Educación

«El cierre de las escuelas infantiles cayó como un jarro de agua fría»

La enseñanza de 0 a 3 años no retomará la actividad hasta el mes de septiembre

Parque de una escuela infantil en Santiago MUÑIZ

E. D. Carruébano

El cierre de las escuelas infantiles cayó «como un jarro de agua fría» entre los profesionales gallegos. Así lo asume Fernando Rolland, vicepresidente de la Asociación de Escuelas Infantiles Privadas de Galicia (Agadei). «Es inviable económicamente que las escuelas infantiles estén cerradas durante cinco meses con los gastos fijos que hemos calculado desde la asociación, que oscilan entre los 1.500 y los 10.000 euros», explica. La Xunta, por su parte, tomando conciencia de este problema, dará ayudas a para la enseñanza de 0 a 3 años: «Este compromiso de la Administración ayudará a muchas de las escuelas a no tener que cerrar definitivamente a partir de septiembre. Así podremos mantenernos», matiza con esperanza en conversación telefónica con este diario.

Sin embargo, parece que el descontento es generalizado tras la obligatoriedad del cierre: «Muchos no entendemos por qué, si abren otros comercios, nosotros no podemos hacerlo», sostiene Rolland, quien trabaja como educador en una escuela infantil viguesa. «Además, creemos que somos muy necesarios para la conciliación », subraya. «No queremos que haya padres que tengan que reducir su jornada laboral porque no tengan con quien dejar a sus hijos», expone el vicepresidente de la asociación.

Las medidas de higiene estaban garantizadas, según sostienen desde Agadei, puesto que, por ejemplo, «el gel hidrohólico ya formaba parte de la rutina de los profesionales de las escuelas infantiles desde el brote de gripe A en España», matiza. «Los protocolos de limpieza que hemos mantenido nosotros desde siempre son más grande que el de cualquier otra empresa porque, lógicamente, estamos tratando con niños pequeños», sostiene Rolland.

Tampoco es una situación sencilla para los profesionales del sector, «que ya están deseando empezar a trabajar», refleja el vicepresidente de Agadei. «Y recuperar la normalidad , o al menos la nueva normalidad, aunque digan que nada va a ser como lo conocíamos», añade. «Pensábamos que ya era el momento de volver, por lo que nos afecta también anímicamente el hecho de pensar que hasta dentro de tres meses, no volveremos a nuestro puesto de trabajo», apunta.

La vuelta de los niños a las escuelas infantiles también supone un cierto temor para los educadores . «Es cierto que muchos, después de las vacaciones, vienen corriendo y muy contentos, pero ahora ya no hay nada seguro», confiesa. «Entendemos que tras estos meses va a ser complicado», apunta. Además, desde la asociación inciden en la importancia de que los niños se adapten, cuanto antes, «a esa nueva normalidad». «El hecho de estar en casa sin salir, tanto tiempo, hace que olviden el contacto con otros niños», lamenta Rolland. «La interacción entre ellos nos parece muy importante, aunque entendemos que antes no se podía», comprende.

Los «grandes olvidados»

Esto, acompañado del cierre de parques , puede resultar perjudicial para los más pequeños: «Los niños siempre son los grandes olvidados», lamenta. «¿Por qué tienen que abrir primero los centros de ocio de los mayores, dejando para después los de los más pequeños?», cuestiona.

Por otro lado, la existencia de campamentos y actividades de niños en verano , considera, «deberían estar también exentas durante este verano». «Lo que pedimos a la Xunta es que no haya campamentos de ningún tipo, por motivos de salud, porque eso debe ser igual para todos», reconoce. «Si los Ayuntamientos pueden hacer actividades o campamentos con niños de tres o cuatro años, ¿cuál es el motivo para que las escuelas infantiles continúen cerradas?», cuestiona.

Nadie duda de que la situación a nivel económico seguirá siendo complicada, «pero también tenemos miedo de que, al no abrir hasta dentro de tantos meses, la sensación que proyectemos es de falta de seguridad », sostiene Rolland. «Queremos seguir ayudando a las familias, aunque sabemos que el daño que causa al sector es elevado», lamenta el educador. «Muchos padres se preguntarán en septiembre si realmente es seguro dejar a su hijo con nosotros, y nosotros tenemos claro que sí», confiesa alentador.

«Nuestros protocolos de seguridad son muy estrictos» , reitera el docente, por lo que la hiegiene, en ese aspecto, «no será un problema». El ejemplo más claro, asegura, es la desinfección de juguetes: «Cuando un niño se lleva alguno a la boca, todos los educadores tienen la rutina de apartarlo y desinfectarlo antes de que otro lo utilice, por la seguridad de los pequeños». Por ello, desde Agadei entienden también que «una escuela infantil es más segura que cualquier restaurante, bar, o cualquier otro lugar de ocio al que ya pueden acudir con sus familiares».

Precisamente esa rutina de desinfección e higiene a la que ya estamos muy acostumbrados es la que «avala la seguridad de las escuelas», dado que ya «no tendríamos que añadir mucho más, para nosotros no será algo nuevo», sentencia Rolland.

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