Coronavirus Lugo

Ni genética ni un virus distinto: los motivos que hacen de Lugo la provincia con el menor dato de letalidad de la Península

La demografía, la difusión menor del virus o el número de pruebas, claves para una menor letalidad

Con todo, se recuerda que la crisis sanitaria no ha terminado y no se puede bajar la guardia

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Entrada del hospital de Lugo WIKIMEDIA

David Gómez

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Un análisis comparativo de los datos oficiales de las provincias aportados por las diferentes comunidades autónomas y el Gobierno permite arrojar algunas conclusiones interesantes . Galicia aguanta bien la epidemia y ve, por el momento, alejar los fantasmas de una saturación en hospitales, aunque las residencias de mayores sigan preocupando por su paulatino aumento de casos.

En cuanto a los contagios, la información que publicaba ABC este viernes relataba que Lugo es, con datos del jueves 16 de abril, la provincia de la España peninsular con la menor letalidad del país . Solo Tenerife y Melilla cuentan con datos mejores: en Lugo ese dato es del 3,03, mientras que en Melilla está en el 2,06 y Tenerife en el 2,65. Los datos hablan de una letalidad menor y reflejan también que en Galicia, al igual que en la provincia lucense, en este momento se está controlando la pandemia.

Los motivos los explica el gerente del Área Sanitaria de Lugo, Ramón Ares: por una parte, que «la difusión o circulación del virus en la Comunidad fuese menos intensa, llegase más tarde , al igual que al resto de Galicia, y en el momento del confinamiento no hubiese tanta transmisión, también como en el resto de Galicia». Al haber menos casos «se corta la transmisión antes» y se pueden centrar «todos los recursos en menos casos», con las unidades de críticos con una «presión menor».

Se refiere también Ares a la situación demográfica de Galicia y de la provincia lucense, con núcleos de población pero no excesivamente grandes y población «más dispersa». Además, este responsable se congratula del seguimiento a los casos domiciliarios, que afortunadamente suelen ser la mayoría, ya que «toda la estructura se volcó» en seguir a estas personas gracias a una herramienta llamada Telea, usada a su vez para pacientes con otras enfermedades.

«Pudo ayudar a que pudiésemos ser un poco más efectivos, o c ontrolar complicaciones inicialmente y hacer el ingreso cuando fuese necesario en momentos más tempranos de la complicación y que eso facilitase la recuperación y no hubiese tantas formas graves». Además, se refiere al «esfuerzo del servicio de geriatría, que desde hace varios años está trabajando con todas las residencias» y les ha permitido «estar muy encima para detectar algún caso» en ellas. Señala, en definitiva, esa «suerte, a lo mejor un poco más que en otros sitios» para poder tener estos datos.

Aun así, recuerda que hay que tomarse los datos con tranquilidad y con mesura, ya que la crisis sanitaria no ha terminado y pueden existir los temidos nuevos brotes que compliquen la situación en esta provincia o en cualquier otro lugar.

Las ideas de que una menor densidad de población y una menor saturación en los servicios sanitarios contribuyen a mejorar la supervivencia, al haber más espacio en UCI o una mayor cifra de respiradores disponibles, son también difundidas por otros expertos. Son, de hecho, dos claves que da Francisco Caamaño Isorna, profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública en la USC, que recuerda que los datos oficiales son perfectamente correctos «para ver si se dobla la curva», si «vencemos a la enfermedad» , pero también recuerda que si se «quiere calcular la mortalidad de forma global es más eficaz trabajar sobre el exceso» en el número de fallecimientos comparado, por ejemplo, con un periodo igual pero en los últimos tres o cuatro años.

Si por ejemplo en una localidad de media en los últimos años ha habido unos 200 entierros diarios en el mes de marzo, pero este año hay 700, lo más «simple» y «razonable» es trabajar con esos excesos que ofrecen esos números , teniendo en cuenta que pueden existir otras variantes encima de la mesa. Una de ellas, que se reduce el número de accidentes de tráfico al existir un menor movimiento en coche.

Esto quiere decir que la cifra oficial muestra las personas que han fallecido con una prueba positiva de la Covid-19, pero al mismo tiempo hay otras personas que no recibieron diagnóstico , fallecieron, y estaban infectadas y no se cuentan en la estadística.

Lo explica con un clarificador ejemplo: cuando se busca saber si se adelgaza o se engorda, se utiliza una báscula. Si esa báscula da un peso de 50 kg, pero al día siguiente se pesa 48 kg, se puede decir que esa persona ha adelgazado , que era el objetivo primario. Pero esa báscula puede ofrecer un dato desviado en unos cuantos kilos al no ser fiable al cien por cien , por lo que no ofrece el peso real. Eso mismo pasa con las cifras: los datos oficiales muestran si se consigue vencer a la enfermedad, pero el conocimiento real de esas estadísticas llegará más adelante.

Caamaño recuerda que el virus no penetró en España por Galicia, por lo que la Comunidad estaba ya en preaviso de lo que podía ocurrir : «Estábamos ya advertidos y empezamos con nuestros procesos antes. Somos capaces de hacer mayor número de test y por tanto tenemos un dato que no siendo la letalidad sobre infectados, que seguramente todos los expertos nos apuntan a que va a ser muy inferior a esos números que nos encontramos sobre infectados totales, pero será un número más próximo. Es una cuestión de pruebas por millón de habitantes ». Esto quiere decir que en provincias como la lucense, y en Galicia en general, los datos que se están ofreciendo pueden estar más cercanos a la cifra real de muertos con coronavirus, a pesar de seguir siendo una letalidad únicamente aparente y no total, al haber podido diagnosticar también a personas casi sin síntomas tras haberse hecho un mayor número de test y estar también en preaviso al llegar más tarde el virus que a otros territorios.

Además, se refiere a que comunidades como la madrileña están teniendo una afectación en residencias más intensa que en Galicia. «Ahí la letalidad se te dispara y el número de muertos sube muchísimo», remarca. Es por estas razones por las que también descarta a ABC que pueda mantener relación con alguna cuestión genética o que sea una variante del virus distinta y reafirma su argumento de que cuando comiencen los «test masivos, las pruebas de seroprevalencia y tengamos idea clara del número de personas infectadas veremos números que seguramente se aproximarán».

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