Galicia, tierra de meigas
En la Comunidad gallega no existe Halloween. Aquí se conoce como Samaín y es la noche en la que los espíritus de los difuntos regresan para caminar entre los vivos, según cuenta la leyenda
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Noches del terror en Chaioso
Galicia está plagada de rincones y aldeas en las que pasar miedo es casi una obligación . La oscuridad y los misterios que la envuelven, en una Comunidad donde las meigas son intocables, son uno de los puntos fuertes de las Noches del Terror que cada año se organizan en la pequeña localidad de Chaioso , en Maceda (Orense). En ella, los niños se convierten en zombies y los mayores en exorcista s que guían a los visitantes por sus pasajes del terror. En total, más de un centenar de figurantes que una vez al año hacen emerger el «Pobo Fantasma». Las carreras y los episodios de histeria de los participantes corriendo por sus campos al saberse perseguidos por los asesinos más famosos de las películas de terror están garantizados.
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Abuín, la aldea maldita
Llegar a la aldea de Abuín no es sencillo. El tránsito en coche casi es imposible, lo que obliga a cruzar a pie un pequeño trecho de monte . Es el camino que separa al munipio coruñés de Rianxo de un minúsculo núcleo de población abandonado hace siglos y en el que solo algunos muros en pie dan fe de su existencia . A Abuín se la conocía como la aldea maldita porque una epidemia de peste negra acabó con la mayoría de sus habitantes hace siglos y nadie ha regresado a ella. Algunos cuentan que lo que en realidad recayó sobre ella fue un meigallo centenario.
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Asesinato intramuros en Monforte
La leyenda relata que el castillo de Monforte de Lemos y la Iglesia de San Vicente del Pino estaban unidos por un pasadizo subterráneo . Durante una ausencia del Conde de Lemos, se cree que el abad del Monasterio benedictino de San Vicente descendió a los bajos de la iglesia y utilizó el desfiladero para llegar hasta la hija del conde , con la quien trataba de entablar un idilio. Al enterarse, el conde decide organizar una comida a la que invita al abad, y en el momento del postre, le sirve una corona de hierro al rojo vivo , coronándole y provovándole la muerte al mismo tiempo. Visitar el castillo de Monforte de Lemos es revivir las intrigas cometidas intramuros.
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Cruceiros y Santa Compaña
Galicia está repleta de cruceiros. Las estadísticas hablan de más de 10.000 catalogados y todos ellos tienen algo en común, su cometido. Ubicados originariamente en los cruces de caminos, estos símbolos eran una salvación para los mortales que se encontraban con una procesión de la Santa Compaña . La historia popular cuenta que si te abrazas a uno de ellos o simplemente te subes a sus peldaños, la Santa Compaña que anuncia a los vivos la llegada de la muerte no tendrá el poder de capturar tu alma. Muchos de estos cruceiros están localizados en los propios cementerios ; otros han quedado atrapados por las modificaciones urbanísticas en los centros de villas y ciudades. Pero su sombra al oscurecer sigue recordando el porqué de su existencia a todos los que pasan por su lado.
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Va de muerto quien no fue de vivo...
No se dejen engañar por esta Iglesia emplazada en un espectacular paraje dibujado por los acantilados de la sierra de A Capelada. De estilo gótico-barroco, de los siglos XVI y XVIII, dice la leyenda que quien no la visita de vivo, lo hace de muerto . Son las miles de piedras que se conservan en los milladoiros y que los peregrinos han ido depositando con el paso de los siglos las que «hablarán en el juicio final» . Son las que dictan qué almas cumplieron la promesa de visitar San Andrés y cuáles no. Todo está preparado en Cedeira para acoger este viernes y sábado la vigésimo sexta edición de su Samaín.