Elecciones en Galicia

Abel y Gonzalo Caballero, algo más que una pelea de familia

La dirección de Pontevedra no admite la inclusión del militante de Vigo porque «no consiguió los apoyos»

Las maniobras de Leiceaga para colocar a Gonzalo Caballero en la lista mantienen en alerta al alcalde vigués

Abel y Gonzalo Caballero, tío y sobrino PSOE/SALVADOR SAS

MARCOS SUEIRO

La histórica división en el seno del socialismo gallego se adereza con elementos accesorios que alcanzan en el PSdeG la categoría de determinantes. En esta ocasión una cuestión de familia, en un partido de tradición republicana, condiciona la formación de los equipos para las próximas elecciones autonómicas. Los protagonistas son el alcalde Vigo, Abel Caballero , y su sobrino, el militante «crítico», Gonzalo Caballero . El regidor salió perdedor de las primarias que encumbraron a Xoaquín Fernández Leicega como candidato a la Xunta. Su antagonista, Gonzalo Caballero, se entregó a la causa y contribuyó a derrotar la fórmula apadrinada por el alcalde. El candidato prometió compensar el apoyo de Gonzalo Caballero. El premio inmediato sería un puesto en la lista socialista de Pontevedra. «Xocas» no calculó bien y se encontró con el veto del alcalde. El episodio todavía no está resuelto y ayer mismo Leiceaga volvía a insistir: «Gonzalo es una persona muy valiosa» y ratificó que «tendrá un lugar destacado», aunque repitió que no realizará ninguna evaluación sobre las candidaturas hasta que el proceso finalice.

Xoaquín Fernández Leiceaga reiteró ayer que Gonzalo Caballero «tendrá un lugar destacado»

El propósito de Leiceaga choca con la decisión irrevocable de Abel Caballero y de los líderes de la provincia de no hacer «ningún cambio» en una lista que cuenta «con el apoyo de la militancia» . Y en medio de estos mensajes cruzados, Gonzalo Caballero observa desde su barrera universitaria y puntualiza: «Fui el segundo militante más votado en la provincia de Pontevedra». «Llevo veinte años en esta partido, no hay cuestiones más allá de las políticas, no es una cuestión de planteamientos personales». Y vuelve a los datos para insistir en que en su agrupación tuvo «120 apoyos a pesar de no ir en la lista oficial». También se adelanta a los posibles cambios que pueda introducir la dirección federal el próximo miércoles, presionada por la gestora y por el candidato, y haciendo pedagogía explica: « Las primarias son para elegir el candidato, y las listas están pensadas para formar equipos y no se votan de forma directa, tal y como establecen las normas del partido».

Los razonamientos del militante confrontan con la decisión de la Comisión Ejecutiva de Pontevedra. El alcalde guarda silencio, pero sus segundos remiten a los datos. Especialmente locuaz es la exconselleira, Carmen Gallego , quien explicó a ABC que «la lista oficial está respaldada por la mayoría que dan los votos, es integradora y representa a todas las comarcas». Otros compañeros refuerzan su argumentario apuntando que «hasta el último momento se han hecho esfuerzos por integrar a personas como la pontevedresa, Patricia Vilán , o el arousano Julio Torrado , pero lo que no vamos es a ignorar la voluntad de la militancia».

Bloqueo

Las posturas de las partes conducen irremediablemente al bloqueo. El candidato y el aparato maniobran en la sombra y evitan los enfrentamientos públicos con los distintos dirigentes provinciales. Gonzalo Caballero los secunda: «Yo apoyaré las candidaturas que salgan. Estoy a disposición de lo que el partido decida», apunta el joven profesor. La conformidad de sus planteamientos contrasta con sus «intervenciones ácidas y críticas» prolongadas a lo largo de los últimos años en los distintos comités nacionales. Ahora opta por un perfil más bajo y no esconde que «durante el proceso de primarias di mi apoyo explícito a Leiceaga , sin contraprestaciones». Incluso, evita reproches hacia la gestión del alcalde de Vigo, ya que recuerda que cuenta con el apoyo de la inmensa mayoría de los vigueses.

Al contrario de lo que pueda parecer, Abel y Gonzalo Caballero comparten modos y maneras y evitan nombrarse. El alcalde se escuda en la ciudad, en el proyecto y en los militantes . Por su parte, Gonzalo Caballero, tampoco abandona la corrección política: «No es una cuestión de planteamientos personales».

El «díscolo» asegura ser el segundo militante más votado en el conjunto de la provincia de Pontevedra

En sus razonamientos se evitan las alusiones al pasado compartido y al parentesco. Según pudo confirmar ABC, el alcalde de Vigo «fue mentor de Gonzalo, era habitual verlos en la cafetería de la Facultad de Económicas de la Universidad, junto al también profesor Abel Losada». Ahora esa imagen ya no es. « La distancia entre los dos socialistas tiene un origen político , pero ahora ya no lo sé», confirman a ABC desde el entorno de ambos dirigentes. Otros apuntan es «muy difícil buscar una sola explicación».Pero la nómina de enemigos crece y la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, encabeza el pelotón contra el «díscolo».

Las simpatías de Gonzalo también se redimensionan y se revisan. El candidato no oculta su entusiasmo por tener el apoyo del vigués. También militantes más anónimos y críticos con la dirección gestora, como el catedrático de la Universidad de Vigo, Juan Carlos Mejuto , saludan la incorporación al oficialismo del «sobrino».

Desde las otras provincias se observa lo que ocurre en clave de guerra interna. Los bandos en el PSdeG se reequilibran para cada batalla y los contendientes le niegan cualidades porque «la presencia de este tío es para nosotros una amenaza» . Incluso van más allá:«Muchos hemos visto en él una posible esperanza que acaba de tirar por la borda al entregarse al protegido de Gómez Besteiro».

Gonzalo Caballero mantiene que «está a disposición del partido» y que trabajará por un buen resultado

Por otra parte, la robusta mayoría de Caballero y su indiscutible apoyo social en la ciudad de Vigo empuja a sus fieles a reflexionar en voz alta sobre el propósito de un «hombre ambicioso que solo contribuye a erosionar la hegemonía del partido en la ciudad» .

El interesado respeta las «distintas posiciones». Gonzalo Caballero sabe que en «todas partes hay problemas» y dice ser sincero al afirmar que la elección de Xoaquín Fernández Leiceaga supone una «apuesta por la renovación» . La incógnita consiste en saber qué papel tendrá en el «cambio renovado».

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