TESTIMONIOS

«No podía salir, pensé que me iba a ahogar»

Son los testimonios de un susto. Relatan un instante, cuando Rels B cantaba el segundo tema, y un sonido: el «crack» del paseo que acabó con todo

Las emergencias sanitarias atienden a uno de los heridos en el desplome de una dársena del Puerto de Vigo EFE | Vídeo: Así fue el derrumbe de la plataforma en el festival O Marisquiño ATLAS

Gregoria Caro/Mario Nespereira

Con el vencimiento de la dársena , se desplomaron centenares de adolescentes en una noche de diversión que devino en horror. A unos les costó conciliar el sueño, otros aún no salen de su asombro, pero la mayoría se miran las heridas como si fuesen señales de una tragedia que pudo ser y no fue.

Daniel Rodríguez: «Cuando salías pisabas a gente, eso impacta bastante»

A Daniel, de dieciséis años, le costó pegar ojo la noche del lunes después de verse rehén de una avalancha humana. Con la visera calada y los pies aguantando un patinete, relata que todo se precipitó con el sonido de «crack» en la madera. «Y ves a todo el mundo cayendo. El problema es que la gente que estaba donde cedió la tabla se quedó en el fondo, encima de mí. Y luego cuando salías estabas pisando a más gente. Eso impacta bastante», rememora. Junto a él, dos amigos de O Barco de Valdeorras (Orense) salieron ilesos. A Daniel le habían operado la clavícula semanas atrás, pero solo sufrió rasguños.

Guillermo Val: «Hacer ahí los conciertos fue una idea pésima»

Lejos del cordón policial, pero cerca del cráter que se abrió en el muelle, a Guillermo le cuesta hablar de cómo, en la segunda canción interpretada por Rels B, «la gente se puso muy nerviosa, a empujar e intentar salir, pero a mí me agarraron», cuenta. «La madera resbalaba porque había mucho líquido, la gente había bebido y se le cayó todo. Normalmente los conciertos se hacían en la zona donde atracaban los trasatlánticos. Hacer ahí los conciertos fue una idea pésima». lamenta.

Andrés Aguiar: «Buscábamos a un amigo. Nos salvamos de suerte»

«Nosotros estábamos justo en la parte que se derrumbó», asegura Andrés, que esquivó el desplome por un golpe de fortuna. «Nos movimos para buscar a un amigo. Nos salvamos de suerte». Es fotógrafo de O Marisquiño, aunque en ese momento no se encontraba trabajando, sino que estaba de espectador. Él también ve el vaso medio lleno cuando detalla la forma en que se desplomaron las tablas:«Dentro de lo que cabe, fue la mejor opción. Si se llega a romper solo por un lado se habrían dado aplastamientos y se habría ahogado alguien. Al final cayeron en embudo». Además, añade, la zona se construyó en los noventa «y nadie se encargó de mantenerlo y arreglarlo». «El mar también desgasta, y al final cedió», zanja.

Josué González: «Fue muy turbio. La gente estaba muy borracha»

«Fue muy turbio todo», denuncia Josué González. Se encontraba al borde de la dársena, y por suerte, los únicos golpes de los que se aqueja fueron «por la gente que empujaba». Aún así, narra el instante previo al siniestro, cómo la muchedumbre «estaba muy borracha»: «Empezaba a saltar y a hacer tonterías, y en el momento del crack empezaron a correr». Para Josué, que veía personas por fuera incluso de la zona portuaria, estaba claro que la plataforma soportaba más peso del que debía.

Eider Nieto: «Nos caímos al mar y todos los de delante se precipitaron encima»

Eider estudia en Vigo, aunque es del País Vasco, y cuando se enteró de qué artistas estarían en el festival O Marisquiño no dudó en asistir. Por desgracia, apenas pudo disfrutar del concierto de Rels B porque a la segunda canción el suelo se undió bajo sus pies. Lo siguiente fue notar el frío agua del mar. Y ahí fue consciente de que comenzaba una pesadilla que duró varios minutos.

«Nos caímos al agua y todo el mundo que estaba delante se fue cayendo encima de nosotros. A mí se me quedó el pie enganchado y no podía salir», recuerda la joven, aún angustiada por lo vivido la noche del domingo. «Yo pensé que me iba a ahogar porque en una situación así cunde el pánico y los que estaban detrás te pisaban para subir», continúa.

Eso sí, Eider también asegura que hubo mucha gente que rápidamente se puso ayudar a las personas que habían caído o estaban atrapadas entre escombros. De hecho, fue una amiga la que la ayudó a salir de aquel pantalán del terror: «Mi amiga me dio la mano y tiró fuerte de mí, al final conseguí sacar el pie que se me había atascado entre las maderas rotas. Ahora su pierna tiene rasguños y moratones, pero el dolor se le pasará, sin duda, para Eider, lo peor fue el susto, esos minutos en los que pensaba que no iba a poder salir de allí.

Por otro lado, la joven también achaca el suceso a la mala calidad de la infraestructura: « Ya decían que las maderas estaban mal , y con los saltos y los botes de los concierto se acabaron rompiendo».

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