Pandemia de Covid-19
Coronavirus Sanxenxo: «Estábamos tranquilitos pero se vino toda la gente de Madrid»
La afluencia de personas llegadas desde la zona más afectada por el virus es la comidilla en localidades costeras y residenciales gallegas
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« Estábamos tranquilitos... pero se vino toda la gente de Madrid ». Mar, desde Sanxenxo (Pontevedra), le pone voz a la comidilla de las últimas horas en múltiples zonas costeras gallegas. Portonovo, Vilagarcía de Arousa, A Illa... El comentario más extendido apunta a la afluencia masiva, y concentrada en las últimas jornadas, de quienes han salido casi en estampida de Madrid para poner kilómetros de por medio con el coronavirus . Y, de paso, poner en riesgo a Galicia, que sabe de primera mano lo que supone asumir casos «importados» desde el centro del país.
[ El coronavirus en Santiago de Compostela ]
En una farmacia de Vilanova de Arousa, en un supermercado de Cambados... La llegada de «inoportunos» visitantes desde el centro del mapa no se ve con buenos ojos en la esquina superior izquierda. En localidades como Sanxenxo, cuenta Mar en conversación con ABC, estaban «tranquilos», pero ahora sienten «un poco más de inquietud» . Son muchos los vecinos que se hacen eco de que los visitantes, al menos antes de que se declarara el estado de alarma, no habían acudido precisamente para recluirse, sino que se dejaban ver paseando y haciendo vida activa.
Sanxenxo tomó cartas en el asunto este mismo sábado. Su alcalde, Telmo Martín, convocó un gabinete de crisis que, entre otras medidas, acordó el cierre de playas , sumado al de mercadillos y parques infantiles. «El gobierno [municipal] apela a la responsabilidad de vecinos y especialmente de los visitantes y garantiza que, con serenidad, pero también con firmeza hará cumplir todas las medidas que se han tomado», recoge el comunicado emitido por el consistorio. «Hace un día genial, apetece pasear, pero mejor en casa», resumía Mar la actitud de la mayoría de los vecinos, respetuosos con la petición de no salir de los hogares si no era imprescindible.
Eso sí: después de hacer acopio de víveres. Porque a primera hora de la mañana de este sábado 14 de marzo, primer día de emergencia sanitaria en Galicia, la comarca del Salnés (Vilanova de Arousa, Vilagarcía de Arousa, Cambados) no era precisamente un remanso de quietud. Los supermercados, a las 10 de la mañana, estaban ya llenos . Apenas plazas de aparcamiento, colas en las cajas y productos que empezaban ya a escasear, como botellas de agua o el consabido papel higiénico.
Los más aprensivos se tapaban el rostro. Otros portaban guantes. Los empleados de los supermercados, dependiendo de la cadena, portaban o no mascarillas. La acumulación de vehículos provocaba en algún establecimiento dificultades para que maniobraran los camiones con el preciado suministro para reabastecer los exprimidos lineales. Una imagen, la de los productos que vuelan , que se ha venido repitiendo en toda Galicia en las últimas jornadas.
Quietud en la sobremesa
Después de comer, quietud. Pocos coches, por ejemplo, en la AP-9. Tampoco circulando por las carreteras comarcales. Los vecinos, más recluidos en sus hogares, quizás por el efecto de la sobremesa o esperando a que hablara Pedro Sánchez . En todo caso, sin darse las estampas de la mañana, cuando se veía a vecinos, por ejemplo, adecentando las cunetas, eliminando maleza, como un sábado cualquiera.
Imágenes similares a las de otras zonas residenciales gallegas en puntos casi opuestos del mapa, como Oleiros, a apenas 10 minutos en coche de La Coruña. « Aquí la gente hace un fin de semana más o menos normal », relata María José desde este municipio. Paseos, arreglos en los jardines, el sonido de una desbrozadora. La banda sonora de un sábado como cualquier otro. A pesar del coronavirus.
Tal vez los últimos coletazos hasta la entrada en vigor del estado de alarma.
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