Coronavirus Galicia
La ilusión del mercado gallego
«Mercaproximidade» es la nueva red para dinamizar la comercialización del producto local en la Comunidad
Los mercados locales cesaron su actividad en el inicio del estado de alarma y, con ello, también lo hizo el comercio de proximidad. Los negocios de hostelería cerraron sus puertas y los productos agroalimentarios gallegos ya no tenían la misma salida que apenas un par de días antes. Todo eso ocurrió un ya lejano 13 de marzo. «Con motivo del estado de alarma llegamos a tener aproximadamente cuatro millones de kilos de patatas listas para su comercialización», explica Mayte Joga , presidenta de la Asociación de Empresarios, Gandeiros e Agricultores da Limia (Adegal), refiriéndose al caso de la producción del tubérculo en Xinzo da Limia (Orense). «Las pérdidas eran casi millonarias», lamenta.
La solución ante este grave problema llegó de la mano de la Consellería do Medio Rural gracias a una nueva forma de comercialización. De esta forma nació «Mercaproximidade» , un programa promocionado por la Xunta que facilita el acceso a estas producciones en los establecimientos de alimentación que permanecen abiertos durante el estado de alarma, además de que permiten identificar su origen gallego con claridad.
Esta nueva red de comercialización, que hace llegar los productos de proximidad hasta las grandes cadenas de supermercados, tuvo una gran acogida entre los productores: «Fue una acción muy ágil, nosotros teníamos mucho stock cuando se decretó el confinamiento pero, aunque son tiempos difíciles para todos, conseguimos amortiguar el golpe», asegura Alberto Lema , director gerente de Aggriga Carne, una organización de productores de vacuno de carne en el ámbito gallego. Además, también es una buena forma de darse a conocer a cáterin o cadenas de distribución. Aún así, asume que hay que darle tiempo para que consiga tener la efectividad requerida: «El cliente tiene que valorar el producto que estamos ofreciendo, y eso es una oportunidad a largo plazo », resuelve.
También se pudo solucionar el problema con las patatas de Xinzo da Limia: «Como Adegal, pudimos gestionar cerca de tres millones de kilos y el producto que nos queda podríamos tildarlo de residual», celebra Joga. «El balance podría considerarse como positivo, a pesar de todo», apostilla. « Sabíamos que no se iban a tener beneficios porque es algo impensable , pero estamos consiguiendo que, al menos, las pérdidas sean las menores posibles», reconoce Joga.
«Esta nueva red de mercado es una oportunidad muy importante para toda la cadena de producción gallega», valora Lema. «La situación a la que nos estamos enfrentando requiere que trabajemos todos juntos, en cadena. A veces unos ganarán más y otros menos, pero necesitamos defender el medio de una manera u otra y eso solo lo podemos hacer en conjunto», reflexiona. «Echamos en falta un mayor consenso entre los tres eslabones de la cadena : productores, industria y distribución a la hora de establecer unos precios justos para todos», contempla. «Pero siempre estaremos a tiempo de ello», asume esperanzado.
Joga no duda en confesar que para los productores el decreto del estado de alarma fue una lección y un aprendizaje muy duro , tanto en el caso de los agricultores como en el de los ganaderos. «Nosotros estábamos acostumbrados a vender los productos en envases más grandes y esto nos sirvió para que tanto los agricultores como los almacenistas se profesionalizasen aún más», valora la presidenta de Adegal. «Esto también permite abrir el campo de venta de cara a otros años», añade con perspectiva de futuro.
«Es muy importante que esta iniciativa se mantenga en el tiempo . Es bueno para las producciones agrícolas y ganaderas, para la distribución y para el consumidor», asume. «Los clientes podrían llegar fácilmente al producto gallego y nosotros competiríamos con otras empresas que ya están en esos canales de comercialización», sostiene.
«Los consumidores de nuestra patata adquieren un producto que visualmente no es atractivo. Al estar destinado para hostelería se vende en sucio , es decir, no se le quita la arenilla que envuelve al tubérculo, no es brillante ni limpia, como la que se acostumbra a ver en los supermercados», detalla. Sin embargo, «todos aquellos que la han comprado coinciden en que es de una calidad excelente», apunta con cierto orgullo.
Calidad del producto
«La experiencia en este sentido es muy reconfortante», añade Joga para ABC. Estos comentarios motivan a solicitar a los clientes a que consuman el producto autóctono: «Yo creo que lo que necesitamos ahora es hacer una labor de ‘reeducación’ de los consumidores y tenemos que aprender a apostar por lo propio, por lo de nuestra casa», reivindica la presidenta de empresarios, ganaderos y agricultores.
«Esta red ha sido la mejor forma de poner en valor nuestros recursos en mucho tiempo», subraya en una conversación telefónica con este diario. «Además, nos consta que está funcionando muy bien, por eso tiene buenas expectativas de futuro», augura. «Los productos gallegos tienen un ciclo de comercialización demasiado corto, por eso tal vez no llegan tan fácilmente a los consumidores», reflexiona Lema. «Por suerte, sin embargo, hemos podido demostrar la calidad del producto gallego», remacha Joga. «De esta manera, seguro que poco a poco conseguiremos que la patata gallega esté en la cesta de la compra de los consumidores », suscribe.
Paralelamente a esta nueva red de comercialización, los productores gallegos decidieron donar parte de sus productos a hospitales o lugares donde fuesen necesarios. «Trabajamos con producto perecedero y no vimos una mejor manera de aprovecharlo que pudiendo ayudar a quienes más lo necesitaban y en beneficio social», confiesa Lema. «Así facilitamos productos de buena calidad , además de que también nos podríamos dar a conocer un poco más», apunta. A través del Banco de Alimentos, Adegal también pudo distribuir parte de sus productos.
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