Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN

El pasado que vuelve

La coordinación de los incentivos turísticos de Lugo es murga antigua, reiterada y rutinaria

La ciudad de Lugo, siempre hospitalaria e ingenua, acaba de acoger, como quien dice, una reunión de los representantes del llamado Eixo Atlántico, otra más entre las numerosas cofradías lusogalaicas concebidas para el devengo de dietas y kilometraje, y tan cargadas de buenas intenciones como capaces de drenar gota a gota cualquier partida presupuestaria por abultada que parezca. Y al igual que en la epístola horaciana, también en esta ocasión los montes (que serán, digo yo, los de la Serra do Xurés, fronterizos entre Galicia y Portugal) parieron un ratón, porque resulta que, después de tanto despliegue mediático y de tanta foto de familia, la conclusión más importante del guateque es que convendría «contar con un órgano provincial que impulse de forma homogénea y conjunta las acciones en materia turística». Una propuesta coincidente con un llamado Plan Estratéxico de Turismo de la Provincia de Lugo, otra bobada en fase de construcción burocrática por parte de la Diputación.

La coordinación de los incentivos turísticos de Lugo y su ponderación como factor estratégico para el desarrollo económico de la provincia es murga antigua, reiterada, rutinaria y monótona. Quizá los voluntariosos representantes del Eixo Atlántico y de la Diputación no perderían el tiempo si se tomasen la molestia de echar un vistazo a las ponencias de aquella Asamblea Provincial de Turismo, celebrada en Lugo hace más de cuarenta años, cuando en el ministerio del ramo acababa de aterrizar Manuel Fraga. Están publicadas (y a ofrecimiento y disposición de quien tenga interés en conocerlas) y su lectura no dejaría de ser de gran utilidad para cuantos políticos piensan que antes de que ellos apareciesen en escena nadie aquí era consciente de la existencia de nuestros singulares recursos turísticos. Unos recursos, eso sí, siempre ensalzados, siempre aireados en cartelería... y siempre desaprovechados.

Así pues, hétenos aquí que vuelve ahora la vieja monserga de los paisajes, los eslóganes, la oferta gastronómica y la postal iluminada. A este servidor de ustedes, proclive a la nostalgia, estas cosas le gustan: le devuelven a tiempos pasados.

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