Elecciones Gallegas 2020
Galicia afronta el 12 de julio sus elecciones más inciertas y extrañas
Habrá un carácter evaluativo a la gestión de la crisis, sobre todo en Madrid, pero el subsistema propio de Galicia tendrá peso
La participación es la gran duda: no solo se votará en medio de dudas por la seguridad, sino también en verano
El 12 de julio será el momento de renovar los 75 escaños del Parlamento de Galicia, que acumula ya más de dos meses y medio sin funcionar a pleno rendimiento. El Gobierno que salga de las urnas tendrá que afrontar uno de los momentos más difíciles de las últimas décadas : la complicada reconstrucción económica y social del país, al tiempo que no podrá descuidar la situación epidemiológica.
Precisamente, las circunstancias de la enfermedad pueden ser una clave a la hora de saber qué participación habrá en los comicios. La «seguridad» que habrá durante el proceso electoral, será una clave, explica un experto consultado por ABC. Derivado de ello, entra en juego la participación: no se sabe cómo se puede comportar la población ante un proceso electoral en una situación extrema como la actual. Sí que se conoce lo que ocurrió en Francia en las elecciones municipales , donde la participación cayó unos 20 puntos. La segunda vuelta tuvo que ser suspendida y se celebrará en junio. Tampoco Galicia ha celebrado autonómicas en julio.
«Se ha tratado siempre de huir de periodos estivales . No tenemos tradición y tenemos la idea de que se desincentiva el voto. No son condiciones normales, ni hay experiencia en esa situación. Además, hay colectivos de riesgo que pueden tener de entrada alguna reticencia», cuenta a ABC María Pereira, profesora de Ciencias Políticas en la USC, que comenta esa idea de «riesgo», aunque sea «subjetivo». Esto automáticamente lleva a pensar en las personas mayores, que enlaza con la idea de un voto eminentemente al bipartidismo.
Pereira explica, de todas maneras, que si la abstención escala por encima de la media, eso no tiene por qué ser así: «Hay algunas teorías que han hablado de que un incremento de participación puede apuntar a favorecer a la izquierda. No es una casuística o tendencia que se dé siempre : hay momentos en que los incrementos no favorecen a partidos de izquierda, sino a los que están en el Gobierno, independientemente de su color. La abstención también depende de su volumen: si es masiva, por encima de las medias, y todo apunta que debería estar ahí, eso debería afectar en general al conjunto de los partidos». El también politólogo y profesor en la USC, Miguel Anxo Bastos, recuerda a ABC que «históricamente, por lo que dicen los estudios, la abstención perjudica a la izquierda. Pero cada caso concreto y elección es distinta».
Pero, ¿de qué van a ir estas elecciones? Es la primera vez que una parte de la población va a ir a las urnas después de la pandemia, en la que los gobiernos autonómicos, pero sobre todo el central han tenido que capear este virulento temporal, con el PSOE y Unidas Podemos (Galicia en Común, en este caso) al mando. Bastos señala que es «una gran incógnita» esa valoración del Ejecutivo de Pedro Sánchez, ya que no hay un consenso sobre su gestión, a diferencia de otros como «Zapatero, que había un gran consenso de que lo hizo muy mal».
Pereira indica que «siempre hay un componente evaluativo», aunque recuerda que en lugares como Galicia hay que tener en cuenta «la potencialidad del sistema propio». Dentro de esa evaluación de lo que ha ocurrido, señala que ahora mismo hay una mayor imputación de lo hecho y lo no hecho a la Moncloa que a San Caetano , el conocido como Mando Único. Tratarán de sacarle provecho: por ejemplo, como recoge el profesor Bastos, en el lado de la confluencia de Podemos se tirará mucho de rostros como el de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a pesar de que la limitación de su presencia física en Galicia, también la de otros líderes como Sánchez o Pablo Iglesias, puede acotar el impacto. En ese flanco izquierdo, remarca Bastos, existen «vasos comunicantes», con transferencias de votos entre las diferentes formaciones. Ve un aumento del voto para el BNG, un partido que se muestra «más sólido» , y refleja que ese votante podría abandonar Galicia en Común para irse a la formación de Ana Pontón.
En el caso de la acción de la Xunta, Pereira señala, de todas maneras, que sí se le puede evaluar por asuntos como «gestión de residencias» o una «actitud de adelantarse y tratar de diferenciarse de Casado y el partido a nivel central». Por su parte, Bastos cree que Feijóo «puede ser visto como continuidad»: le «favorece» plantearlas así . Da dos claves:los números de la pandemia en la Comunidad, que «son relativamente buenos», y que «aparenta una persona que gestiona crisis».
Pereira vuelve a recordar, en este punto, esa serie de «dinámicas propias del sistema gallego que van a jugar en las elecciones». Precisamente, remarcan que el PP en Galicia opta por esa imagen diferenciada, por ese «galleguismo», como cita Pereira, también por el distanciamiento de otros postulados más duros, como los de Pablo Casado. Explica Bastos que Feijóo tiene un elemento muy importante en este sentido: debe seguir convenciendo a ese electorado, que cuantifica como «mucho» , que le vota a él, pero no suele votar al PP. Queda demostrado en otros comicios, como las generales, donde el PP perdió en abril y ganó por los pelos en noviembre, con un PSOE mucho más fuerte. «El PP muerde al PSOE y no al revés» en las autonómicas.
En cuanto a los partidos minoritarios, remarcan su poca presencia en Galicia. Esa puede ser otra ventaja con la que cuenta el PP. Ciudadanos trata ahora de retomar protagonismo en Madrid con los acuerdos con el PSOE, y tiene una candidata definida en Galicia, pero Vox ha estado completamente desaparecido en terreno gallego. «No tiene ni candidato visible», remarca Bastos, que avisa:un cambio de un 1% o 2% en el voto popular puede quitarle la mayoría absoluta, aunque gane.
«Depende de cómo se repartan los votos» , argumenta. «En principio en Galicia el espacio que ocupa el PP es todavía demasiado amplio y potente para permitir entrar con facilidad a otras formaciones, pero no quiere decir que no pueda ocurrir, máxime con la situación de crisis que estamos viviendo», narra Pereira, que insiste en ese ecosistema propio en Galicia.
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