Coronavirus Galicia

Las discrepancias con la hostelería aplazan el nuevo protocolo de la Xunta

Sanidade, que acepta reactivar el uso de las barras, espera cerrar en una semana un protocolo de «consenso»

El sector difiere en aforos y medidas como el control del CO2 y ve difícil que todos los locales cumplan los requisitos

El conselleiro Julio García Comesaña, en una imagen de archivo ABC

Pablo Pazos y Natalia Sequeiro

El ansiado protocolo gallego para dotar de seguridad a la hostelería frente al Covid tendrá que esperar. Al menos, una semana. Ayer volvieron a reunirse Xunta —encabezada por el vicepresidente primero, Alfonso Rueda— y sector en una cita calificada como «muy fructífera» por el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, quien venía de tomar parte en dicho foro. Pero no hubo fumata blanca. Comesaña adelantó que el próximo viernes se celebrará un nuevo encuentro. La previsión más optimista pasa ahora por dejar cerrado un documento de «consenso» la próxima semana , tras la reunión del comité clínico. Sería lo «ideal», porque el protocolo no entraría en vigor de inmediato. Se daría un plazo a los locales para adecuarse e incorporar las medidas.

No quiso dar grandes titulares el conselleiro, quien compareció, como es habitual, para dar cuenta de los acuerdos del comité clínico, reunido la víspera. Apenas avanzó que se volverá a « permitir el consumo en barras en determinadas condiciones », sin entrar en más detalles, atendiendo así una de las demandas del sector. Pero sigue sin cerrarse el documento porque todavía hay otros puntos sometidos a debate, a la búsqueda del siempre complejo equilibrio entre salud y viabilidad económica.

Comesaña no quiso hablar de puntos de desencuentro y prefirió referirse a «elementos de discusión» e «intercambio de puntos de vista», que en todo caso atribuyó a la naturaleza propia de cualquier «negociación». En todo momento subrayó que tienen entre manos un documento «importante», con vocación de permanencia, para que la hostelería deje de estar sujeta a los vaivenes epidemiológicos en cada concello. Se trata de dotarla de «estabilidad». Elaborar un plan «que sea bueno desde el punto de vista sanitario, pero también desde el punto de vista económico, social, etcétera», incidió. Que « nos satisfaga a todos ».

Por el momento, esa satisfacción no es ni plena ni compartida. ¿ Dónde está el tira y afloja ? Comesaña dejó entrever que aún no hay acuerdo en los porcentajes de aforo, pero que también hay disparidad con respecto a «algunas medidas que entendemos que sería conveniente que tuvieran todos los locales». En este punto tampoco ocultó que desde la hostelería les «trasladan a veces la imposibilidad material de conseguir los objetivos» que plantea la Xunta. No puso ejemplos, pero se puede intuir por dónde van los tiros. En su día ya hubo quejas, especialmente de los negocios más modestos, cuando se instauraron herramientas novedosas, como los medidores de CO2 para vigilar la calidad del aire o el uso de los códigos QR para facilitar la recogida de datos de clientes en caso de brotes. Quejas que afloran de nuevo.

Sector «peligroso»

En su tono siempre moderado, Comesaña agradeció en todo momento las aportaciones de los hosteleros e insistió en el deseo de llegar a un acuerdo «cuanto antes», que pasará por alcanzar un «punto intermedio» entre lo que plantean unos y otros. «Seguimos avanzando y lo hacemos con prudencia», recurrió a otro de los términos que gusta de manejar. Máxime cuando quiso recordar, en un mensaje cargado de intención, que la Xunta no pierde de vista que el de la hostelería es un «sector muy crítico en la transmisión del virus», al ser una «condición sine qua non», para el consumo, la retirada de la mascarilla. Un ámbito « muy sensible, pero muy específico y peligroso entre comillas », insistió. El sector, no solo en Galicia, se ha quejado con insistencia en que se les ‘demoniza’, negando que sean un vector de contagios. Las palabras de Comesaña, dentro de su mesura, no pudieron ser más claras al respecto.

En este momento, aclaró a preguntas de los medios, no contempla el uso del pasaporte Covid para el acceso a interiores, toda vez que lo tumbó el TSXG, pero la Xunta se reserva la baza del recurso al Supremo, y si este da la razón, «por supuesto» que se incluiría esta herramienta en el documento. El convencimiento de su idoneidad no ha mudado y así se plasma en el recurso, donde «fundamentalmente» se dejó constancia de que el empleo de certificados (de vacunación, prueba negativa o enfermedad superada)fue una decisión «consensuada» con el propio sector. Y defendió que, en un afán por paliar posibles «inconvenientes», no se pedía en exteriores, se ofrecían alternativas a la inmunización, con un «esfuerzo tremendo» a la hora de facilitar los certificados, y quedaban fuera los menores de 12 años. También se justificó, añadió, que no se exija al personal de los locales, al permanecer con la mascarilla colocada durante la jornada laboral.

En cuanto al ocio nocturno, se desliga de la hostelería . Está prevista una nueva reunión, por separado, la próxima semana, con representantes del sector. «Son dos ámbitos diferentes», subrayó Comesaña.

Tres niveles

El nuevo protocolo para la hostelería cambia el paradigma que se venía manteniendo hasta ahora. En vez de permitir mayores o menores aforos según la situación epidemiológica de cada ayuntamiento, los bares y restaurantes que tengan más medidas de seguridad contra el contagio serán los que podrán acoger más clientela. Según explica a ABC el presidente del Clúster de Turismo, Cesáreo Pardal, en el borrador se establecen tres niveles para los establecimientos . En el básico podrían abrir con un 30% de ocupación en el interior y con un 50% en las terrazas; en el medio se permitiría un 50% dentro y un 75% en las mesas del exterior y en el nivel alto el aforo subiría hasta el 75% en el interior y al 100% en las terrazas.

Los hosteleros quieren conseguir que la mayor parte de los locales puedan entrar en la categoría que permite mayor ocupación, pero esta es la más exigente y no todos los establecimientos están en disposición de cumplir los requisitos que actualmente exige la Xunta. « Algunos son difíciles de llevar a cabo », explica Pardal. «Estamos en esa negociación para poder ablandar algunas medidas». Entre otros puntos, hay discrepancia en el tema de las ventilaciones, de los medidores de CO2, la implantación de sondas de medidores de CO2, las distancias entre mesas o entre personas en las barras. También en la limpieza de los baños por parte de una persona que no sea la que esté sirviendo en la barra. «En algunos casos es imposible mantener estas medidas», indica el responsable del Clúster de Turismo.

Pardal celebra que la Xunta se haya mostrado favorable a la apertura de barras, pero explica que aún hay matices por pulir . «Las barras son esenciales, viene temporada de lluvia, no todo el mundo tiene una terraza preparada, la no utilización de las barras podría provocar el cierre de negocios y eso es lo que estamos tratando de evitar», indica. El sector se muestra convencido de que la pandemia obliga a limitar los aforos, pero reclama una rebaja tributaria. «No podemos seguir pagando el 100% de los impuestos y eso es algo sobre lo que los ayuntamientos también tienen mucho que decir, queremos que los concellos se pongan las pilas en este aspecto», reclama.

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