Juan Soto - El Garabato del Torreón

Aislarse no es solución

Solamente desde posiciones mezquinas se puede salir al paso de una actitud valiente respecto a las «Torres de O Garañón»

Nadie que tenga la caridad de leer estas columnillas podrá decir que en ellas se escatimen reproches y zurriagazos a la señora alcaldesa de Lugo, doña Lara Méndez, incitados unos por sus descuidos gubernativos» (como el maestro Luis Calvo dijo en referencia a ciertos disparates de Mayalde, alcalde de Madrid durante la friolera de tres quiquenios) y otros por sus conflictivas relaciones con la gramática. Pero una cosa es la obligación reprobatoria —si procede— de la gestión pública y otra el encubrimiento de los aciertos y la cicatería en el elogio cuando es merecido. Y en el caso de la decisión de la alcaldesa respecto al enojoso contencioso en el que desde hace años llevan inmersas las llamadas «Torres de O Garañón», creemos que solamente desde posiciones mezquinas se puede salir al paso de una actitud valiente, pragmática y razonable.

Se entiende que el grupo municipal del PP prefiera mantener abiertos todos los frentes posibles en los que las cuestiones políticas se entrecrucen con las judiciales, aunque ello suponga perjuicios para las instituciones. Eso de apuntarse al naipe de «cuanto peor, mejor», es argucia muy vieja. Los sucesivos fracasos cosechados en su intento de llegar a la Alcaldía lucense han convertido a los frustrados aspirantes populares en meros practicantes del pataleo y la rabieta. Pero ni siquiera desde una actitud tan infantil puede negarse la cordura de la decisión de acatar y no recurrir la sentencia del TSXG que declara ilegal una licencia municipal que sirvió de punto de partida a una edificación inconclusa y a una larga controversia de elevado coste político, pagado, por cierto, con la cesantía —probablemente vitalicia— de un alcalde y del secretario general de un partido.

En esta ocasión, los restantes grupos de la oposición (BNG, Lugonovo y Cidadáns) dejaron solo al PP con su berrinche. Ese aislamiento debería servirle de motivo de reflexión y autocrítica. Si en el futuro pretende recuperar la Alcaldía tendrá que recapacitar sobre los inconvenientes de hacer de la ofuscación su único argumentario. De lo contrario, volverá a estrellarse contra el muro de su propia intransigencia.

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