Feijóo mira a su gobierno en Galicia para diseñar el nuevo PP

Emplaza al congreso de Sevilla para desvelar si habrá conselleiros en la «cúpula», mientras se distancia de su relevo en el partido a nivel autonómico

Feijóo, este jueves al frente del Consello XUNTA
Pablo Pazos

Pablo Pazos

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El salto de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia nacional del PP puede acarrear consecuencias adicionales a las ya previstas y de por sí profundas. Se cuenta con dos movimientos tectónicos que marcarán un antes y un después: la renuncia al liderazgo gallego, firmada el miércoles y en vigor desde este viernes, por incompatibilidad de cargos; y la dimisión como presidente de la Xunta, perfectamente legal pero inasumible para el mandatario desde un punto de vista «personal», como insistió este jueves. Pero se pueden añadir otras derivadas, en función de hasta qué punto recurra a personas de su máxima confianza , integrantes del gobierno de la Xunta, para su nueva andadura en la planta séptima de la sede popular en Génova. Este jueves, tras el Consello, ya apuntó en esa dirección: como mínimo, para secretarías ejecutivas, pero quién sabe si también para integrarse en la «cúpula» del nuevo PP, que comienza a despegar este viernes en Sevilla.

Durante la rueda de prensa posterior a un Consello que, más que nunca, centró absolutamente su interés en el futuro de Feijóo y los efectos de su marcha, se le inquirió a éste si contará con conselleiros en su nuevo equipo, horas después de que hubiera avanzado el nombre de Cuca Gamarra como secretaria general. Fiel a su estilo, hubo pistas pero nada definitivo. En este caso, con la justificación de que sea en Sevilla donde proceda a « concretar los nombramientos importantes ».

«Evidentemente, hay miembros en el gobierno de la Xunta que podrían ocupar perfectamente varios de esos cargos , estoy absolutamente convencido», indicó. Aquí introdujo una precisión: están los cargos que «requieren dedicación exclusiva al partido», mientras que otros permiten «compatibilizar» ese desempeño con «responsabilidades» a nivel autonómico. Las primeras son las designaciones mollares, y son precisamente las que eludió por «prudencia». «Entiendo que debo trasladarlo a los compañeros del partido en el congreso», acotó. Los otros cargos son, por ejemplo, secretarías ejecutivas, y ahí fue claro. «Creo que sí debe haber miembros del gobierno de la Xunta que puedan asumir responsabilidades» en estos puestos, avanzó. «Primero, porque conocen el contenido y alcance» de esos cargos. Y segundo, porque «los conozco bien, después de varios años trabajando con ellos», lo que le induce a pensar que «pueden aportar mucho a la política nacional».

En síntesis, de su respuesta se colige que sí habrá integrantes de su ejecutivo autonómico en el nuevo PP, y que no se puede descartar que alguno incluso lo haga para integrarse en una «cúpula» de la que, por ahora, solo ha trascendido de forma segura, aunque fuera a través de las redes sociales, la figura de Gamarra. En línea con lo que viene sucediendo en las últimas semanas, donde todo queda supeditado a los tiempos que marca el propio Feijóo, el resto son quinielas. Cábalas en las que este jueves sonaba el nombre de Francisco Conde , vicepresidente segundo y conselleiro de Economía, Empresa e Innovación. Conde, con varios lustros de su biografía transcurridos en Madrid, está estrechamente vinculado a Feijóo desde que en 2009 le fichó como asesor. En los últimos 10 años ha formado parte del ejecutivo autonómico, desde 2020 con rango de vicepresidente. Es, junto a Rueda, el único de los integrantes del Consello -excluido Feijóo- con acta de diputado; ergo candidatable como hipotético sucesor al frente de la Xunta.

Partido y gobierno

Una casuística que evidencia que, por más que Feijóo remarcara que una cosa es su relevo en el gobierno gallego, y otra el liderazgo del partido en la Comunidad, ambas van inevitablemente de la mano . La gran diferencia formal, en estos momentos, es que sigue siendo presidente de la Xunta, pero ya no del partido. En Galicia, que sí a nivel nacional, lo que de por sí le otorgaría una voz autorizada en el proceso orgánico. Algo que se puede dar por descontado, cuando ha estado encabezando el partido durante los últimos 16 años, tras suceder a Fraga, en los que ha encadenado cuatro mayorías absolutas.

« Ya no soy presidente del PP de Galicia », llegó a replicar en San Caetano, durante el turno de preguntas. No le resultó fácil el equilibrio entre atender las múltiples cuestiones sobre su doble sucesión y no ofrecer más detalles de la cuenta. La consigna no había variado: primero el congreso de Sevilla, y ya a continuación, resolver las dos grandes incógnitas que han sobrevolado desde hace más de un mes. De ahí que, en lo que atañe al partido, el impulso inicial pasara por remitirse a los «estatutos», que se van a «seguir cumpliendo», indicó. Esos estatutos «establecen varias fórmulas», recordó, «ante la eventualidad de dimisión o renuncia del presidente del partido». Y se actuará, insistió, «conforme» a aquéllos.

Ocurre que el silencio había imperado a lo largo de la columna vertebral del PPdeG, comenzando por el secretario general, Miguel Tellado, quien nunca ha ido más allá de apuntar que él, de forma interina, es quien coge provisionalmente las riendas; pero cuando se le ha preguntado más a medio plazo ha recurrido al ‘ahora no toca’. Hasta que el barón orensano, Manuel Baltar, planteó la conveniencia de convocar un congreso gallego para abordar el nombre del candidato del PPdeG a la Xunta en 2024, asumido que será Alfonso Rueda quien, en lo inmediato, pilotará el gobierno autonómico. ¿Habrá congreso?, se le preguntó a Feijóo. Su respuesta: «El partido va a utilizar las posibilidades que concretan los estatutos . Será el partido el que tenga que decidir». No fue más allá.

Bicefalia

Y a la vez, está la cuestión de la Xunta. O en paralelo. Feijóo rehusó zanjar la duda de si podría darse una bicefalia que siempre se ha asumido como poco probable. El mandatario argumentó que «empezar a tomar decisiones sobre el futuro del partido», cuando ha firmado su renuncia, « sería poco alabado ». Y no quiere que le «critiquen con mayor intensidad que de costumbre». Por tanto, no es a él a quien «corresponde trasladarlo».

Al tiempo, recordó que en la Xunta se iniciará, «a partir de abril», el «proceso de sustitución» del presidente, que se prolongará «varias semanas», insistió. No hubo mayor concreción, aunque se vio en cierto apuro cuando se le preguntó por el formato del anuncio, después de que remarcara que «designar sucesor (...) a través de una rueda de prensa, y por decreto , no forma parte ni de mi proceder (...) ni de mi entendimiento de lo que es la política». Su relevo le «corresponde exclusivamente al Parlamento de Galicia». Y esto entroncó con la duda de dónde se despejará la incógnita. Él mismo admitió que, si es en O Hórreo, en Pleno, hay pocas opciones en abril.

Lo que quiso enfatizar es que no va a eludir la toma de decisiones. Como siempre, las adoptará cuando estén «maduras», nunca en «ruedas de prensa improvisadas, sin hablar con la gente». Porque eso, rechazó, solo granjea «un titular al día siguiente».

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