Cuarentena para vencer al virus
Coronavirus Santiago: Carritos de la compra, música, olor a churrasco y alguna tos imprudente
Poca gente en la calle, pero mucha vida interior saliendo por las ventanas
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Un breve paseo por el centro de Santiago de Compostela permite comprobar rápidamente que la cuarentena ya es una realidad. Poca gente paseando, a excepción de la que iba a los supermercados , y la poca que hay, estaba tranquila, despreocupada. No hay que tenerle miedo al virus , pero algunos ciudadanos pasaron de la tranquilidad a la inconsciencia. Se pueden citar dos escenas curiosas, por decirlo elegantemente, a la par que antihigiénicas: un señor sentado en un banco decidió compartir sus fluidos con el resto de la población escupiendo a la acera.
Otro, sin ningún tipo de preocupación por las personas que se encontraban cerca de él, tosiendo. Y no tapándose la boca con la mano, ya no digamos con el codo, sino al aire. Por lo demás, poca gente en la calle y menos comercios abiertos aún . Excepto, por supuesto, algunos establecimientos de alimentación como Mercadona, con algunas estanterías más vacías que las propias calles .
Objetivo imposible encender el horno para hacer una pizza, ni congelada ni refrigerada. Y si tienen bidé, probablemente tengan que echar mano de él en el caso de no haber sido una de las miles de personas que han hecho acopio de papel higiénico. A diferencia del viernes, los pasillos sí estaban bien surtidos de agua , pero los yogures o los congelados eran otra misión imposible.
Por lo demás, el precioso día con el que se ha despertado Santiago ha retado a los ciudadanos enclaustrados para parar a ese enemigo número uno, invisible pero muy problemático, llamado coronavirus. Para combatir las ganas de salir, los ciudadanos abrieron ventanas de par en par para dejar pasar esos rayos de sol al interior de salas, habitaciones y cocinas . Y si los rayos entraban, esas ventanas abiertas permitían que saliese al exterior una parte de lo que estaba ocurriendo dentro. No por el sentido de la vista, pero sí por el del oído y por el olfato. De varias casas salían diferentes tipos de músicas, y la cercanía del mediodía permitía oler un plato de carne , probablemente churrasco, de una vivienda.
Solo dos peregrinas, que ya se encontraban a escasos kilómetros de alcanzar la Praza do Obradoiro, recordaban en este barrio de Santiago el papel de la ciudad como lugar de peregrinación. De momento, los santiagueses se han limitado a peregrinar al supermercado y a la farmacia . Solo algún deportista y algún ciudadano paseando al perro rompían la estampa de carros y bolsas de la compra. La ciudad se prepara para que esta sea la tediosa normalidad, al menos durante unas cuantas semanas. Todo sea por la salud propia y ajena.
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