la figura de Franco y sus consecuencias, con alguna reminiscencia para la literata.

Este jueves, la abogada general del Estado ha dado la impresión de estar más en sintonía con la postura del gobierno gallego . «Me da pena que el paso del dictador hizo olvidar a la inmensa mayoría de la gente que esta fue la casa de Emilia Pardo Bazán», ha manifestado a preguntas de los periodistas, «una de las cosas muy productivas de este procedimiento judicial es que ha vuelto a sacar a la luz lo que este Pazo significó en la vida cultural de su época». «No podemos olvidar ese paso de la dictadura, porque los pueblos no pueden perder la memoria, pero es imprescindible rescatar la memoria» de Pardo Bazán , ha añadido. Tras 82 años en manos de Franco y sus herederos, el Estado se hace al fin con el Pazo de Meirás.

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