Las Mareas mantienen los cargos intermedios que antes censuraban
La rebaja de direcciones de área y también de su retribución eran parte del programa electoral
La reducción del coste de la administración y de los cargos intermedios fue uno de los ejes de la campaña electoral de las Mareas . Tanto fue así que era el primer punto de los 99 de la Atlántica en su ruta para inundar el palacio de María Pita . Para ilustrar esta premisa, una de las primeras decisiones del alcalde Xulio Ferreiro fue la de reducir el número de directores de área , un puesto de libre designación subordinado a la figura de un concejal o del propio regidor. Meses después de su toma de posesión, el equipo de los rupturistas fue cubriendo las vacantes hasta, según denuncia la oposición liderada por el PP, «volver al mismo número que había antes y dejar caer que traerán a alguno más» ya que «se han visto desbordados por la labor de gestión» .
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Son también los populares los que se remiten al inicio del programa de la Marea para poner sobre la mesa lo que entienden como un «incumplimiento», ya que en el documento se preveía que la retribución máxima en el Ayuntamiento sería la del regidor , con 40.000 euros anuales . Según la información a la que ha tenido acceso este periódico, los directores y otros asesores del equipo mantienen la categoría profesional con respecto al anterior mandato y los salarios que percibían. De este modo, los d irectores de área reciben unos emolumentos de 61.799 euros brutos al año, lo que supone un gasto estimado de 1,2 millones en toda la legislatura solo en este apartado. Sobre esto, los conservadores reconocen que «el único mínimo ahorro salarial administrativos de la Marea se da en los cargos electos».
Misma polémica en Santiago
Análogo es el caso del gobierno encabezado por Martiño Noriega en la capital gallega. Si bien es cierto que en el programa electoral se apostaba únicamente por la «racionalidad» en la administración, el regidor hizo toda una declaración de intenciones en los primeros compases de su mandato.
El compostelano todavía se estaba instalando en el Pazo de Raxoi y con la semana en el cargo apenas cumplida explicó que las direcciones de área eran una suerte de «estructura superpuesta o paralela» dentro de la organización municipal con la que había que dejar de contar ya que se entendía que la administración municipal no necesitaba ese perfil de profesional y que los cargos acabarían desapareciendo del organigrama municipal. A renglón seguido, Noriega se guardaba la posibilidad de cubrir algunas de las vacantes «en casos muy justificados y de absoluta necesidad».
Ante el cambio de opinión del equipo de gobierno, la oposición cargó con dureza contra el alcalde, y volvió a tener un pretexto para acusarlo de carencias en la capacidad de gestión municipal, una acusación que despachó en su día tachando la polémica de «bastante gratuita». Pero los reproches más duros vinieron de parte de los sindicatos. La central nacionalista CIG se expresó en una postura similar a la que presentaba en un inicio el regidor, y explicó en un comunicado que siempre se opuso a estos puestos «porque en el organigrama municipal existen suficientes directivos y bien cualificados». Del mismo modo, afeaban que «no ha habido ninguna explicación convincente a la necesidad de cubrir estos cargos» , por lo que la entienden como una «clara declaración de incapacidad para dirigir el área».
En un sentido parecido se pronunciaba UGT , que tachó en otro comunicado a Noriega de «incoherente» con su programa por «prometer en su código ético y no cumplir la reducción» de los cargos de libre designación. De hecho, cerraba su documento haciendo referencia a uno de los lemas más repetidos por los rupturistas como metáfora de la transparencia de la que iban a hacer gala, y reza que «parece que las supuestas paredes de cristal se convirtieron en muros de piedra».