El adelanto que no lo es
Apenas treinta días separan la fecha del 25 de septiembre, cuando Galicia irá a las urnas, del domingo de octubre en el que correspondería en sentido estricto. Que la oposición esté descompuesta a un mes de la cita no ha sido culpa de Feijóo, un político ante el reto de su tercera mayoría

Alberto Núñez Feijóo anunció este lunes que Galicia celebrará sus elecciones autonómicas en sintonía con País Vasco , después de que el lendakari Íñigo Urkullu llamara a las urnas el próximo 25 de septiembre. En puridad, la decisión del presidente de la Xunta no podría considerarse un adelanto sino más bien un ajuste anecdótico , porque la nueva fecha apenas distaría un mes de la que correspondería inicialmente, a finales de octubre. De hecho, la intención de que las dos nacionalidades históricas votaran al mismo tiempo es la que acabó de inclinar la balanza de Feijóo, quien barajaba fijar los comicios el 2 de octubre. En 2012, el mandatario gallego adelantó seis meses la cita autonómica para mantener esta coincidencia, por lo que su anuncio de este lunes estaba casi cantado.

La fecha gallega, al igual que la vasca, busca distanciarse lo más posible de unas hipotéticas terceras elecciones que, de celebrarse, serían en los últimos dos meses del año. Nadie descarta que durante la campaña los principales partidos todavía estén en negociaciones para la conformación de un Gobierno en España, sobre todo a la vista de la nula capacidad de diálogo que están exhibiendo después de las elecciones de junio. Aun así, el PP gallego confía en poder centrar el debate de las autonómicas en la dicotomía de elegir entre la estabilidad de Núñez Feijóo y el caos del resto de formaciones de izquierda, izquierda radical y nacionalismo. El escenario estatal puede ser un aliciente, sobre todo si PSOE y C's mantienen sus vetos a Rajoy e impiden la rápida conformación de Gobierno. Es a ese electorado «moderado» al que se va a dirigir el PP en esta campaña para encadenar su tercera mayoría . Y por último la amenaza del juicio del caso «Gürtel» en el horizonte, que arranca el 4 de octubre. Cierto que el PP de Feijóo no tiene vinculación con la trama, pero la política de prevención de daños aconseja no exponerse a la abrasión que la marca podría sufrir.
Las primeras en un mes de septiembre
Será la primera vez que las elecciones gallegas se celebren en septiembre . Octubre, por el contrario, era el mes favorito de Manuel Fraga . Así cosechó tres mayorías absolutas en 1993, 1997 y 2001 (la primera la obtuvo en las elecciones de diciembre de 1989). La única vez que las adelantó a junio, en 2005, perdió la mayoría absoluta. En otro octubre, esta vez de 1981, salió elegido presidente Gerardo Fernández Albor . No es un mal mes para el centro-derecha gallego. La otra excepción es marzo de 2009, la primera mayoría absoluta (contra todo pronóstico) de Feijóo.

Podrían buscarse intenciones ocultas en la decisión de Núñez Feijóo, como aprovechar los despropósitos que rodean a los partidos llamados a ser su alternativa , pero eso no es atribuible a un presidente de la Xunta que desde 2015 llevaba avisando que su intención era agotar la legislatura y llamar a las urnas en el otoño de 2016. Ha cumplido su palabra. Lo que escapaba de su control era que el anterior líder del PSOE fuera a dimitir en enero tras diez imputaciones judiciales y los socialistas tuvieran que elegir sustituto en unas primarias que han iniciado una auténtica guerra civil; o que el nacionalismo clásico del BNG atravesara sus horas más bajas y se encuentre al borde de la extinción parlamentaria por su deriva soberanista; ni siquiera que la Marea de Xosé Manuel Beiras e Izquierda Unida haya acabado de conformarse como partido este fin de semana y por ahora no tenga ni listas electorales ni candidato, mientras espera que Podemos decida si se les suma o no; y lo único previsible era el ocaso de Ciudadanos en Galicia , fruto de una incorporación «en aluvión» de personas de dudosa valía y procesos de purga que cuestionan su proyecto y transparencia interna. Un mes arriba o abajo no habría supuesto excesivo alivio para una oposición en cuadro.

Ni siquiera se cuestiona por el momento el compromiso de Núñez Feijóo con Galicia, después de que en mayo, cuando anunció su candidatura, manifestara que la Comunidad «está por encima de todo». «Siempre que tuve que elegir, elegí Galicia» , dijo entonces para alivio de su partido. El tan elucubrado salto a Madrid de Núñez Feijóo se vio truncada por el calendario estatal, principalmente por la continuidad de Mariano Rajoy al frente del PP a pesar del resultado del 20-D. Feijóo tiene una cosa clara: mientras el presidente en funciones siga, él no moverá un dedo y mantendrá una incuestionable lealtad. Lo que entonces se consideró el fin de las ambiciones de Feijóo en la capital del Reino ahora se convierte en una oportunidad: si consigue su tercera mayoría absoluta , la única en la actual España autonómica, nadie podrá discutir su legitimidad para aspirar a lo que quiera.
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