Libros

Una clase de historia a través del terror

El libro «Mala cosecha» relata los archivos aterradores en la cultura popular

Las catarsis colectivas como los exorcismos aparecen en esta obra literaria PIXABAY

David Gómez

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Galicia, tierra de meigas , de fantasía, de sucesos paranormales. De miedos colectivos, de personajes anónimos, de terror y angustia. El horror en la cultura popular gallega, y en general, en la española, ha estado siempre ahí, presente. Personajes conocidos, como las ya mencionadas meigas, los monstruos, los vampiros, que protagonizan historias populares conocidas , pero también otras de reciente descubrimiento. Para poner luz a esa cultura popular basada en los miedos o en el terror, la periodista e historiadora Natalia Monje acaba de publicar el libro «Mala cosecha» (Editorial Odeón) , que ha conseguido el premio Juan Antonio Cebrián. Lo ha hecho a través de una concienzuda investigación y documentación que la ha llevado a los archivos, de los que recuerda que el «90% está todavía por investigar». Una evidencia de que muchas historias están todavía por descubrir en esas hojas y que muchas respuestas también se podrían encontrar allí.

Monje habla de estos relatos como una manera diferente de hacer la historia accesible. En una época como la actual en la que los libros puede que no sean un gran aliciente para públicos como el joven, un enfoque diferente siempre ayuda para atraer a cuantos más mejor a la lectura y a conocer esa historia. «Parto de la idea de extraerle un valor a los temas oscuros . Funciona muy bien para que la gente que no leyó un libro de historia se acerque a ella a través de este enfoque», narra al otro lado de la línea telefónica. Además, recuerda que hay mucho de «excepcionalidad» en el libro:«Los casos por excepcionales no dejan de explicar las relaciones de poder, las desigualdades, la situación económica», recuerda.

Muchas de esas historias se encuentran dentro de los límites gallegos. Entre esos lugares está Viveiro : allí se decía que en una botica se mataba a personas para utilizar su grasa para la medicina. O en Valga , donde se recuerda la presencia de las meigas, del mal de ojo y de las premoniciones de la muerte. Allí, asimismo, se debate y se habla de las meigas como un elemento del pasado, pero también como algo que tal vez tampoco se pueda obviar en el presente.

Pasado y presente

Deja Monje otra idea que relaciona pasado y presente cuando se le inquiere por la facilidad con la que se propaga el miedo o el temor a elementos que incluso no se conocen o no se han visto. Y es que para la autora de «Mala cosecha» los «mecanismos de manipulación de masas no han cambiado tanto». Se explica:«Ahora cualquier persona con un móvil puede desinformar, puede volver algo viral. Antes era más complicado, pero los mecanismos son los mismos: un grupo de personas amedrentadas son más fáciles de manipular», señala. «En el libro vemos también algunos grupos en los que se intentó generar miedo señalando como chivo expiatorio a ciertos colectivos, como las personas que sufrían deformidades, o las que eran entendidas por brujas, responsabilizándolos de los problemas sociales, y desviando la atención de donde estaba el verdadero origen de los problemas. Estos mecanismos los vemos hoy en día: el del chivo expiatorio, la deshumanización». En la actualidad pone el foco, por ejemplo, en «determinados discursos contra los menores no acompañados».

Otro grupo por el que le es preguntado es por el de las mujeres. ¿Cuál era el tratamiento hacia ellas? Responde la autora con un buen ejemplo: el de la historia de una mujer de Sevilla que pide el divorcio y que finalmente lo llega a conseguir. No lo tendría fácil: su marido llamó a los hombres de fe para que investigasen este caso que consideraban muy extraño. «Esos hombres de fe investigan a la mujer. Le hacen interrogatorios acusatorios y acosatorios y determinan que si pide el divorcio es porque está endemoniada y hay que hacerle un exorcismo», relata, remarcando que hay muchos otros casos parecidos. Destaca que la clave está también en lo dicho por el padre Feijóo siglos atrás, a través de una cuestión muy directa: «¿Por qué había muchas más posesas que hombres poseídos?». A renglón seguido, subraya la periodista:« Todos los comportamientos que se salían de la norma de género eran identificados como posesión , brujería, cosas oscuras, de pacto con el diablo», como el ejemplo de la mujer sevillana bien demuestra. Esta es una lectura que transporta a trepidantes narraciones de unos miedos colectivos que cambiaron la historia y que, según se resume en el propio argumento del libro, conforma una «mala cosecha nacida en el borroso territorio donde las leyendas, los pavores esenciales y las atroces realidades se encuentran para fundirse».

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