Entrevista a José Luis Méndez Romeu | Exportavoz parlamentario del PSdeG

«Ahora el PSdeG está teledirigido por Madrid»

Días después de anunciar su adiós a la política atiende a ABC para analizar la convulsa situación que atraviesa su partido, a escasos tres meses de las elecciones autonómicas

José Luis Méndez, en una imagen de archivo durante una charla con ABC M. M

JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

Perdió las primarias y dio un paso atrás en el grupo parlamentario. Concluida la legislatura, anuncia su adiós de la política activa, sin ahorrarse críticas a una gestora que ve más preocupada por purgar que por integrar a las dos almas del PSdeG.

—Se va dando un portazo. ¿Es una actitud leal con su partido?

—Cualquier cosa menos un portazo. He finalizado una etapa como portavoz del grupo parlamentario, con seriedad y responsabilidad, hasta el punto de granjearme el respeto no solo de los míos, sino del resto de formaciones, algo que no es nada sencillo. Me presenté a unas primarias sabiendo que era un escenario muy difícil, porque confrontar con los aparatos de los partidos genera una situación de inferioridad. El resultado demostró que era inviable y, en consecuencia, dimití. A partir de ese momento me mantuve en mi escaño realizando las tareas que me correspondían. Lo que he anunciado es que no volveré a disputar un puesto político ni seguiré en la política activa.

—Pero si consideraba su ciclo político concluido, ¿por qué se dejó presentar para el Senado?

—Fue una especie de test sobre las intenciones de la actual dirección cuando habla de integración. Se vio que no solo no había voluntad de integración, sino la más mínima intención de dialogar. Y eso es lo que está aconteciendo ahora en la elaboración de las listas. El proceso quedó terminado en la noche de las primarias.

—¿Este pulso por el Senado no ha provocado una tensión innecesaria en el PSdeG?

—Frente a quienes creen que un partido es una organización militar que se dirige con criterios unipersonales, los partidos deben ser estructuras democráticas. Y cualquier propuesta que plantea el grupo parlamentario debe ser, al menos, discutida. Esto no se ha hecho así. En casos anteriores hubo tensiones que debieron suavizarse. Yo gestioné siete nombramientos, y en todos ellos hubo que dialogar. La actual dirección no supo o no quiso.

—Habrá quien diga que son malos perdedores tras la derrota de las primarias.

—No veo por qué. Somos consecuentes. He explicado muchas veces que los actos tienen consecuencias y la consecuencias se deben asumir. Y en la política, esa asunción es apartarse, esperar a otro momento. Por distintas razones yo ya no tendré otra oportunidad.

—No es el único que da estos días un paso atrás...

—Eso parece.

—¿Ha hablado con sus excompañeros?

«Fue un test sobre las intenciones de la gestora. No había voluntad de integración ni la mínima intención de dialogar»

—Sí, hay unas ideas comunes. La idea básica es que el PSOE, que es una organización con divisiones profundas de viejo y que tradicionalmente las ha ido integrando o suavizando mediante el pacto y el diálogo, debería volver a esta tradición. Pero los actuales dirigentes creen que no, que es un momento de sustitución masiva y de imposición de una mayoría sobre una minoría. Y eso aventura conflictos enquistados durante mucho tiempo, y si los resultados electorales no acompañan, algo más que una discusión.

Méndez Romeu MUÑIZ

—¿Quién manda en el PSdeG?

—¿Hoy? Madrid.

—¿Ha sido siempre así?

—No, pero en algunas etapas sí. Somos un partido de vida convulsa, y en los momentos críticos siempre estuvimos influidos por Madrid. En este punto actual no es que esté influido, está teledirigido. Hay una dirección designada. Y todo con el objetivo de apuntalar también situaciones difíciles en Madrid.

—Como buen melómano entenderá la metáfora. Su partido parece una orquesta muy mal afinada.

«Desde el 26-J, el PP está en mejor posición para revalidar el gobierno, y la oposición, peor»

—Sí, lo somos. Como ocurre en las orquestas, hay secciones que tienen un nivel muy bueno y otras tienen un nivel distinto. A veces ensamblarlas es complicado. En el PSOE de Galicia hay dos almas. Lo difícil es integrarlas. En el momento actual hay dos líneas de fractura. Una tiene que ver con la política de alianzas, y yo la puse de manifiesto como parte principal del proceso de primarias: si el PSOE tiene que estar permanentemente pensando en conformar alianzas alternativas de gobierno o si debe erigirse en alternativa por sí solo con todas las consecuencias. Esto se entremezcla con otro factor evidente, que es el voto urbano y el voto no urbano. Hemos perdido mucho voto urbano en Galicia. A excepción de Vigo, hemos sido superados por las Mareas, lo que indica un déficit nuestro. Y una tercera línea más clásica sería el grado de autonomía del PSdeG respecto al PSOE. Pero eso tiene menos vigencia.

—¿Qué va a pasar en las listas electorales?

—Va a haber choque y se va a imponer la mayoría sobre la minoría, sin ninguna duda.

—¿Valdrá para algo el comité nacional prometido?

—No está convocado todavía. Y no hay constancia de que se vaya a celebrar, a día de hoy.

—En todo esto se han cruzado acusaciones gruesas. Dentro de lo que es un debate interno, ¿no se ha utilizado una dialéctica excesivamente rocosa?

—Sí, sí. Los partidos son organizaciones extremadamente duras y competitivas. Por eso es necesario que sean democráticas. No creo por eso que el PSOE sea distinto a los demás. Quizás lo que nos distingue es que somos más locuaces mediáticamente.

—Parece que la única excepción al autoritarismo de la gestora es Abel Caballero.

—Por razones lógicas. El problema con el que se encuentran quienes quieren hacer un cambio drástico en las listas es que al día siguiente tienen que dar explicaciones de los resultados, sean los que sean. Hacerlo en Vigo, el lugar donde tenemos el mayor núcleo de electores, contra la voluntad del alcalde, parece una provocación gratuita. Entiendo que imperará el sentido común por lo que la ciudad representa.

—¿Y no es una provocación imponer en la lista de Pontevedra a Gonzalo Caballero, crítico declarado del alcalde de Vigo?

—Es una provocación y además no aporta nada en términos políticos. Los resultados en Vigo van a depender de cómo se presente el PSOE ante el electorado, y luego de con quiénes se presenta. Presentarse contra el gobierno de Vigo sería una barbaridad que nadie entendería, lo que llevaría a no presentar a nadie que se considere hostil al gobierno. Esa es la lógica.

—¿Qué va a pasar en octubre en Galicia?

«Imponerlo en la lista de Pontevedra es una provocación y además no aporta nada en términos políticos»

—Pues desde el 26-J, las opciones del PP han mejorado y las de la oposición han empeorado. Lo cual es contradictorio con el balance de la Xunta en estos siete años, con resultados de gestión muy flojos, manifiestamente mejorable en otros ámbitos y catastróficos en lo tocante al empleo.

—¿Y qué va a pasar en el PSdeG después de octubre?

—Que sean cuales sean los resultados, salvo que haya una victoria, el conflicto aumentará de tono hasta que haya un congreso, primero en Madrid, y luego aquí, en el que se producirá una victoria por liquidación del adversario o un proceso de integración para coexistir con normalidad.

—¿Ha pensado en sus memorias?

Sí. Y he pensado en no escribirlas. En este país no se estilan las memorias mínimamente analíticas, más bien se estilan las autojustificativas o los ajustes de cuentas. No me veo en ninguna de esas opciones, y como para lo otro no hay lectores, pues desisto antes de intentarlo.

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