Cultura

Florencio Delgado: por el galleguismo desde el otro lado del Atlántico

El Consello da Cultura Galega dedica la primera entrada del Álbum de Galicia al poeta Florencio Delgado Gurriarán: el Día das Letras Galegas de este 2022 están dedicado al artista exiliado

Imagen de Delgado cedida

Ántar Vidal

El Día das Letras Galegas de este nuevo año es para Florencio Delgado Gurriarán , poeta valdeorrés exiliado tras la Guerra Civil. Para homenajearlo, el Consello da Cultura Galega dedica su primera entrada del 2022 del Álbum de Galicia al fundador del Padroado da Cultura Galega en México, arrojando todos los detalles de la vida del escritor y abogado galleguista.

Como tantos en la época, la historia de Delgado está protagonizada por el exilio, primero a Francia y después al país de América Central, donde pasaría el resto de su vida hasta tener que ser trasladado a Fair Oaks, en California, para ser tratado de sus problemas cardíacos: antes de morir allí, en 1987, firmó su última ponencia, ‘O soño do guieiro. Lembranzas dun vello galeguista ’, que, de no ser por sus problemas de salud, habría expuesto en el Congreso Castelao de 1986. Precisamente, Delgado mantuvo un vínculo muy estrecho con el artista de gafas redondas. Ambos escritores se conocieron en la III Asamblea anual del Partido Galeguista, del que los dos formaban parte, en enero de 1934. Para Delgado, Castelao fue «el personaje más destacado de Galicia en el siglo actual [siglo XX, por aquel entonces]; dibujante, pintor, escritor y político», según expresó en una entrevista con la historiadora Dolores Pla en Guadalajara, México.

La obra de Delgado está, irremediablemente, atada a sus vivencias: desde su juventud en Valdeorras, Palencia, Valladolid —donde se sacó la carrera de Derecho—, La Coruña y de nuevo en el Barco; hasta su exilio definitivo en México, pasando por Francia y Barcelona republicana en plena Guerra Civil , colaborando con lo que podría con el pueblo gallego. Su producción poética es dividida en tres ejes diferenciados por el escritor Xosé Ramón Fandiño, respondiendo a sus etapas vitales.

Por una parte sus poemas recopilados en ‘Bebedeira’ responden a un estilo «lírico y sensual» durante los días del autor en Valdeorras, pero cuando estalló la guerra sus versos se volvieron combativos y de lucha contra el fascismo. Esta parte fue publicada, apunta Fandiño en la biografía, en la revista 'Nueva Galicia' y en el poemario ‘O soño do guieiro’. Ya afincado en México Delgado comienza su última etapa como poeta, en la que muestra «su admiración por la realidad mexicana y la capacidad de la lengua gallega para dialogar con un sistema literario tan diferente como el mexicano». Mezclaba un gran número de palabras americanas con términos gallegos, que « convertían la lengua de los poemas en una especie de criollo gallego-americano ».

Vida en México

Llegó, como un refugiado más, en el barco 'Ipanema' en julio de 1939, apenas tres meses después de terminara la Guerra Civil. Después de estar unos días en México DF, es nombrado delegado en Toluca del Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles, pero finalmente regresa a DF, donde desempeña diferentes trabajos: Delgado, el abogado y poeta, se ve vendiendo zapatos, aceites, pólizas de seguros y fertilizantes hasta que, en 1949, es contratado como visitador médico por una farmacéutica. Trabajaría allí, incluso desempeñando altos cargos, hasta su jubilación en el 73.

Desde el exilio colaboró en la fundación de varias publicaciones de corte galleguista. Con otros militantes galleguistas inició ‘Saudade’, el libro ‘Cancioneiro da loita galega’ o la revista ‘Vieiros’. En la primera de ellas, que empezó a circular en 1942, también estaba Ramón Cabanillas involucrado, y aunque su producción fuera irregular e intermitente llegaron a colaborar escritores como Otero Pedrayo o Cunqueiro. Por su parte, en ‘Vieiros’, publicaron artículos Celso Emilio Ferreiro , Xosé Luís Méndez Ferrín, Manuel María, Ramón Piñeiro o, también, Pedrayo.

Se quedó a vivir en México, pero eso no significa que no regresara a su tierra después de que el Gobierno franquista le concediera el indulto en el 58 . Diez años después visitaría su Valdeorras natal, y lo volvería a hacer ya una vez muerto Franco para conocer en detalle los intentos de refundación del Partido Galeguista que tanto quiso en el pasado.

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